Tras meses de espera, el artista demuestra su calidad en ‘Tengo Que Calmarme’
Hilario Martínez
Pol Granch lanza Tengo Que Calmarme como quien se sumerge en un abismo sentimental en el que no hay fondo, pero tampoco techo. Quizá por eso sus singles siempre han ido demostrando matices de sensaciones diferentes y, a veces, contrapuestas. Por lo tanto, no se trata de un disco más. En su primera propuesta de larga duración, Granch bebe del pop, el R&B e incluso de bases trap. Y con eso, basta.
Desde el primer corte que da nombre al álbum en su conjunto, el artista se muestra confiado y derrocha pasotismo tiznado de ganas de explotar. Puede que la única colaboración a lo largo de las 13 canciones (que esta vez es junto a Natalia Lacunza) sea el tema más flojo. Sin embargo, no hay cortes omisibles. Todos existen porque deben existir. Al final, lo que importa es el conjunto y, en eso, el equipo de Granch ha sabido dar en el clavo.
Canciones destacadas
El mejor momento de todo el álbum nace junto a Millonario, tema que ya conocíamos y que es el punto de inflexión en el que la música de Pol Granch explota. Pizza Fría persigue esa estela más movida que llega justo en el mejor momento. Después, El Más Caro comienza a sonar para sentarse justo al lado del corazón. En esta canción, la voz de Granch brilla especialmente. Junto a esos tres temas, otros como Humanos o Chocolatito consiguen destacar. Además, Héroïne es un guiño a sus raíces francesas.
Acompañado de una llamativa edición física, Pol Granch lanza Tengo Que Calmarme y llega en el mejor momento posible. En una época de aturdimiento múltiple, la música española necesita personalidad y rabia. La originalidad es un atributo difícil de lograr y el artista puede saberse poseedor de ella. Ahora sólo falta ver cómo sonarán estas canciones en directo. Con Tengo Que Calmarme, ha conseguido establecer un punto de partida prometedor que traerá consigo un futuro cargado de versatilidad.