La Revolución: una vuelta de tuerca al pasado francés

La Revolución Francesa no es como la conocemos, la historia está amañada y un nuevo virus es el desencadenante de una lucha entre clases. Esto es La Revolución

Laura Hijano

“Reino de Francia, 1787. Investigando una serie de asesinatos misteriosos, Joseph Guillotin, el futuro creador de la guillotina descubre la existencia de un nuevo virus: la sangre azul. La enfermedad se propaga por el seno de la aristocracia y provoca que la nobleza ataque al pueblo. Es el comienzo de una revuelta… ¿y si nos han mentido durante mas de dos siglos? He aquí la verdadera historia de la Revolución Francesa.”

La serie La Revolución, producción original francesa de Netflix, debutó este pasado viernes 16 octubre. Consta de una temporada de 8 episodios de 50 min. A pesar de que se muestra como una ucronía, llena de sangre azul y virus, con una nobleza que destruye el pueblo, no se trata de una serie fantástica que usa el evento histórico francés mas conocido para causar sensación.

Aurélien Molas, el creador y productor de la serie, va mas allá y se adentra en una realidad en la que se cuestiona lo social y político, mostrando una juventud guiada por unos valores universales. ¿En que punto un individuo decide olvidar o negar sus intereses personales para dedicarse al bien común? ¿La Historia está escrita por los vencedores, o también es reescrita a través de los tiempos, reinventadas y reapropiadas por aquellos que no la vivieron? Estas preguntas son recurrentes a lo largo de la serie: la voz en off de una de las protagonistas, Madeleine de Montargis, permite formular estas preguntas y reafirmar las respuestas que permean la historia.

Detrás del twist fantástico, se encuentra una dimensión política central. La historia se ubica en un pequeño condado de Francia durante el año 1787, unos años antes de la Revolución. La puesta en escena del comienzo de esta lucha tan trascendental, que logró la Constitución, la Declaración de los derechos del hombre y el concepto de la Republica, se ve reflejado en el simbolismo de la revuelta del pueblo cuando la nobleza no sólo crece y prospera gracias a su miseria, sino que termina nutriéndose literalmente de ellos, como parásitos.

Estética cuidada y BSO de escándalo que no simpatiza con la prensa francesa

La serie presenta una calidad estética particularmente cuidada, el decorado es magnífico, así como el vestuario de la época, los efectos especiales irreprochables, especialmente cuando se dejan ir al gore, muy bienvenido en los últimos episodios. La banda sonora es cautivadora, dándole un toque sintético a las melodías de violines y clavecín, compuesta por Saycet. Es de lejos una de las mejores producidas series francesas de Netflix.

Al alejarse del rígido género de época francés, y convertirse en una historia alternativa que no duda delante de ningún anacronismo, la Revolución ha sido sujeta al desprecio de la prensa francesa, que le acusa de tener demasiadas incoherencias, clichés y tramas demasiado burdas, y que sigue el modelo preestablecido de la fórmula Netflix. Al acabar la temporada en un cliffhanger de locos, no os esperéis la revolución prometida por el titulo; la temporada uno sirve como producto de reclamo, una historia a desarrollar en tres temporadas. Pero más allá de las criticas periodísticas, todo dependerá, como siempre, de la acogida reservada al publico de esta novedad.  

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