Jennifer Lawrence y Robert Pattinson conquistan la gran pantalla con un tándem espectacular en Die, my love
Enfrascados en la rutina y en el eterno papel de las mujeres con respecto al cuidado de los hijos, hace unos años esta corriente temática afloró en España con producciones como Cinco lobitos, La maternal, Girasoles silvestres, El agua o Madres paralelas . Todas ellas con un punto en común: el peso de la crianza acaba cayendo sobre la madre al igual que sucede en Die my love, la nueva película de Lynne Ramsay que se estrena esta viernes en la gran pantalla.
Esta producción estadounidense se encarga de relatar una realidad sumamente dura: la depresión postparto y la pérdida de identidad de las mujeres al ser madres. Todo ello bajo una Jennifer Lawrence y un Robert Pattinson que destacan por su forma de encarnar a Grace y Jackson, una pareja que vive en una casa en medio del campo y que acaban de tener un hijo.
Jennifer Lawrence, la reina de la locura
Al ver esta película es inevitable pensar en su papel protagonista en El lado bueno de las cosas. Una actuación que le dio su primer y único Oscar -de momento- en el año 2012. En esta película vemos la evolución de la actriz que, lejos de quedarse en una Katnis Everdeen de Los juegos del Hambre, continúa evolucionando y demostrando que es una de las mejores actrices de su generación.
Mostrando un lado salvaje llevado hacia algo que se podría denominar como rural, Lawrence mantiene su éxito en Die, my love y apunta hacia los premios Oscar del próximo año. En una palabra: despampanante.
Un Pattinson que le pone la guinda del pastel a Die, my love
En la misma línea, vemos a un Robert Pattinson que luce su puesta en escena. Lejos, de nuevo con las comparaciones de sus inicios, vemos cómo evoluciona y sigue consolidándose como otro de los grandes de su generación. Con este papel después de su interpretación en El Faro, continúa demostrando que la saga de Crepúsculo fue un magnífico trampolín. Las actuaciones y la química que tienen hacen que el tándem Lawrence-Pattinson sea, simplemente, digno de admirar.
Fotografía y guion que marcan un duro relato
La fotografía es bastante onírica. Unos planos que rozan lo irreal, salvajes y preciosos. El guion y el montaje hacen que el relato sea muy bueno, pero considero que tiene algunos fallos. El factor psicosis/incertidumbre hace que pierda ritmo, sobre todo con el hombre de la moto. Si la depresión postparto, la despersonalización de Grave -porque deja de ser ella para ser, al fin y al cabo, madre del niño- y la ausencia de comunicación en una pareja peculiar hubiese sido el único eje de la película, probablemente sería una de las mejores películas del año.
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