La filosofía, la ESO y el pensamiento crítico

Ante la potencial desaparición de esta materia en la ESO el mundo de la filosofía se moviliza, pero, ¿en qué dirección?

Pavlo Verde Ortega

Recientemente la filosofía ha vuelto a la discusión pública. ¿La razón? El anuncio de que en la nueva ley de educación, la LOMLOE, la filosofía desaparecerá de los currículos de la ESO. Esta noticia ha desencadenado la reacción de todas las personas del gremio filosófico. Se han sucedido los vídeos, actos y artículos a favor de la disciplina y el papel que cumple o debería cumplir en la enseñanza. Como estudiante de filosofía, me adhiero a estas reivindicaciones, pero con matices.

La excepcionalidad de la filosofía

La filosofía es una de las disciplinas “sin salidas” por excelencia. Bromear sobre la ausencia de alternativas laborales se ha convertido en todo un meme interno y externo. Supongo que ocurrirá lo mismo con otras carreras sometidas a los mismos tópicos, como historia o las diversas filologías. No obstante, la filosofía goza de una popularidad que no tienen estas últimas.

En mi caso personal (que no es universalizable, por supuesto) la segunda respuesta más común cuando digo que estudio filosofía (la primera es la indiferencia) es algo así como un: “¡Ohh! Filosofía…”. En algunos casos, incluso, el o la interlocutora puede llegar a improvisar una alabanza de la filosofía. “Qué bien que estudies filosofía porque…”. Y ahí empieza la retahíla clásica de virtudes filosóficas que, con todos los respetos, ya rozan el cliché y a veces son directamente falsas. “Es que lo veis todo de otra forma”, “estáis siempre dándoles vueltas a las cosas”, “harían falta más filósofos en política”, “di que sí, ¡pensamiento crítico!”.

Estoy exagerando, claro está. Pero algunas de estas frases las he oído y otras sintetizan lugares comunes con los que alguna vez nos hemos topado. Y todo con tal de seguir viendo a los y las filósofas como criaturas aparte. Como si tuviéramos algún poder o habilidad única y distintiva. Como si nuestra disciplina viniese a solucionar los males de nuestra sociedad.

El tópico del pensamiento crítico

Este mito suele ir acompañado de algunas frases hechas sobre las virtudes de la filosofía. Myriam Rodríguez y Javier Correa las cuestionan con agudeza en un reciente artículo para el diario Público. Algunas de ellas son: “la filosofía nos hará más felices”, “mejores personas”, “más libres”… No voy a repetir la crítica a todos estos tópicos y me remito al artículo original. Sí me gustaría, sin embargo, extender la reflexión de Rodríguez y Correa sobre el primero. Tal vez uno de los más importantes: “La filosofía es sinónimo de pensamiento crítico”.

No cabe duda de que la filosofía puede ser y ha sido una gran escuela de pensamiento crítico. Por desgracia, no son pocos los filósofos que han defendido acríticamente el colonialismo, las desigualdades de género, el racismo, la esclavitud… Y esto por no mencionar todas las veces que algún pensador o pensadora ha defendido a machamartillo una postura endeble a pesar de las justificadas críticas de sus colegas.

Dejando de un lado la filosofía en general, donde hay ejemplos para casi todo, recordemos que estamos hablando de la filosofía en la ESO. ¿Los temarios y los métodos de secundaria contribuyen a cultivar ese pensamiento crítico? Mi experiencia en segundo de bachillerato, por ejemplo, (que no es universalizable, una vez más) invita antes bien al escepticismo. Guardo un gran recuerdo de mi profesor y de aquella materia y gracias a ambos estudio ahora filosofía. Pero al mismo tiempo, se trataba de un programa hagiográfico de 15 autores (todos ellos varones y blancos, faltaría más) clásicos y convencionales a más no poder, enseñados algunos de prisa y corriendo y con la palabra “selectividad” pululando a todas horas. No parece el mejor clima para que brote el pensamiento crítico.

Ninguna disciplina es una isla

Otra de las razones por las que desconfío de esta retórica es porque en ella subyace siempre la creencia en la filosofía como una especie de Robinson del conocimiento. Como si con estudiar solo filosofía bastase para perfeccionar nuestras ideas. Nada más lejos de la realidad. Los filósofos y filósofas necesitamos las ciencias sociales y naturales, las humanidades, las artes y cualquier otra disciplina académica o no académica. La filosofía florece en su capacidad para mediar entre saberes, pero eso no la hace especial ni “la única carrera donde enseñan a pensar críticamente”. El problema es que haya quien piense que solo en filosofía se puede tener pensamiento crítico. ¿Implica eso que en plástica o en física y química cabe la opción ser dogmático?

Alternativas

La solución no debería pasar por exigir el mantenimiento de las horas de filosofía en secundaria. Así solo maquillaremos románticamente los defectos estructurales de nuestro sistema educativo, que entiende el saber como un conjunto de disciplinas aisladas, herméticas y estáticas y se apoya en métodos de evaluación que fomentan cualquier cosa menos el pensamiento crítico. Primero deberíamos apoyar el diálogo y la retroalimentación entre las distintas ramas del conocimiento. Exigir la presencia de la asignatura de filosofía en la ESO es necesario. No obstante, esta reivindicación sería más fructífera si fuera acompañada de la propuesta de introducir temas de realismo y ética científica en física y química, de bioética en biología, de retórica y argumentación en lengua o, ya puestos, de ética del cuidado en educación física. Asimismo, habría que exigir nuevos sistemas evaluativos menos focalizados en la memorización obsesiva y en esos saltos de fe que son los exámenes.

Conclusión

Pensar que estudiar filosofía nos hace sistemáticamente mejores es igual que creer que leer es bueno, independientemente de qué y cómo se lea. No basta con defender lo poco que nos han dado ni caer en tópicos que distorsionan y entorpecen la reivindicación. Es necesaria una mayor amplitud de miras. Sigamos reivindicado la filosofía en la ESO y donde haga falta. Pero, ya puestos, hagámoslo con imaginación. Tal vez así logremos llevar a la práctica el pensamiento crítico, que como eslogan no vale gran cosa, pero como proyecto por hacer merece realmente la pena.

Para más defensas de la filosofía aquí un artículo de Antonio Diéguez y acá un acto en defensa de la filosofía en la UCM.