Darío Novo – @DarioNovoM | Foto: RedBull
Ganó Bnet. Y desde esto, todo va para atrás. Las crónicas son así, de hecho. Lo peor que le ha pasado a la Nacional ha sido importar el modelo de sorteo que deja a la misma altura a los campeones regionales que a la repesca. Si no fuera por la idiosincrasia del ‘movimiento gallo’, a ver qué cojones importa ganar que perder toda vez que estés en semis de unas previas por las que ni cobran los freestylers.
El sorteo fue, a la vez, el peor y el mejor de los mundos posibles. En un mismo cuadrante andaban todos los gallos macarras y en el otro, los que podían joderlos. De los octavos, el Blon-Errecé se guardará como el perfecto resumen de esta final: un torneo sin un favorito claro y al mismo nivel. Una Europa League del Sevilla, para entendernos.
Luego las cosas se ven de otro modo y todos tenemos nuestro favorito. Para mi Blon. Espero que lo sea el año que viene. Blon es del Atleti pero no lo sabe. Si algo tiene que salir mal, le saldrá mal. Por eso nos identificamos tanto con él. Sus derrotas nos desgarran y nos duelen. Nos joden porque son las nuestras. La tostada siempre le cae del lado de la mantequilla. Es legendario. Ha plantado cara a todos los mejores y con nota. Alta. Altísima. No te nos vayas que nos dejas sin nosotros mismos.
Por el lado de Blon, BTA y Walls se enfrentaron como en un remember de Barcelona. De calidad. Se la llevó Walls como es costumbre. BTA estuvo a su mejor nivel en una Nacional pero le pasa también aquello de cruzarse al Madrid en Champions. Y en esa llave, Bnet que venía de cargarse a Eude, hizo lo propio con Errecé.
Y en el otro lado, pues como quien habla de las fiestas de otro pueblo mucho más tranquilo. El sitio donde viven los de nuestra ‘Uni’ o así. Tirpa se cargó a Robledo y Force a Botta. Todo en guion como en los lugares felices: las misses son las misses. Así siguió el cuadrante en el que Force se hizo con Tirpa y se reivindicó como el ‘redbullero’ por excelencia aún con vistas a poder ser una profesionalización de Kensuke por aquello de perder todas las finales a las que se presente. Bendito Atleti.
Cuando Bnet se hizo con Walls, el momentum en esto de las batallas cobró más sentido que nunca. Imparable. A pesar de tener la misma puesta en escena que un ficus sin regar todas las vacaciones de tus padres, poco se echó de menos la misma. Si Javier Bonet está a gusto pocos pueden ganarle.
Force tampoco pudo. Cuando Bnet alzó los brazos al cielo del Wizink, Manel, el tipo que más ha hecho por las batallas de los gallos en lo que a red se refiere, volvió a aplaudir con la seriedad condescendiente con la que honró a Chuty hace un año. Mucho menos fan, sabiendo quien es y quien será.
El otro llevaba una camiseta blanca, unos pantalones azulillos como de pijama y unas zapas negras de las que hay que desatarse cuando se llega a casa. Todo el mundo le quiere. Quizá sea por los vídeos de Estrimo, por la cara de Robledo que corrió a él como un mejor amigo o por esa magia con la métrica que es su carta de presentación, de ser fichado y de ser el mejor representante posible en Argentina.
Así acabó y que alguien se lo cuente.
Joder, Bnet. Y tú, tan tranquilo.