La primera película de Annick Blanc se estrenó en el festival Cine por Mujeres Madrid como parte de la competición internacional
Durante estos primeros días de noviembre hemos podido disfrutar de multitud de estrenos y proyecciones en el festival Cine por Mujeres Madrid, una iniciativa que apoya el Ayuntamiento de Madrid y que propone, durante más de diez días, una programación de cine hecho por mujeres por multitud de salas y espacios en Madrid.
Dentro de la programación se presentan distintos largometrajes a competición tanto nacional como internacional. En ambas hemos visto títulos muy sonados (Los destellos, Bird, Nina) y otros no tan reconocidos que, sin embargo, no han dejado indiferente al público. Un ejemplo de ello es Hunting Daze, el primer largometraje de la canadiense Annick Blanc. La película ganó el Premio del Público en el Fantasia Film Festival de Quebec y se ha estrenado en España en este festival.
Esta inquietante película nos sitúa en la profundidad de los bosques canadienses. Nina, una stripper que ha viajado hasta allí para una despedida de soltero, abandona a sus compañeras y a su jefe tras una fuerte discusión. El único refugio posible es la cabaña de caza donde se alojan los hombres de la despedida, pero solo podrá quedarse con una condición: debe formar parte de su manada.
Nina entra en una microsociedad basada en sobrevivir a través de la caza, la camadería y los estupefacientes. Sus nuevos compañeros gozan de una vida salvaje basada en la juerga, las fiestas interminables, el contacto físico y la superioridad moral. Nina se convierte en parte de la manada y por primera vez se siente parte inequívoca de algo, pero todo cambia cuando aparece un nuevo desconocido en escena: un inmigrante que, tras un incidente, supondrá un antes y un después en la manada.
Blanc nos sumerge en una naturaleza salvaje, misteriosa y llena de incertidumbre. La cámara busca la tensión constante, el momento en el que todo va a terminar estallando. La dirección de fotografía, a manos de Vincent Gonneville, retrata la parte más indómita del hombre con unos cuadros que permanecen en la mente del espectador hasta el final. Las pesadillas de Nina muestran imágenes evocadoras y llenas de significado, y es a través de esta críptica realización donde tenemos que descifrar el complejo subtexto de la película. ¿Dónde empieza y dónde acaba el sueño? ¿Qué es verdadero y qué no lo es? ¿Qué parte de todo esto es verdaderamente genuino?
¿Dónde está la trampa?
Quizá la parte más enigmática de la película está en no terminar de comprender cuál es el verdadero mensaje de la película. Los primeros minutos de película te introducen en un contexto confuso, apresurado, y una vez presentado el conflicto, se mantiene en la misma tesitura hasta prácticamente el final. Provoca una sensación de estancamiento; una vez Nina se hace una con los cazadores, su motivación no cambia hasta rebasar el tercer acto. Sus pesadillas, claros indicios de que la película quiere contar algo más, resultan tan poco relevantes en la trama principal que acaban pareciendo un alarde creativo puntual, más que una parte fundamental del guion. Dado que el filme solo dura 79 minutos, se podría decir que hay todavía que pulir, tanto en montaje como en guion, para que un imaginario tan complejo y atractivo pueda llegar al espectador y mantenerlo expectante durante toda la película.
Hunting Daze es una propuesta arriesgada. Sus personajes son poco convencionales, grises y de moral incierta. La tensión acumulada durante el segundo acto no rompe de forma satisfactoria, y muchas preguntas quedan sin responder. No terminamos de comprender hacia dónde se dirige esta sátira, o si realmente pretende contar algo. Aún así, no teme en experimentar tanto a nivel de fotografía como de montaje o composición musical. Sin duda, y sin importar hacia dónde mires, Hunting Daze es una ópera prima provocadora y temeraria.
Sin duda, uno de los pilares fundamentales de Hunting Daze es el trabajo impecable de los actores. Es imposible no resaltar el excelente trabajo de Nahéma Ricci como Nina. Su carisma ante al cámara atraviesa los límites de la pantalla, y la propia película es muy consciente de ello. Su trabajo sobreasaliente como protagonista es uno de los mayores atractivos del filme, no menospreciando por ello al resto del reparto. Bruno Marcil, Alexandre Landry y Marc Beaupré son algunos de los misteriosos hombres que acompañan a Nina en su reinado de libre albedrío.
En definitiva, Hunting Daze ofrece una historia enigmática con una fotografía impecable y unos actores entregados. El guion presenta múltiples hilos de los que tirar, y la dirección bebe de la escuela de terror elevado que llevamos viendo en los últimos años (Midsommar, The Witch). Es el primer largometraje de Blanc, de modo que esperamos que su siguiente proyecto alcance una buena madurez. Aún tiene mucho que contarnos, y puede aportar mucho en el género del terror y el suspense.