Hace unos días se estrenó la sexta temporada de Black Mirror conformada por cinco capítulos, ¿merece la pena verla?
Esta nueva temporada es una mezcla de temas, críticas, aciertos y errores. Contiene el que probablemente sea uno de los mejores capítulos de la serie, pero también tiene sin duda el peor. Los tres episodios restantes son entretenidos, pero solo uno de ellos incluye la tecnología como pilar fundamental. A continuación, hacemos un breve repaso de cada uno.
1. Joan es horrible
Este capítulo pone el foco en la inteligencia artificial, un ordenador que es capaz de crear series. Esta premisa podría ser perfectamente la consecuencia que en un futuro podría tener la huelga de guionistas de Hollywood. Para crear estas historias el ordenador se basa en la vida de todos aquellos suscriptores de Streamberry que han aceptado esa casilla de términos y condiciones de usuario. Una clara crítica al sistema que emplea los datos de las personas a su antojo incluso para sacar beneficio económico. El episodio es una sátira de las plataformas de entretenimiento en la que ni Netflix se salva, como dicen en la serie: a la gente le gusta ver más las desgracias de los demás que los momentos buenos. Las referencias al gigante rojo se dejarán ver a lo largo de casi toda la temporada.
2. Loch Henry
Este es el primer episodio que se aleja de la tecnología como hilo conductor principal, pero se lo perdonamos por los sorprendentes giros de guion. Se retoma la crítica a las plataformas audiovisuales que sacan beneficio con las desgracias ajenas, que venden aún más si están basadas en acontecimientos reales. No es un secreto que los true crime son de los contenidos más vistos de Netflix. De hecho están hechos para enganchar, pero a veces se nos olvida que hubo gente que sufrió actos horribles. Incluso la persona más afectada por la historia que se cuenta en Loch Henry busca la capitalización del dolor.
3. Beyond the sea
Beyond the sea recupera la esencia de Black Mirror. Una vez más nos muestran las posibles consecuencias que podrían tener los avances tecnológicos si se llevaran al extremo, en este caso, con los robots y los clones. Tu cuerpo está en el espacio y tu mente en la Tierra y puedes pasar de un estado a otro con tan solo una llave. Los verdaderos protagonistas de este capítulo no son ni los robots ni los astronautas sino los sentimientos y emociones más primitivas del ser humano como la soledad, la muerte, el dolor y la envidia.
4. Mazey Day
Este capítulo recupera la idea de la capitalización del dolor y una vez más saca lo peor del ser humano. Pone sobre la mesa el trabajo abusivo que muchos fotógrafos y paparazis exceden por conseguir una fotografía que les de dinero. Incluso cuando parece que la protagonista va a redimirse de todas las faltas de privacidad que ha traspasado vuelve al punto de partida. Todos los esfuerzos por ser mejor persona y por mantener unos valores éticos se desmoronan por una simple exclusiva. A pesar de que este capítulo desarrolla una trama actualizada, que no nos es ajena, acaba dándole un giro de los acontecimientos tan raro que hace que el espectador desconecte.
4. Demonio 79
Si me dices que este capítulo es de cualquier otra serie de ficción de Netflix te creería. Las excentricidades provocadas por los avances tecnológicos son sustituidos por los poderes de un ente demoníaco. No, no estoy de broma. Pero no te preocupes porque este demonio no quiere destruir el mundo sino que quiere salvarlo. De verdad que no te estoy vacilando. ¿El capítulo está entretenido? Sí, para pasar un rato no está mal, nos sirve para reflexionar una vez más sobre la maldad del mundo, pero se sale tanto de la idea de Black Mirror que Demonio 79 va a pasar totalmente desapercibido en el catálogo de la plataforma.