La precuela de la saga de películas King’s Man representa la viva imagen de la guerra
La crueldad de la guerra parece ser algo que por mucho que progresemos, siempre forma parte de nuestras vidas. Es como si no fuéramos capaces de aprender de los errores del pasado. Como consecuencia, se comienzan guerras crueles de la noche a la mañana. Toda guerra es desencadenada por personas a las que poco les importa la vida de los demás, tienen más bien sus propios intereses. Pero en toda guerra también hay héroes dispuestos a luchar para combatir el mal. La última entrega de la saga de películas King’s Man muestra a la perfección esa sed de acabar con la guerra antes de que acabe con la vida de millones de personas. Lo hace a la manera ya clásica de esta serie de pelis de espías y acción, es decir, al estilo kingsman.
El argumento gira entorno al duque de Oxford, su hijo y sus sirvientes. La mujer del duque muere en un ataque de francotiradores durante la Primera Guerra de los Bóeres en Sudáfrica. Antes de morir su marido le promete que su hijo jamás volverá a ver la guerra.
Años más tarde estalla otra guerra y su promesa, debido a la insistencia por ir al frente de su hijo, es cada vez más difícil de mantener. A partir de aquí la historia se complica, ya que se empezará a formar un cuerpo secreto de espías con el propósito de acabar con una guerra todavía en sus inicios. Una guerra maquinada por un villano que se esconde entre las sombras y opera a través de sus ayudantes. Para crear aires de misterio no se le muestra la cara hasta el final de la película. Se podría comparar este misticismo y grandeza maligna al mismísimo Voldemort en Harry Potter. En definitiva, los protagonistas de esta historia luchan contra una guerra que ven innecesaria y contra un enemigo que tampoco son capaces de poner cara.
Lo curioso de esta película es que muchos de los personajes son la viva representación de figuras históricas reales. Personajes como El Rey Jorge V del Reino Unido, Rasputín o Mata Hari, llaman especialmente la atención al espectador.
Lo más destacable de esta tercera entrega de la saga es esa clara intención de transmitir el directo mensaje de “no a la guerra”, que sigue siendo completamente necesario hasta el día de hoy. De esta forma la sociedad puede seguir intentando aprender de los errores del pasado.