El resurgir del folclore

Las músicas tradicionales y el folclore están resurgiendo en el panorama artístico. ¿Qué significa esto y cuál es su alcance?

Son buenos tiempos para la música tradicional. Tanxugueiras se postula para ir a Eurovisión con el folclore gallego a cuestas y reivindicando la figura clásica de las pandereteiras. Rodrigo Cuevas lleva años rescatando lo mejor de los sonidos populares asturianos y españoles en general. La M.O.D.A. ha sorprendido recientemente con un álbum cuyas letras están íntegramente extraídas de dos cancioneros burgaleses. C. Tangana llegó a los primeros puestos en las listas con un disco, El madrileño, donde el flamenco o la copla son protagonistas. Hasta la banda de indi rock Vetusta Morla ha experimentado con instrumentos tradicionales de la península ibérica, Brasil, República Dominicana… La cuestión es: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Y lo que es más importante: ¿está resurgiendo la música folclórica?

Un poco de perspectiva

Lo primero que hay que entender es que este fenómeno musical no es un hecho aislado. Con la presentación del partido España Vaciada para las próximas elecciones en Castilla y León son ya dos las plataformas electorales en nuestro país que tienen por objetivo defender los intereses de la España interior. Esto supone la cristalización de un proceso de reivindicación política de lo rural que se extiende desde principios de siglo. No obstante, la clave aquí no es lo rural per se, sino el vínculo que se establece entre ruralidad, orígenes e identidad.

Merced a este vínculo en la última década ha ganado músculo cultural y simbólico una tendencia que lleva a muchos artistas a indagar en las tradiciones locales/rurales como una forma de penetrar en sus raíces. Las obras literarias de nombres como Jesús Carrasco, Lara Moreno o Ana Iris Simón ponen lo rural, sus costumbres y la reflexión sobre la identidad personal/regional en primer plano. Por su lado, el filme Dos vacas y una burra de Jesús del Cerro se presenta como una “comedia neorrural”. Más aún, si atendemos a las declaraciones de Tanxugueiras en este medio ni siquiera la música ha sido ajena a esta tendencia, pues ya Mercedes Peón combinaba sonoridades contemporáneas con letras y ritmos tradicionales.

La artista gallega Mercedes Peón

El folclore en la música frente al pop

En este caldo de cultivo era solo cuestión de tiempo que la música también se hiciese eco de esta “vuelta a los orígenes”. A través de una recuperación de la música popular y folclórica los y las artistas se ponen en sintonía con un sentir cultural generalizado. Los objetivos son la exploración de la identidad propia, la reivindicación política, la búsqueda de novedad… Lo que apunta a un posible desgaste de la ética y la estética del pop.

El pop entendido como música registrada de alcance masivo se ha caracterizado por ser de todos y de ningún lugar. El rocanrol hunde sus raíces en la música afroamericana del sur de Estados Unidos, pero para cuando Elvis saltó a la fama era ya un género “internacional”. El hip hop nació en el Bronx y Harlem una vez más de entornos afrodescendientes, si bien hora mismo cualquiera puede rapear sin tener que remitirse a estos orígenes. El techno como género musical definido es oriundo de Detroit. Sin embargo, nadie calificaría de “amantes del folclore detroitino” a los pastilleros asiduos del Tresor de Berlín (mítico local de techno). En todos estos casos conviene destacar además su procedencia del mundo anglosajón, que hace las veces de “sentido común cultural”.

Por el contrario, la música de los artistas mencionados en el primer párrafo es de algún lugar concreto. El hecho de que Rodrigo Cuevas sea asturiano o las Tanxugueiras gallegas es relevante a la hora de entender su música. No podemos desidentificar su producción artística de su procedencia. Aun en los casos más claros de hibridación como Vetusta Morla o C. Tangana podemos adivinar géneros musicales que nos remiten a zonas específicas del globo.

Barriendo para casa

De todo esto otro músico “de algún lugar” (concretamente Asturias, una vez más) Edi Pou extrae la siguiente conclusión: “La cultura anglo está en un ciclo de decadencia y la sociedad se abre a otras influencias. Hace un tiempo fueron las músicas de culturas alejadas y ahora se mira a la tradición propia”. Yo sería más cauto a la hora de declarar la decadencia de la cultura anglo, pero una cosa está clara: nos cuesta más conformarnos con ella y muchas personas demandan (no necesariamente en detrimento de lo anglosajón) espacios culturales más diversos y anclados en el territorio. Y esa es la función que cumplen estos artistas folk.

Pero ¿es esto folclore?

Sin embargo, no podemos olvidar que también ellos hacen pop en algún sentido. No porque incluyan autotune, sampleos, guitarras eléctricas o breaks de techno en sus canciones. Sino porque a fin de cuentas ellos también hacen música registrada en algunos casos (C. Tangana y Tanxugueiras) de alcance realmente masivo. Rodrigo Cuevas lo tiene claro cuando en el programa Conózcanse afirma:

“Lo importante no es que nosotros estemos cantando en el escenario. Yo no hago folclore en el escenario. Yo me aprovecho del folclore para hacer una cosa mía y trabajar y hacer una expresión artística. Pero es una cosa totalmente extractiva la que yo hago. No es folclore. Lo interesante del folclore es que se siga cantando en las casas“.

Conclusión

Con todo esto en mente volvamos a la pregunta inicial: ¿está resurgiendo la música folclórica? Sí y no. Sí porque una importante pléyade de artistas lo viene reivindicando y hace uso de sus letras, melodías e instrumentos para producir música de calidad. No porque sigue siendo un hecho cultural “pop” que se mueve por lógicas muy distintas a las de la música tradicional. El folclore solo resurgirá cuando volvamos a cantar canciones de cuna para dormir a nuestros hijos e hijas o cuando nos reunamos en la plaza a bailar jotas, sardanas, xiringüelus… Y, sobre todo, cuando el arte popular no dependa de artistas individuales, sino de un esfuerzo de conservación colectivo.

Pese a todo, esto no significa que dicho fenómeno folk no sea interesante. Ahora bien, no estamos ante una tendencia homogénea ni artística ni mucho menos ideológicamente, por lo que más allá de este deseo de expandir los límites del pop y de ponerle tierra bajo sus pies poco se puede decir sobre ella todavía.

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