Crítica: Stranger Things

Alba Blanco

Stranger Things llegó a la plataforma de Netflix un tranquilo 15 de julio de 2016. Los hermanos Duffer, Matt y Ross Duffer, ya hacían cine en el tercer grado en la Escuela. Criados en Durham, Carolina del Norte tuvieron claro desde bien entrada su edad la vocación que tenían por crear y escribir historias. Estudiaron cine en la Universidad de Chapman y comenzaron en la industria en el año 2011. Tras trabajos como “Escondido” en el año 2015, thriller adquirido por Warner Bross, los Duffer vendieron la idea a Netflix que fue rápidamente aceptada, debido a la colaboración como productor de Shawn Levy.

La historia comienza con la desaparición de Will, un niño que vive en un apacible pueblo de Indiana, en EEUU, Hawkins. Sin embargo, pronto toda esta tranquilidad se ve perturbada con la aparición de extraños sucesos en un laboratorio nacional que hay a las afueras del pueblo.

Esta desaparición no es más que el gancho del que tirar para destapar toda la trama y toda la complejidad que rodea a la historia. Es tanta la intriga que se va acumulando a medida que avanzan los capítulos que resulta casi imposible no verse las dos temporadas del tirón. Y es que sí amigos, Netflix presentó la segunda temporada de la serie Stranger Things el pasado 30 de octubre, en pleno Halloween. Un ambiente ideal para ver una serie llena de misterios y de escalofriantes sucesos.

Pero no solo es la trama, ni la historia, ni siquiera el famoso “Demogorgon” el que hacen que esta serie enganche. Lo son también sus personajes. Los hermanos Duffer han conseguido crear una atmósfera tan personal y profunda en torno a estos, que hasta los espectadores más adultos se aferran a los personajes de los niños como si no hubiera un mañana.

Su reparto es la combinación perfecta entre talento, frescura y variedad. Mike, Will, Dustin, Lucas y Eleven conforman un reparto infantil de lo más innovador. No solo son los protagonistas de la serie, sino que también consiguen hacer llegar al público, acaban siendo parte de tu familia, o incluso de tus amigos, nos hacen reír pero también nos preocupan cuando están en peligro y nos emocionan.  Algunos de los actores, que más bombazo están teniendo en Hollywood de este pequeño (pero tan grande) elenco de actores son Finn Wolfhard y Millie Bobbie Brown, que no solo comparten horas de rodaje sino que también entablan uno de los vínculos  más entrañables y auténticos, que ha dejado, sin duda, todo un séquito de seguidores detrás de sí (me abstengo de contarles más, no les haré spoiler).

No obstante, Stranger Things no solo cuenta con estos personajes, también está compuesto por un reparto bastante coral ya que cada personaje cuenta hasta tal punto que se vuelve casi imprescindible (y eso en Hawkins no es demasiado seguro queridos lectores). Algunos actores como David Harbour o la tan esperada y recién llegada de nuevo a la pantalla Winona Ryder, dan vida a dos de los personajes más emblemáticos de la serie, el sheriff Hopper y la desesperada pero luchadora madre de Will, Joyce Bayers.



Si a toda esta malgama de profesionales de la gran pantalla le añades, además, caras juveniles como Natalia Dyer o Charlie Heaton, el asunto mejora todavía más.

Trama, historia, intriga, personajes, un reparto del copón… ¿Y ya está? No, ¡claro qué no!

A todo esto, súmenle, además, la música y la ambientación en la que se desarrolla la historia. La serie es un clarísimo homenaje a los 80. Por ella se pasean canciones como “Jingle Bells” de The Canterbury Choir, “Africa” de Toto o “Time after time” de Cindy Lauper. ¡Ah sí! Y la mítica y maravillosa canción de “Every Breath you take” del grupo británico The Police que suena en el último capítulo de la segunda temporada. Como ya les he dicho,  no es mi intención hacerles spoiler pero he de decirles que es clave, tanto la escena como la canción para el resto de temporadas que llegan. Asimismo, referencias a películas de directores de la talla de George Lucas o Steven Spielberg inundan los televisores, ordenadores y táblets cada vez que nos disponemos a recorrer Hawkins en bici (sí, en bici dije).

Sean fanáticos o no de los 80, les gusté más o menos la música, el estilo, la moda, los peinados (incluyendo la laca), o los videojuegos “nivel frikismo máximo”, Stranger Things es, hasta el momento, una de las series que están disponibles en la plataforma Netflix, que más merecen la pena de ser vistas.

No esperen, y vayan a verla. Los que ya la hemos visto un par de veces, nos queda echar un vistazo de vez en cuando a aquel capítulo que nos gustó tanto y esperar con ansia la nueva temporada, la número tres, que ya han confirmado, como adelanto de reyes, que se estrenará el año que viene.

Vayan corriendo a ver Stranger Things, y recuerden, si las luces de su árbol parpadean estas navidades, es que algo extraño se está acercando.

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