Mi Obra Maestra: una oda al arte y a la amistad

3,5/5 cofres

Este año los argentinos Gastón y Andrés Duprat, como director y guionista respectivamente, nos traen una nueva película sobre el arte y el artista que, a pesar de llevar la historia con un tono distendido y satírico, como mínimo nos hará reflexionar.

La historia es cíclica y termina en el mismo momento en el que comienza, para ello los creadores han decidido que todo se desarrolle en un flashback muy largo que incluye los últimos cinco años de vida de los protagonistas. Gracias a una de las primeras líneas del guión donde uno de los protagonistas afirma en voz en off que “es un asesino” la obra nos mantiene atentos al porvenir del resto de los acontecimientos.

“Mi obra maestra” cuenta la historia de Arturo Silva (Guillermo Francella), un galerista millonario de Buenos Aires que, entre otros artistas reconocidos, representa y expone a Renzo Nervi (Luis Brandoni). El personaje de Nervi es un excéntrico pintor que tuvo su época de gloria hace más de dos décadas pero que actualmente se encuentra en decadencia y con numerosas deudas económicas por su escaso éxito, a pesar de ello, continúa siendo un vanidoso artista que se niega a reconocer su fracaso profesional y sentimental.

El desarrollo de la relación de ambos personajes es una de los puntos fuertes de la película, al principio el espectador sólo conoce la relación profesional que les une pero poco a poco se deja ver que la amistad va mucho más atrás, se conocen desde hace más de 40 años. El peso de esta obra se lo llevan ambos actores, a pesar de que hay ciertos planos y escenografía digna de mirar más de una vez, es una obra puramente teatral donde las interpretaciones son el pilar fundamental según el que se va desarrollando la historia.

Además, casi desde el comienzo, aparece el personaje secundario que tiene un papel aparentemente irrelevante pero que generará muchos de los conflictos en la vida de estos dos amigos (no necesariamente nocivos). Este personaje es Álex (Raúl Arévalo) un viajero español que ha decidido parar en Buenos Aires para que Nervi sea su maestro en la pintura y que de alguna manera precipita los cambios en la vida de ambos protagonistas.

Esta cinta es una oda al arte, a la vida del artista y a la amistad. La química entre los dos actores, con personajes aparentemente opuestos, hace que sea una historia que te hace reír a carcajadas en muchos momentos y llorar en otros, como la vida misma. El humor negro además también les permite a los creadores realizar ciertas críticas a la sociedad, con especial hincapié en el capitalismo y en la forma de vida actual donde el mundo civilizado ha aceptado unas normas que nunca nos hemos planteado.

María Buenaposada

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