Crítica: El Viaje de Arlo

Alba Blanco

“Puede que el mundo se rompa a tus pies, si tú no puedes, yo te ayudaré”. Así suena la canción original de la BSO, “La aventura de vivir”  de  la película “El viaje de Arlo”, interpretada por Manuel Carrasco. Y es que, si por algo se define este film es por la unión y por el valor de la familia y de la amistad.

“El viaje de Arlo”, también conocida como “The Good Dinosaur”, es una película estadounidense  producida por Pixar Animation Studios y distribuida por Walt Disney Pictures. En España fue estrenada el 25 de noviembre de 2005, y fue recibida gratamente por el público y la crítica. Hacía mucho tiempo que no se mostraba al espectador a un dinosaurio tan entrañable y divertido. Tal y como mencionó Antonio Weinrichter para un artículo de opinión cinematográfico en el ABC digital: “Parece tratarse del retrato de un dinosaurio chiquito, el más mono que se recuerda desde el Dino de los Picapiedra”.

Dirigida por Peter Sohn, director, animador y actor de doblaje, que ya tenía experiencia en dar vida a personajes de la talla de Arlo gracias a anteriores trabajos como “Los increíbles” o “El gigante de hierro” en los que había trabajado como animador. Entre el reparto de doblaje estadounidense destacan actores como: Raymond Ochoa (Arlo), Jack Bright (Spot), Jeffrey Wright (Henry), Steven Zahn (Estruendo), entre otros.

La película, que dura prácticamente dos horas, sitúa al espectador en una etapa de la historia de nuestra planeta Tierra en el que el asteroide, que hace millones de años extinguió a los dinosaurios, no hubiera caído. De este modo, el público se encuentra en una etapa conocida de la historia de la Tierra en el que hombres y dinosaurios viven en un mismo lugar.

Dadas estas circunstancias, Arlo, un tierno y algo patoso dinosaurio, que vive con sus padres y sus hermanos, se pierde un día al alejarse de la Granja en la que vive. Durante su travesía se encuentra con un compañero de juegos (Spot), algo trasto, que acabará siendo su amigo inseparable. La relación entre dinosaurio y humano es tan conmovedora que incluso los corazones más rezagados a llorar en el cine sentirán que sus pupilas se enmudecen.



Los dibujos de cada personaje y el decorado que les rodea son maravillosos. Al mítico e inolvidable estilo de Pixar, los animadores le han registrado la marca Disney, y provoca un resultado bastante gratificante , especialmente al pequeño público: los niños.

Y es que, sin duda, “El viaje de Arlo”, es un film que va dirigido a los pequeños de la casa, y que muestra valores esenciales que tener en cuenta a lo largo de la vida: todo lo que merece la pena requiere un esfuerzo, nunca es tarde para hacer algo bien hecho, la familia es muy importante y por eso hay que cuidarla, hay que aprovechar el tiempo que tenemos con nuestros seres queridos, y una última y muy importante: un niño y un dinosaurio, a pesar de sus diferencias (determinadas en este caso por un tema biológico), pueden ser amigos.

Sin duda, todo un mensaje para las futuras generaciones, teniendo en cuenta que aspectos negativos de la sociedad como el racismo o las discriminaciones aún siguen presentes. Y es que, ¿qué hay mejor que dos personas totalmente diferentes unidas por lazos como la amistad?

Nosotros de momento no lo hemos encontrado, busquen por sí mismos.

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