Con Magdalene, la británica hace una reflexión que viaja hasta la soledad más profunda
Hilario Martínez
Hay discos que duelen. Dar al play se convierte en un ejercicio de aceptación de la tristeza ya sea por las letras o por la voz que el artista elige. Quizá esta fue la principal intención de FKA twigs mientras preparaba la estética que giraría en torno a MAGDALENE. Su segundo disco editado por Young Turks baila entre el art pop, la electrónica y el R&B más alternativo. Así, FKA twigs publica Magdalene el 8 de noviembre de 2019 y consigue que todo el mundo de la música se pare por un momento.
Tras un debut que pasará a los libros de recomendaciones de la música independiente del siglo XXI, todo parecía apuntar a que lo tenía difícil si pretendía superarse a sí misma una vez más. Sin embargo, demuestra que el éxito llega solo cuando todo lo que queda al otro lado del micrófono del estudio es la más pura desnudez. Algo así demostró en el primer single. Cellophane, que ya es inseparable de su videoclip, ve cómo twigs cae hasta lo más profundo de sus entrañas.
A decir verdad, MAGDALENE no es un disco cualquiera. No es un enganche directo para quienes no sepan qué se esconde detrás de ella. Este trabajo compuesto por 9 temas es más bien la aceptación de una cantante que crece por la senda que otras como Bjork abrieron hace años. Ya desde la canción elegida para la apertura, thousand eyes, la artista deja ver que su ausencia del mundo de la música de casi cinco años estuvo provocada por el miedo a estar en boca de todos.
Influencias en Magdalene
Las letras del álbum están salpicadas por su ruptura con el actor Robert Pattinson. Por otro lado, la introducción al universo que ha creado es la prueba más certera de todo ello. Además, los fibromas uterinos que tuvieron que extirparle hace algún tiempo constituyen el trasfondo de la reflexión que ha alterado el curso de su música. Sin todo esto, sería muy difícil comprender la melancolía que se esconde entre los sonidos y letras de mary magdalene. Dicha canción pone nombre al disco. También lleva a la intérprete hacia la aceptación mientras mira al empoderamiento femenino directamente a los ojos.
Puede que sea difícil quedarse a vivir entre las innovaciones de la británica. Lo que está claro es que, quien escuche a Arca, sabrá apreciar la guinda del pastel. La artista ha cocinado a fuego lento un álbum corto pero demasiado complejo como para abrazarlo tras la primera escucha. Quizá sad day, tema en el que parece adentrarse en el sonido más amable del pop, sea el corte que mejor resuma el mensaje de las letras de Debrett. Sin embargo, es home with you la que se aproxima fielmente al sonido global de las instrumentales. Es decir, una perfecta combinación de voz editada con sonidos electrónicos alternados en diferentes géneros y estilos.
FKA twigs y Magdalene: sin etiquetas
Las letras de twigs no van más allá pero es que sus habilidades como escritora no son la clave. La piedra angular de su trabajo es la fusión que hace entre arte y música. También destacan las perfectas mezclas de R&B, electrónica e indie. A todas ellas, esta vez añade el hip-hop más lírico de la mano de Future en holy terrain. Mientras su sonido evoluciona a pasos agigantados y es reconocida en numerosas entregas de premios por ello, la artista ha reservado daybed para quienes sientan nostalgia por su primer trabajo, LP1. A la vez, cualquiera podría pensar que es Bjork la que pone voz a fallen alíen. Dicho corte, apoyado por un falso coro de niños, constituye uno de los platos fuertes de la carta que conforma MAGDALENE al completo.
El incógnito que gira a su alrededor alimenta unas producciones que pululan entre lo racial y lo melancólico ya que FKA twigs no es una cantante de música R&B al uso. De hecho, es difícil alejarla de la electrónica o la música independiente. Las etiquetas se mezclan cuando el tema principal es su música y mucho más en canciones como mirrored heart, que aúnan el arreglo descarado, la desnudez pura en la voz y las letras más crudas de toda la producción como aviso de que MAGDALENE no traerá más momentos luminosos después de holy terrain.
La catarsis de FKA twigs
El segundo trabajo de FKA twigs es, sin lugar a dudas, uno de los más arriesgados y honestos de finales de 2019. Es un suspiro en medio de la nada o la catarsis perfecta de quien ya no tiene miedo a las alturas que trae consigo la fama. Sus menos de 40 minutos de duración recuerdan al oyente que la tristeza es tan efímera como 9 cortes perfectamente milimetrados. Dichos cortes se mezclan en esta ocasión para que la nostalgia que una artista lleva años alimentando, salude al mundo de una vez por todas. Después de MAGDALENE, la lección está aprendida: “A woman’s work / A woman’s prerogative / A woman’s time to embrace / She must put herself first”.