Humor y comedia en tiempos difíciles

El humor y la comedia pueden salvar al espíritu humano en los tiempos más difíciles y oscuros

Alba Blanco

Anoche reviví una sensación de felicidad y emoción con mi yo interior. Fue viendo una película de Fernando Fernán Gómez. Una de sus mejores películas si cabe: El viaje a ninguna parte. Esa comedia agridulce ambientada en la España vacía y oscura del franquismo. De sus años más negros. Y entonces me di cuenta, en estos momentos tan turbulentos que vivimos, que el humor y la comedia pueden salvar al espíritu humano en los tiempos más difíciles y oscuros. Son nuestro billete a la felicidad. Incluso cuando está cayendo la tormenta más grande de la historia.

En la película, una compañía familiar de cómicos viajan por la España vaciada y solitaria de los años 40. La película bien podría ser un road-trip, pero lo cierto es que sus protagonistas andan por senderos solitarios y desiertos. Como bien hacía Chaplin en sus “Tiempos modernos”, al final del filme, acompañado de su fiel amada. En sus múltiples viajes, este conjunto de cómicos intentan hacer actuaciones en los pueblos. Luchando contra la radio y el cine, que parecían ganarles más terreno y atención.

Los personajes de esta historia sufren, pasan hambre, frío. Persiguen su profesión y sus ilusiones: ser actores para la gente. Triunfar, alcanzar el éxito. Pero lo cierto es que en aquella España de cuartel, pocas eran las oportunidades. La censura por parte de Franco ante cualquier obra que fuera representada, y la sociedad, mayoritariamente analfabeta, no dejaba mucho espacio para el teatro. Sin embargo, sus personajes no se rinden y siguen vagando por las calles. Como almas en busca de una ilusión que se les escapa fugazmente de las manos.

Fernán Gómez en un fotograma de su película, “El viaje a ninguna parte”.

Todos los personajes son maravillosos. Arturo (Fernán Gómez), actor de profesión desde que era un crío, su hijo Carlos (un maravilloso José Sacristán), cuyos sueños acaban siendo más grandes que la propia realidad… Pero, ¿no es acaso este el propósito del cine? Hacernos pensar que un lugar mejor puede existir más allá de lo que vemos.

Anoche reviví una sensación de felicidad y emoción con mi yo interior. Fue viendo una película de Fernando Fernán Gómez. Aquella que habla de sueños, aspiraciones e ilusiones cuando todo lo que te rodea es oscuro. Aquella que nos muestra historias difíciles con finales complicados. Cuando la película terminó y “se bajo el telón”, solo podía pensar en una cosa. Ojalá tener el coraje de Carlos para creer tanto en mis sueños. En especial cuando no se cumplen.

Ya saben, no se olviden de soñar, de actuar, de pensar, de seguir hacia delante. Y vean cine. Mucho cine. Todo pasará. Algún día. Y cuando llegue ese momento, podremos salir juntos a la calle y sacar de aquellos cajones olvidados y con polvo, aquellas ilusiones que un día nos convirtieron en lo que hoy somos.

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