Entrevista a Gala Martínez-Romero, actriz y dramaturga

“Medea es un personajazo que ha sido muy señalado, creo que como muchos otros personajes femeninos merece una revisión feminista”

Pavlo Verde Ortega

Dos semanas después de la publicación de la reseña de MedeA. Anarquía y libertad, publicamos la entrevista con la autora. En ella habla de su relación con el teatro, las lenguas, el cuerpo… así como de los elementos políticos de toda obra, entre otras muchas cosas.

Este es tu segundo trabajo. Tu primera obra fue Puta vida. Traxicomedia en dous actos. ¿Qué diferencias y cambios en tu forma de aproximarte al acto de escritura y actuación has notado de aquel primer proyecto a este?

Puta vida era una investigación sobre la comedia y el drama, sobre cómo trabajar una situación difícil de un personaje a través de la comedia. Aprendí mucho en ese proceso. Esa pieza la escribí a través de improvisaciones. Medea ha sido diferente. Escribí un texto, no del tirón, pero casi y le di forma en escena, pero no haciendo grandes cambios. Es un trabajo más deconstruído, posdramático, si se quiere…

Esta obra, aunque original, no deja de ser una apropiación del clásico de Eurípides y también de un mito griego. Es a su vez una reivindicación que resignifica el personaje. ¿Ves necesaria esta relectura del pasado y en concreto del pasado teatral?

Creo que los clásicos siempre son susceptibles de revisar. Medea es un personajazo que ha sido muy señalado, creo que como muchos otros personajes femeninos merece una revisión feminista. Yo lo he intentado, he puesto mi granito de arena… Creo que debería haber muchas revisiones feministas de Medea, visiones múltiples, diversas, como nosotras.

La historia de Medea es una de las bases del tropo de la mujer enfadada. Este tropo desprecia el enfado de las mujeres bien ridiculizándolo bien impidiéndonos empatizar con sus razones. Con esta obra imagino que buscas, entre otras cosas, dignificar la ira de Medea. ¿Consideras importante la rabia, la indignación… el enfado, en definitiva, en la política y en el arte?

Socialmente no tenemos derecho a enfadarnos. Ni los hombres ni las mujeres. Ni a equivocarnos. Pero eso no es justo, ni es verdad: las mujeres (y los hombres, por supuesto) empoderadas también se equivocan. Tenemos una visión muy superficial de cómo deberíamos ser, yo creo que somos seres complejos, que muchas veces creemos tener la razón, y que tenemos el derecho de enfadarnos y de equivocarnos. De hecho creo que el arte es uno de los pocos espacios que tenemos para la libertad, para enfadarnos y para mostrar nuestra opinión. Posiblemente creo, como mi Medea (o ella como yo, más bien), que el autogobierno sea la revolución, pero me cuesta confiar en el ser humano…

Hablando de política, con esta obra quieres reivindicar la figura de Medea como una forma de ampliar la conciencia feminista de los y las espectadoras. Hay pues una clara intención política. ¿Cuál es el potencial transformador del arte y en concreto del teatro si es que tiene alguno?

El arte canaliza nuevas formas de pensar, revuelve las viejas y reconsidera las pertinentes. Lo que pasa es que es muy presuntuoso creer que vas a cambiar el mundo cuando haces arte… No lo sé. En realidad no espero cambiar nada con Medea. Me encantaría cambiar el mundo, pero no creo que eso sea posible… Si te remueve, estoy satisfecha.

¿Cómo de importante es para ti la originalidad en el arte? Al hilo de esto, ¿qué es para ti un autor? ¿Y una autora? ¿Tiene sentido este concepto en un arte tan recalcitrantemente colectivo como el teatro?

La originalidad es la única manera de arte, solo se puede crear buscando tu camino propio y eso acaba siendo original. Hay que darle la oportunidad. Yo creo que soy creadora, más que autora o dramaturga. Me gusta vivir todo el proceso y rodearme de profesionales, y amigos si puede ser, para que me den otras visiones. Creo que depende del equipo. Hay textos que se plantean como cerrados, pero depende de la dirección que se modifique… La creación es colectiva, pero creo que depende del proyecto. Yo trabajo de diferentes maneras, no es siempre igual.

¿Qué buscas y esperas del teatro, tanto como espectadora cuanto como dramaturga?

Que me haga pensar. Que me haga cuestionarme cosas.

Has declarado tu preferencia por las pequeñas producciones y el teatro más a contracorriente. ¿Cuáles son las virtudes y las limitaciones del circuito teatral alternativo?

 Lo mejor es que tienes mucha más libertad, puedes arriesgar más, yo me muevo muy bien en ese paradigma, me gusta la libertad creativa, me gusta hacer cosas muy propias, aunque sean más arriesgadas, este es el espacio para hacerlas. Lo malo es lo difícil que es hacer sostenible económicamente un proyecto teatral en el sector alternativo.

¿Qué papel desempeñan el cuerpo y la corporalidad en tu obra?

 Es una propuesta en sí misma. Hay varios discursos. Textualmente ocurren unas cosas, corporalmente a veces no coinciden, otras sí. Soy una mujer grande, mido 1,82cm y no sé cuánto peso, pero sobre los 90kg. La presencia de un cuerpo femenino no convencional a veces resulta agresiva en sí misma, la violencia que sufrimos las mujeres tiene muchas caras. Es una de las premisas que pongo encima de la mesa: “¿qué es la violencia?, ¿qué significan los cuerpos?, ¿dónde se equivoca la memoria?”. Estas palabras las dice MedeA, es de lo que estamos hablando las dos, es nuestro diálogo hecho monólogo.

Como veíamos antes, tu primera obra está escrita en gallego, si bien tú eres abulense e imagino que castellanohablante. ¿Supone un reto expresivo comunicarse artísticamente en una lengua que no sea la materna? ¿Es importante la lengua en que se escribe en la creación literaria?

Es muy importante. De hecho la escribí yo pero tuve personas orientándome y corrigiéndome en este sentido. La lengua es un discurso, mi Medea ha podido hacerse en gallego porque es universal, debe poder hacerlo, pero hace falta equipo. Volvemos a la idea de hacer sostenible la cultura… Es difícil, pero serio.

En la Grecia clásica que asistió por primera vez a la representación de Medea la catarsis era un elemento vertebrador de todo el teatro. Al menos desde Bertolt Brecht esta ya no se puede dar por hecho en el teatro contemporáneo. ¿Cómo te posicionas tú ante la catarsis como herramienta teatral? ¿Crees que MedeA. Anarquía y libertad es una obra catártica?

Creo que la catarsis es una responsabilidad del espectador. Puede que estés dispuesto, puede que no… Yo solo intento abrir preguntas y llevar a la máxima expresión un pensamiento, tú estás ahí ¿qué te llevas? Eso es cosa tuya…

En MedeA tanto la música (o paisaje sonoro) de Javier Lemus como la iluminación (o espacio lumínico) de Beatriz Rubio son muy relevantes. ¿Cuánto influyen estas dos áreas en el resultado final de una pieza?

Supongo que depende del proyecto. Para mí, como creadora, eran disparadores. Sucedía todo al mismo tiempo. Yo les daba premisas y ellos las llevaban a escena (espacio sonoro y espacio escénico), el texto no cambiaba mucho, pero sí como se sucedían las acciones. Ha sido un proceso un poco anárquico, era mi propuesta. Luego, Antón Coucheiro, mi director, limpiaba mis interpretaciones y puestas en escena. Ha sido muy bonito.

Para más info sobre la autora y su obra consúltese este enlace.