‘Neon Spring’, una travesía entre drogas, fiestas y besos, donde experimentar la pérdida de control y el comienzo de la vida adulta
‘Neon Spring‘ es un viaje a fiestas turbulentas con techno y drogas, muchas drogas. Un descontrol ante la falta de valoración y la exigencia de comportarte como el adulto que no has llegado a ser. Habla de la decepción (propia y ajena), de experimentar y de sufrir las consecuencias de las garras de un mundo hostil. Matiss Kaza nos ofrece su visión del retrato de una adolescencia guiada por un sentimiento de soledad.
Laine es una joven de veinte años que reside en los suburbios de Riga en Letonia. Acude a clases en la universidad mientras su familia empieza a fragmentarse. Su madre se ha marchado con intenciones de no volver y su padre no sabe actuar como un padre. Cuidar de su hermano pequeño no debería ser su tarea, pero nadie parece ocuparse de un niño con necesidades específicas. Nuevas responsabilidades y un redescubrimiento sexual impulsa a Laine a un sin fin de raves.
Muchos planos secuencias siguen a la joven Laine. Perdida y cada vez con menos aspiraciones, busca respuestas entre música electrónica y rayas en móviles ajenos. Un nuevo romance con Gunda, una joven que conoce en ese ambiente, le proporciona cierta estabilidad. O eso piensa Laine entre pastilla y pastilla. Pero una vez más, un descontrol absoluto y un allanamiento de morada le hacen vivir una pesadilla. Sin poder levantarse del suelo, Laine es consciente de todo.
Planos en constante movimiento refuerzan una travesía sin rumbo y descontrol. El ritmo, durante las conversaciones en casa o la videollamada con su madre, se paraliza. Las situaciones incomodan y el final nunca resulta agradable. Durante las fiestas, la cosa cambia. Música muy alta, neones, desenfoque y un ritmo ajetreado donde nunca sabes cómo o dónde va a acabar. Aun así, Matiss no aborda esos instantes con maldad o ansiedad. Recurre a ellos como enseñanzas para Laine, como lecciones de vida al paso adulto.
Personalmente, me gusta ese enfoque actual que muestra la película. La falta de atención por parte de tus seres queridos puede hacer que te pierdas. No vale decir Tú puedes con todo, sé que puedes desde Alemania. No, no puedes porque con veinte años todavía no sabes nada. Todo tiene sus consecuencias. Y sí, te toca aprenderlo, pero eso es la parte complicada. Te rompen el corazón, vuelves a experimentar y dices lo que nunca puedes decir. Y la vida adulta llega.