”Ni la vida de un individuo ni la historia de una sociedad pueden entenderse sin entender ambas cosas.” – C. Wright Mills
Hay ciertas fechas y acontecimientos históricos que se encuentran arraigados en la gran mayoría de nosotros ya sea por todas las veces que nos los repitieron en el colegio o por su continua aparición en los medios como el lanzamiento del primer ladrillo en Stonewall, culmen de la lucha LGBT. También acontecimientos como, la Toma de la Bastilla un 14 de julio, conocido como el inicio de la Revolución Francesa, el desembarco en Normandía en junio de 1944, lo que puso final a la Segunda Guerra Mundial o la caída del muro de Berlín, como el final de la Unión Soviética.
A lo largo de los años, en la cultura popular se han cogido estos momentos históricos y se han convertido en pequeños fragmentos digeribles que nos ayudan a comprender la historia. No tiene por qué ser negativo. es importante acercar la historia al público para que aprendamos de donde venimos y así saber a dónde queremos ir, pero sí puede ser peyorativo si solamente se cogen estos fragmentos fuera de contexto y se utilizan como casos aislados.
Los momentos históricos
Son muy útiles para referirnos a un punto en el tiempo en una conversación coloquial para situar algo, pero si realmente vamos a hablar de historia es importante que no solamente cojamos estos pequeños fragmentos sino que además los exploremos como lo que realmente son, una parte casi simbólica de un movimiento de mayores dimensiones. Es decir, si vamos a hablar de algo relacionado con la Segunda Guerra Mundial debemos saber que la Batalla de Normandía no fue solamente aquel desembarco el día 6 de junio. Se trató también de una batalla constante que duró hasta el 30 de agosto y aunque culminara con la liberación de los territorios ocupados de Europa occidental, el final de la guerra se dio con la victoria tanto en el Frente Occidental como en el Oriental. Fue un momento decisivo, pero no con ello acabó la lucha.
A menudo en la comunidad LGBT se habla del lanzamiento del primer ladrillo en Stonewall como el comienzo de una revolución a favor de los derechos LGBT. Para quienes no lo sepan, los disturbios de Stonewall tuvieron lugar en el bar homónimo en Nueva York en el verano de 1969. Las redadas policiales en bares sospechosos de ser lugares de encuentro para la comunidad eran muy comunes, pero una noche de verano, las personas en el Stonewall Inn decidieron que no iban a tolerar más acoso policial, y contestaron a sus ataques.
El primer ladrillo de Stonewall
De esta manera se iniciaron una serie de disturbios que a día de hoy se consideran un punto de inflexión en la historia de los derechos LGBT. De estos disturbios destacan las figuras de Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera, que se dice que estaban en las primeras líneas contraatacando a la policía y, según muchos, lanzando el famoso primer ladrillo.
La verdad es que no se sabe exactamente quién lo lanzó. Cuando hablamos de estos pequeños momentos digeribles de la historia, en cuanto a los disturbios de Stonewall, se recuerda a esas mujeres y ese ladrillo. Aunque queda confirmado de forma general como un dato de cultura LGBT, hay muchas otras fuentes que aseguran que aunque eran verdaderas pioneras en la lucha LGBT, no se encontraban ahí en ese momento, o llegaron cuando ya habían comenzado los disturbios.
Realmente, no importa quién lo lanzara. Al igual que los eventos históricos mencionados antes, los disturbios de Stonewall formaron parte de una verdadera transición tanto en la lucha por los derechos LGBT como los derechos civiles. Es importante que a día de hoy recordemos la valiente acción llevada a cabo por todas las personas que se encontraban ahí dispuestos a enfrentarse a la policía para defender sus derechos como personas queer.
Sin embargo, Stonewall no fue ni el primer ni el último enfrentamiento de este tipo, y a veces resulta fácil utilizar un pequeño fragmento como el del lanzamiento de un ladrillo para poner un comienzo, o final, a un capítulo de la historia. Pero si vamos a hablar de historia, tenemos que tener en cuenta mucho más que eso.
Persecución policial
Al igual que ocurría en Nueva York, la policía estadounidense aprovechaba la discriminación creada por las leyes de vestimenta de género para ir detrás de personas del colectivo y cerrar los sitios que frecuentaban. Así ocurrió con la cafetería Compton’s en San Francisco en 1966, punto de encuentro para personas trans en el que las redadas policiales en mitad de la noche eran comunes. Los dueños de la cafetería, hartos de esto, decidieron tomar acción en contra de las personas trans que estaban siendo acosadas por los cuerpos policiales.
Les empezaron a cobrar una pequeña tarifa de servicio con la esperanza de que la subida de precio les llevara a otro bar. En respuesta, la comunidad trans de San Francisco montó una huelga y se formaron piquetes para evitar que la gente entrase a la cafetería y boicotearla por su discriminación. Aunque no consiguieron cambiar nada en cuanto a la relación con la policía o los dueños del bar, este gesto encendió la mecha de cambio para la comunidad queer de San Francisco, que empezó a organizarse para crear círculos de apoyo y ayuda mutua. Eventos similares ocurrieron en diferentes rincones del país, como en el Black Cat Tavern de Los Ángeles en 1967. Algo estaba cambiando.
Tiempos de cambio
Eran tiempos de cambio; debemos recordar que durante esta década en Estados Unidos se estaban llevando a cabo numerosas revueltas sociales y reivindicaciones multiculturales. Recordemos el movimiento hippie y estudiantil, unido a las manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam, el feminismo y la lucha por los derechos civiles de la población negra. Tenemos que comprender Stonewall dentro de su contexto. Uno en el que la lucha por la igualdad de las personas estaba muy latente, y se veía venir un gran cambio.
A medida que los disturbios de Stonewall se sofocaron, entre la comunidad se notó que las cosas ya no serían como eran antes. Sin entrar demasiado en detalles, los disturbios de Stonewall influyeron enormemente en como conocemos a la comunidad LGBT hoy en día. El primer aniversario, el 28 de junio de 1970, se celebró el día de la Liberación de Christopher Street con una marcha que recorrió 51 manzanas. Es lo que a día de hoy consideramos el primer Orgullo de la historia. Este día marcó un antes y un después en la historia LGBT.
¿Y en España?
Pero no podemos olvidar que todo eso ocurrió en un mismo país, en Estados Unidos. Mientras tanto, al otro lado del charco España se encontraba sumergida en una dictadura. La España de los años 50 y 60 vivió una ligera apertura, con la introducción del turismo para mantener la economía. Esto no significó nada para los derechos LGBT. La Ley de Vagos y Maleantes fue modificada en 1954, y finalmente sustituida en 1970 (un año después de las revueltas de Stonewall) por la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social. Esta incluía penas de cárcel o centros psiquiátricos para homosexuales y otros individuos considerados como peligros para la sociedad. Culpaban al ”aumento del nefando vicio sodomítico fomentado en la Costa del Sol por elementos extraños que allí se congregan”, en palabras del gobierno fascista.
No obstante, en la sociedad española comenzaba la agrupación de personas LGBT. Mir Bellgai y Roger de Gaimon, los pseudónimos bajo los que se encontraban Frances Francino y Armand de Fluviá crearon de manera clandestina el Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH) inicialmente conocido como Agrupación Homófila para la Igualdad Sexual, de manera clandestina en Barcelona ese mismo año en reacción a la Ley impuesta por el gobierno de Carrero Blanco.
Clandestinidad
A lo largo de la década de los 70 hasta la muerte del dictador Francisco Franco, e incluso después, la lucha LGBT se hizo de manera clandestina. Se repartían boletines mensuales bajo el nombre de Aghois (Agrupación Homosexual para la Igualdad Sexual). En 1975 se fundó el Frente de Liberación Gay de Cataluña (FAGC) siguiendo el nombre del Frente de Liberación Gay creado a raíz de las revueltas de Stonewall en Estados Unidos. Este frente evolucionó del MELH y añadió un manifiesto con tintes más revolucionarios. Entre ellos, exigir la derogación de la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social. No fue hasta 1977 que se llevó a cabo la primera manifestación del Orgullo en España, aún de manera ilegal. Una protesta a la que se sumaron alrededor de 4.000 personas orgullosas de estar ahí mostrándose abiertamente al mundo.
Después de Franco
Las cosas empezaban a cambiar para los españoles a partir de 1978. El colectivo adoptó la bandera del arcoiris y en este mismo año el gobierno de Adolfo Suárez derogó la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social legalizando el FAGC. Seguía así la trayectoria hacia la aceptación por parte de la sociedad.
Con esto quiero mostrar tan solo un ejemplo de las diferentes trayectorias hacia los derechos LGBT que ha tenido cada país, y muchos siguen teniendo. Mientras que los disturbios de Stonewall son indudablemente un antes y un después en la historia LGBT, siendo un momento clave para la evolución del colectivo, además de ser uno de los más recogidos gracias a las palabras de los poetas beat de la época y las movilizaciones llevadas a cabo por personas neoyorquinas.
Entre su repercusión está la asignación de las siglas LGBT para representar a la comunidad y la fecha del día del Orgullo el día 28 de junio a modo de aniversario. Pero es importante que si hablamos de historia LGBT, no nos limitemos a repetir la frase del primer ladrillo de Stonewall. A día de hoy se sigue discutiendo si fue Marsha P. Johnson, Sylvia Rivera, Stormé DeLaverie u otra persona ajena cuando realmente, es lo de menos.
Es esencial que entendamos que que cuando se haba de historia LGBT en un país ajeno a Estados Unidos, se comprenda que aunque Stonewall fue un movimiento clave en la historia contemporánea mundial, sus repercusiones no afectaron directamente a todo el mundo.
Stonewall no afectó a todo el mundo
”El primer ladrillo de Stonewall” es un pequeño fragmento de la historia fácil de digerir que nos sirve para explicar de manera rápida lo ocurrido y resumir los cambios que ha habido en la historia LGBT. Pero no debemos olvidar que aparte de historia queer, es historia estadounidense. A día de hoy, en más de 70 países todavía se criminaliza y persigue a personas LGBT, en algunos hasta con la pena de muerte. Tomar este hecho estadounidense y extrapolarlo a la historia LGBT mundial es peligroso porque no podemos generalizar de esta manera.
La verdad es que en España se consiguió la derogación de la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social gracias al MELH. También gracias a todas las activistas LGBT que luchaban tanto de manera abierta como clandestina por la liberación de la comunidad. Es cierto que los eventos estadounidenses sirvieran de inspiración y apoyo, pero debemos de tener cuidado de no borrar o difamar nuestra propia historia.
Nos gusta resumir eventos
Nos gusta poder resumir eventos, tener esos pequeños fragmentos digeribles que nos resumen una lucha de manera que se pueda explicar en un par de palabras o frases. La verdad es que a muchos les resulta más fácil y divertido hablar del lanzamiento de un ladrillo que de décadas de supresión y secretismo. Francamente, sería incorrecto decir que las personas LGBT españolas le deben todos sus derechos a Stonewall. Sí, sirvió de influencia y ejemplo pero es importante no resumir la historia internacional y atribuir toda victoria a un solo evento en territorio ajeno.
Además, vivimos en una era en la que el imperialismo estadounidense ha llevado a que la cultura anglosajona, en especial la suya, haya dominado nuestros medios de comunicación y a veces parezca que nos interesamos más por su cultura que por la nuestra. Si lo pensamos, casi todo lo que vemos, escuchamos, leemos y comemos proviene de Estados Unidos. Es difícil no dejarse llevar por su mensaje y su cultura y adaptarnos a ella, tomándolo como si fuese nuestro.
Cuando personas que no se consideran realmente políticas hablan abiertamente sobre lo terrible que les parece Trump, pero no comentan acerca de los comportamiento homófobos del PP o VOX porque no quieren posicionarse. O cuando se critica la esclavitud estadounidense pero se sigue celebrando el día de la hispanidad y a Cristóbal Colón, hay algo que no cuadra. Nadie niega la influencia que tiene la historia estadounidense sobre la nuestra, pero cuando interactuar con cultura yankee nos resulta más apetecible, interesante y digerible que la nuestra, hay algo que debe cambiar. Reconozcamos quiénes somos y de dónde venimos, lo necesitaremos para averiguar a dónde vamos.