Tony Da-Cunha
Hablamos con el guitarrista antes del lanzamiento de su próximo discos: “El Lenguaje de Los Árboles”
Desde que cruzas la primera palabra con Encinas te das cuenta de que estás cara a cara con una persona que vive enamorada de la guitarra. Todas sus respuestas acaban derivando hacia la importancia que, considera, tiene este instrumento en todas las formas de música. Es normal, lleva pegado al instrumento español por antonomasia desde que tenía 13 años. En sus inicios le gustaba el rock, aunque en la actualidad su música se torna en un tono más clásico, pero no libre de innovaciones y experimentos fruto de la inquietud de quien nunca deja a un lado su curiosidad. A parte de su faceta musical, el artista se ve fascinado desde siempre por el mundo del motor, por los animales o los viajes.
“España necesita una consulta psicológica importante”, afirma el músico entre risas, “España tiene un papel muy importante en el desarrollo de la música occidental debido a la escuela vihuelista”. La vihuela es un instrumento similar a la guitarra que fue muy popular durante el Renacimiento en nuestro país: “Tuvimos a los siete magníficos de la vihuela. Si fuesen americanos ya habrían hecho una serie o película”. En la actualidad muy poca gente recuerda la música de vihuela y para José Luis Encinas esto es “un sacrilegio”. Para ejemplificar la importancia de la tradición musical española en el resto del mundo nos habla sobre su época estudiando en Estados Unidos, cuando un profesor le dijo que España era la cuna de la música occidental: “Pensaba que me estaba haciendo la pelota”, reconoce.
Para él los estilos de música no parcelan lo que es la guitarra, sino que tiene una forma circular: “todo llega al mismo punto, […] los aficionados que tocan la guitarra eléctrica piensan que están en una parcela totalmente desvinculada del resto, pero no es así. Es heredera de una tradición que no puede concebirse sin la guitarra española”.
En un género con tantos años de tradición y en el que se ha hecho prácticamente de todo parece complicado poder seguir aportando novedades, pero José Luis Encinas lo ve como algo cíclico en el que a la innovación se llega “simplemente sintiendo”. El músico se convierte en un cable transmisor de electricidad: “eres el transmisor de ese sentimiento que a los demás les cuesta más sentir, es lo mismo que ocurre en las exposiciones de pintura”. La invención llega constantemente: “es parte del proceso, cambia la manera de transmisión, pero mantenemos el sentimiento. Es como ver muchas flores diferentes pero que comparten un mismo tronco”. Usa como ejemplo a Ritchie Blackmore, guitarrista de Deep Purple, que cuando dejó el grupo de hard rock comenzó a tocar con su mujer canciones renacentistas: “es exactamente lo mismo”, reafirma Encinas.
La capacidad de comunicación que tiene este instrumento la califica como “asombrosa” y recuerda con nostalgia cuando en el año 1997 lanzó su disco “Duende” y los periodistas en las entrevistas comenzaban con frases como “Es que lo que tu cantas…”. La música de José Luis es instrumental, pero se dio cuenta con esas frases de que “la guitarra canta, tiene una capacidad de transmisor de mensajes y de emociones muy seria. […] Abre un campo de posibilidades ilimitado”.
La música le ha hecho viajar a lo largo de todos estos años por lugares de todo el mundo como China o Estados Unidos, y en esos viajes ha descubierto la visión que otros países tienen sobre la guitarra española y la actitud que presentan ante el instrumento: “en cualquier parte del mundo cuando suena, la gente se calla. Invita al silencio.” Y el silencio es otro de los temas que queríamos tratar con él teniendo en cuenta las cada día mayores quejas de artistas como Bob Dylan frente a su público por no estar callados o por el uso de los teléfonos móviles en los conciertos: “Cuándo eres público tienes que actuar como tal, independientemente de que seas más activo o menos”, cuenta mientras ejemplifica algunas situaciones que conoce de músicos que han sufrido estas situaciones. “Por suerte a mi no me ha pasado, mi público es maravilloso”, concluye.
En octubre lanzará su nuevo álbum, El lenguaje de los árboles, cuyo título hace referencia a “la inocencia de los árboles que continuamente nos están hablando”. Lo que parece una frase bonita de presentación del disco acaba de tomar sentido cuando el músico matiza su significado: “Las guitarras están hechas de madera, por lo que los árboles en realidad nos están hablando a través de ellas”. Entre los temas que podremos encontrar en él vislumbramos una colaboración con el gaitero Hevia, “una de las guindas del disco” según adelanta el artista, el single Calíope que homenajea a Bach o el tema Iris Song que ha dedicado a su compañera pastor alemán. “¿Cuántas veces no hubiera metido la pata si hubiese hecho caso a mi perro?”, concluye sonriente.