Pipiolas y Aiko el grupo cierran el Inverfest

Pipiolas y Aiko el grupo arrasaron para poner final al festival de invierno Inverfest en la Sala Lula de Madrid

El último concierto del festival de invierno Inverfest recayó en las manos de dos grupos muy especiales del actual panorama musical: Pipiolas y Aiko el grupo. Era un domingo 5 de febrero en un Madrid algo caluroso. Estábamos de camino a la Sala Lula en Gran Vía y para entonces ya sabíamos que acabaría siendo un domingo raro.

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Paula y Adriana de Pipiolas. Foto: Verónica Acosta (instagram: @iamcalledvero)

El concierto fue abierto por Pipiolas. Paula Reyes y Adriana Ubani conforman este grupo, donde en sus propias palabras: “monetizan sus traumas”. Y lo hacen increíblemente bien. El público (en el que me incluyo) no dejó de gritar y bailar en todo momento. Cantaron, por supuesto, temas como ‘Club de los 27‘ o el novedoso pero impecable ‘Narciso‘. Además, pudimos disfrutar por sorpresa de una versión de 20 de enero‘ de La Oreja de Van Gogh (versión que confío en que verá la luz en algún momento). También escuchamos un nuevo single que aseguraban que saldría este mes de febrero. Nos quedamos con ganas de saber la fecha final, pero os aseguro que tenía muy buena pinta.

Las sorpresas de la mano de estas chicas no pararon en toda su actuación. De esa forma bajaba sin previo aviso a cantar con ellas Grande Amore, haciendo público que la canción ‘Perdón por ser tan sexy‘ sería a partir de ese instante propiedad de Pipiolas. La interpretaba como su tema por última vez en directo.

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Paula y Adriana de Pipiolas. Foto: Verónica Acosta (instagram: @iamcalledvero)

Algo que llamaba la atención era una piñata con forma de corazón roto que colgaba en el escenario. El misterio se resolvía con Albanta San Román (actriz, escritora y creadora de contenido) quien subió al escenario para hacer pedazos ese corazón entre brincos. El confeti llenó el escenario y las ganas de bailar inundaron la sala.

El concierto fue maravilloso. Cuando anunciaban que quedaba una última canción me puse hasta un poco triste. Pero no iban a acabar sin más. Cerraron su concierto con ‘Domingo raro‘, canción que vio la luz junto a la actriz Begoña Vargas (espléndida en ‘Las leyes de la frontera’ o ‘Malasaña 32’). Un último sobresalto llegó cuando la propia actriz bajaba las escaleras. Cantaba por primera vez ese tema en directo, y a mí no se me ocurre una forma mejor para estrenarse. Bego estuvo increíble.

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Adriana y Paula de Pipiolas y Begoña Vargas. Foto: Verónica Acosta (instagram: @iamcalledvero)

Sin duda, un grupo que os aconsejo no perderos en directo. Y más aún con uno que cuenta con Philip Sauerwald (guitarra), Alvaro Ángel (batería), Marina Hurtado (bajo) y Vau Boy (bases).

Si la sala ya estaba emocionada con Pipiolas (y normal), la llegada de Aiko el grupo, formado por Teresa Iñesta (guitarra y voces), Lara Miera (guitarra y voces), Bárbara López (teclado y voces) y Jaime Acosta (batería y voces), hizo temblar la sala (literalmente).

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Bárbara, Jaime y Lara de Aiko. Foto: Verónica Acosta (instagram: @iamcalledvero)

Desde su primer tema la gente se desató, volviéndose loca y subiendo a personas en brazos. No bromeo cuando digo que varias veces llegaron cosas perdidas hasta el escenario. Incluso la propia Teresa se quedaba sin guitarra al romper una cuerda al poco de empezar. Pero calma, el problema se solucionaba rápidamente con una nueva guitarra con sus seis cuerdas y todo continuaba.

Cantaron ‘Romantinski‘, saltamos como locos con “Carrera lateral” de ‘Niños furbito y niñas lo que sea‘, y nos pusimos algo más melancólicos con ‘Por qué no dices la verdad‘. Pero otra vez a saltar con ‘La peste‘, con ‘Arroz con Ketchup‘, con ‘La Seli‘, con su último lanzamiento ‘Peñacastillo‘, o, por supuesto, con la icónica ‘A mí ya me iba mal de antes‘. Saltamos con todas sus canciones, y el concierto pasó demasiado rápido. El calor en la sala era casi insoportable, pero volvería a vivir un concierto así mil millones de veces más.

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Teresa de Aiko. Foto: Verónica Acosta (instagram: @iamcalledvero)

El poder de Aiko es sencillamente una locura. Aporrean la batería y el teclado, las guitarras no dejan de sonar y la gente grita las letras (que si las piensas de más son muy serias, pero que sientan mucho mejor a gritos). No puedes (ni debes) dejar de saltar y bailar en ningún momento. Y nada más, una duchita al llegar a casa y a buscar el próximo concierto de Aiko al que ir.

Por mi parte, tengo que confesar que llevaba años sin ir a un concierto. Por una cosa u otra nunca podía, y al final dejé de echarlo de menos. Aiko y Pipiolas han abierto de nuevo ese hueco en mi corazón. Hacía tiempo que no me topaba con grupos que transmitían tanto y que, sin duda, creo que tienen un futuro prometedor. Y qué deciros, yo pienso vivirlo.

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