‘Heartstopper’: Netflix, no la cagues (otra vez)

‘Heartstopper’ brilla dentro del catálogo al que nos está acostumbrando la plataforma

Sé que llego tarde. Lo sé. He tenido que dejar pasar algunos días (quien dice días, dice semanas) para que las maravillosas sensaciones ipso facto que me generó Heartstopper‘ no se coman la poca objetividad que me queda. En realidad no, simplemente no he tenido tiempo. De hecho, ahora soy menos objetivo si cabe debido a que mi tl de Twitter o mi algoritmo de Tiktok se resume en Charlie y Nick (dios mío qué personaje es Nick Nelson; ¿De verdad existe la gente así?).

El pasado 22 de abril, Netflix estrenó la serie británica (ojito al prisma que le dan a las series teens los del fish & chips) y su interfaz (lo mejor que tiene ahora mismo) recomendaba al mundo entero otro (aparentemente) producto juvenil. Pero no. Sin entrar en comparaciones (hola ‘Élite‘), ‘Heartstopper’ sí que transpira pubertad y adolescencia a raudales. Por favor señoros de la N roja, renueven la serie por una segunda temporada y no la caguéis (don’t fuck it up, guiño guiño).

Esto sí que me lo creo

Mientras veía ‘Heartstopper‘ percibía algo raro y positivo (a ver si dejamos de usar este término con connotación negativa y así me ahorraría este paréntesis aclarativo), pero no sabía el qué. Según avanzaba la ficción me di cuenta de que por primera vez (desde hace mucho tiempo), estaba viendo una trama adolescente en la que las piezas encajaban. Los intérpretes no me chirriaban como estudiantes de instituto, no había tramas metidas con calzador (abanderar algo porque sí es peor que no tratarlo si no lo vas a hacer con mimo) y básicamente, no era todo un sin sentido (hola asesinos y drogadictos de 16 años a los que nos ha acostumbrado Netflix).

‘Heartstopper’ va más allá. Podrá parecer simple (que lo es), por cierto, otro término al que borrarle la connotación negativa, pero está deliciosamente estructurada y cuidada. Agradezco que podamos ver una historia homosexual como trama principal y que sea tierna, adorable y natural. Que el foco no sea el sufrimiento de los personajes. Aporta luz y dinamismo a una temática que lo necesita. ¿Tanto costaba?

Gran parte de éxito se lo debemos (sin lugar a dudas) a la participación de Alice Oseman. La creadora de la saga literaria consigue trasladar la esencia vivaz del libro a la pequeña pantalla y le aporta nuevos matices que suman al conjunto final. ¿Y qué decir de la música? (mi algoritmo de Spotify ha variado por su culpa). Cuadra a la perfección con lo que quiere ofrecer ‘Heartstopper‘ a través de sus diálogos, dirección de arte o la propia historia.

Portada del primer tomo de la saga

¿Y la trama? ¡Qué historia! (nótese el énfasis). De primeras, es el topicazo en toda regla: chico friki (dejemos también de utilizar este término como insulto, gracias) conoce al quaterback del instituto (esta vez es rugby, pero me apetecía escribir quaterback) y comienzan a entablar un relación. Me chifla como la serie desestructura el sota, caballo, rey al que nos tienen acostumbrado estas ficciones. Continuamente la historia parece virar hacia un lado conocido (por lo comentado, siempre negativo: homofobia, bullying, personajes posesivos, celos…) y finalmente se dirigía hacia otro, la clave de su éxito: cuidar tanto a los personajes como a la historia. Repito; ¿Tanto costaba?

Podría enrollarme más (recursos visuales, resto de tramas…), pero simplemente os invito a disfrutarla. ‘Heartstopper‘ es como un cupcake yankee (de estos bonitos que te sajan 3€). De primeras temes que sea empalagosa o cursi, y resulta que es adictivo. A quien voy a engañar, si a mí los cupcakes no me gustan (el trauma de no ser periodista e intentar símiles de mierda). Así que dejémoslo en que la narrativa es como el mejor bollo del mundo (no acepto debates): la palmera de chocolate.

Sin duda, lo mejor ‘Heartstopper‘ es su existencia. Por su mensaje y por cómo lo comparte. Es maravilloso saber que las nuevas generaciones tienen a su alcance historias como la de Nick y Charlie o Tara y Darcy. Estos si son referentes (no como Torrente o Amador). Gracias ‘Heartstopper’. Netflix, renuévala por una segunda temporada YA.

Alice OsemanHeartstopperLGTBIQ+Serie de Netflix