‘Top Gun Maverick’: Todo a lo grande

Tom Cruise saca adelante una secuela que nadie pedía, pero que consigue superar a su predecesora

Una vez más Hollywood nos lanza una secuela de una película de culto de los 80’s en este afán de la industria por apelar a la nostalgia intentando resucitar las salas de cine atrayendo a los fans clásicos y a atraer a nuevos fans curiosos. En este caso concreto hablamos de Top Gun: Maverick, secuela de la lanzada en 1986 Top Gun. En la silla de director se sienta Joseph Kosinski, ocupando el sitio que en la original ocupó el fallecido Tony Scott, a quien está dedicada la película. Tras la producción y a la cabeza se encuentra Tom Cruise. Kosinski no es la primera vez que trabaja junto a Tom Cruise, ya lo hizo en Oblivion (EE UU, 2013), ni la primera vez que se ocupa de una secuela de un clásico, pues dirigió TRON: Legacy (EE UU, 2010).

Tom Cruise saca adelante una secuela que nadie pedía, pero que consigue superar a su predecesora. El tema original que compuso Harold Faltermeyer para Top Gun está devuelta abriendo la película y las canciones que tanto la caracterizaron (para bien o para mal), sumándose en esta ocasión una banda sonora compuesta por Hans Zimmer y una canción original compuesta e interpretada por Lady Gaga. 36 años después, Maverick sigue siendo capitán y es llamado nuevamente a la academia Top Gun, en esta ocasión para ejercer como profesor de un grupo de la nueva elite de aviadores de la marina estadounidense con el objetivo de prepararlos para una misión cuyo éxito es casi milagrosos contra un enemigo que nunca se menciona, pero a quién le importa quién es este enemigo.

Las escenas de acción son lo mejor de la película

Dos temas principales sobrevuelan la cinta continuamente. Al igual que en la primera cinta, el compañerismo y confianza en tus compañeros por muy arriesgado que sea su plan. Pero en esta ocasión se deja de lado las escenas homoéroticas (tenemos una escena en la playa pero más light) y la hermandad de machos, teniendo una unidad de mujer en el equipo. El otro gran tema de la película y al que más valor de le da es casi metaficcticio, la lucha de las nuevas generaciones con las viejas, la tecnología contra el hombre. Top Gun Maverick fusiona en su trama y su realización la tecnología y el hombre, con escenas de acción que combinan efectos visuales modernos con efectos especiales clásicos, con dobles de acción y el propio Cruise manejando los aviones. Dichas escenas de acción son lo mejor de la película, están hechas para que la película sea vista en el cine logrando una experiencia inmersiva y logrando mantener al espectador agarrado al asiento. La trama se siente casi como una excusa para ir mostrando escenas de aviación, cosa que en este caso no es un problema. La película no es que no se tome en serio, pero es consciente de la película que es, es consciente de la música excesiva, consciente de las cámaras lentas, consciente de lo grandilocuente de sus secuencias, consciente hasta tal punto de generar comedia sin chistes sin complejo alguno.

Pese a que Joseph Kosinski figure como director, la cinta se siente como si Tom Cruise no estuviese detrás solo en la producción, sino al mando en toda la película buscando un director que plasme de forma virtuosa la espectacularidad que el actor busca. Los planos se van alternando entre los primeros planos fijos de los pilotos dentro de los aviones y los planos de aviones volando y haciendo piruetas imposibles, exprimiendo la energía y adrenalina de las secuencias al máximo. Es por esto que Top Gun: Maverick supera a su antecesora, ya sea por tener más medios o por tener detrás a un Tom Cruise mucho más curtido y por lo tanto desatado repleto de confianza.

Esta secuela coge los elementos que funcionaron en la principal y los exprime al máximo yendo a lo seguro en lugar de arriesgar, y los eleva aumentando la adrenalina y experiencia cinematográfica inmersiva, consiguiendo un resultado que se siente superior a la cinta original. Pero pese a superarla, al final del día Top Gun: Maverick es una película palomitera más.

CineCritica