‘Bound in heaven’, de la directora Xin Huo, una de esas películas que te gustaría ver por lo menos una vez en la vida
‘Bound in heaven’ llegó en el momento perfecto, como cuando sales de casa tarde y te golpea el sol en la cara. Tal vez sea muy contundente aquí. Recuerdo estar en la sala más grande del Festival de San Sebastián, el Kuursal 1. No sé si habéis tenido la suerte de estar sentados ahí, pero ese lugar te hace sentir pequeñito. No en el mal sentido, por supuesto. Te sientes como si pertenecieras ahí, a lo que vas a ver y oír. Así me sentí viendo la película de Xin Huo, parte de ellos. Parte de ella.

Si lees cualquier artículo o sinopsis de esta película sabrás a lo que vas. Una chica con aparente control de sí misma en una relación llena de violencia. Un concierto al que quiere ir desesperadamente y su consiguiente encuentro casual con ese otro chico. Un chico de quien no puede evitar enamorarse, con quien conecta desde la superficie de su piel hasta el corazón. Un chico que tiene una enfermedad terminal. Aquí se suceden las decisiones. El amor por encima de todo, lo que tiene horribles secuelas. La vida solo tiene sentido si están juntos el tiempo que puedan.
Este largometraje chino es una drama romántico al más puro estilo clásico. Es doloroso desde el principio, así por lo menos es honesto. Esto permite que el contraste en los momentos felices se eleve a los cielos. La muerte vuelve a asomar en el festival. Otra vez se anuncia muy al principio. Sin embargo, esto solo hace que te acostumbres rápido y que te olvides de sus consecuencias. Para cuando reaparece ya le ha consumido. Solo hay una decisión, y esa forma de mostrarla es de las más crueles que he visto.
Estando en el pase de prensa se dijeron muchas cosas, como la implicación de los protagonistas en el personaje. Su compromiso con el papel les llevaron a los extremos más crueles. Hablamos con la directora de la poética de su película. De su forma de llevarla a cabo a través de los transportes, haciendo que caminen, se eleven o se deslicen por la superficie acuática. Cada plano es una gozada que hace que te enamores un poquito más.
Siendo su primer largometraje, Xin Huo brilla por encima de todos nosotros. Algo comentaron de que la distribución sería complicada, aunque moviéndose entre varios festivales, como Toronto o San Sebastián, confío en que llegue pronto a sala. Tengo muchas ganas de volver a verla.