El verano en el que descubrí la serie ‘Girls’

El verano en el que descubrí la serie ‘Girls’ empecé a entender más cosas sobre las relaciones, sobre la amistad y sobre la importancia de decir adiós

Alba Blanco

Se podría decir que el verano en el que descubrí la serie ‘Girls’, no era el verano de mi vida. Acababa de pasar por varias decepciones emocionales, de diversos tipos. Y muchas de ellas, todavía en proceso de curación. No recuerdo con exactitud cuando vi el primer capítulo de ‘Girls’, pero si recuerdo haberlo hablado con una amiga de la infancia. “¿Tú has visto la serie?”, le pregunté. “Sí, y me encantó”, me contestó. De ante mano os confieso, que me fío mucho del criterio de mis amigas.

Descubrí ‘Girls’, como ya he dicho, en un momento difícil. O tal vez fuera ‘Girls’ la que me descubrió a mí. Como una especie de profecía que está esperando a ser cumplida. Como el libro que espera y encuentra a su lector. Ahora, mirándolo con cierta perspectiva, sé que no podría haber visto esta serie en otro momento que no fuera el que fue.

Enseguida entendí de que hablaba la serie y de cómo Lena Dunham (creadora de la serie e ídola incondicional) veía las relaciones y las dinámicas sociales entre las personas. Su complejidad, contradicciones y excentricidades.

Una de las grandes lecciones que me reportó ‘Girls’ es aprender a desmitificar el mito de lo eterno, en cuanto a relaciones sentimentales se refiere. Sean estas de índole amorosa o no, entre amigos o entre familiares. Y es que, a veces, creemos entendernos entre nosotros, pero lejos de hacerlo, terminamos siempre asumiendo solo la superficialidad de las cosas. Sin preguntarnos que habrá más allá. Por qué se comportó cómo lo hizo o de dónde le vendrá esa forma de relacionarse.

Hannah (la protagonista y el personaje interpretado por Lena Dunham) es narcisista, repelente y algo insoportable. Pero hay una bondad y una ingenuidad dentro de sus acciones que enseguida entiendes por qué se comporta como lo hace. Marnie (Allison Williams) es tan ordenada y maniática que te dan ganas de tirarle un plato a la cabeza. Sin embargo, entiendes el desorden que lleva por dentro y que no es capaz de expulsar de cara a la sociedad. Ni siquiera en frente de su mejor amiga.

Jessa (Jemima Kirke), sin duda mi favorita, cree entender muy bien en qué consiste eso del amor, la amistad y la vida. Pero lo cierto es que no entiende nada y vaga sin rumbo esperando a que alguien la recoja de nuevo del hoyo. Shoshanna (Zosia Mamet) es tan pesada e irritante como dulce e introvertida. Tampoco sabe dónde ubicarse socialmente, pero al final de la serie, sabe perfectamente quién es y quién quiere ser.

‘Girls’ habla de relaciones, y de cómo estas cambian a lo largo del tiempo. Y de que, a veces, hay que asumir que algunas no vuelven, y que no pasa nada. Que en eso consisten las relaciones, en bienvenidas y despedidas.

El verano en el que descubrí la serie ‘Girls’ empecé a entender más cosas sobre las relaciones, sobre la amistad y sobre la importancia de decir adiós. Creía saber muchas cosas sobre estas materias, pero ni de cerca me aproximaba a una realidad. Al finalizar la serie, cuando hablé con mi amiga de la infancia sobre su final y sobre cómo esta serie nos había cambiado a las dos me dijo: “Creo que has elegido el momento ideal para verla”. A lo que yo pensé, “tal vez por eso las series nos cambian la vida, por el momento en el que las vemos”.

La serie ‘Girls’ está disponible en HBO Max.

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