Entrevista y crítica de 'Vasil': la conexión entre dos personas

Vasil es un inmigrante búlgaro que llega a España con la esperanza de tener una vida mejor, pero no encontrar trabajo y dormir en la calle son su realidad

Vasil (Ivan Barnev) es un hombre sencillo, que no posee grandes cosas materiales. Su preocupación recae en apañárselas para sobrevivir al día a día. Dónde dormir, qué comer y en qué trabajar son sus incógnitas frecuentes, pero a pesar de la gravedad del asunto Vasil es de lo más tranquilo. No tiene muchos recursos, pero sus conocimientos sobre bridge y ajedrez le ayudarán a conocer a gente como Alfredo y Maureen.

*Alfredo y Vasil viendo un partido de rugby. Fuente: Culturplaza*

Alfredo, interpretado por Karra Elejalde, acoge a Vasil en su casa unos días para que no siga durmiendo en la calle. Eso sí, no por voluntad propia sino para hacerle un favor a su amiga Maureen (Sue Flack). Alfredo y Vasil son polos opuestos, hablan diferentes idiomas y ven la vida de otra manera, pero les une su pasión por este juego de mesa. Alfredo es un arquitecto jubilado, introvertido, que, aunque tiene de todo vive una vida gris e infeliz.

Tiene la paciencia suficiente para jugar por carta al ajedrez porque así evita interactuar físicamente con otras personas. Incluso la relación con su hija Luisa (Alexandra Jiménez) es distante y torpe. “La incomunicación en mi caso es patológica, es mi carácter” ha explicado Karra Elejalde en una entrevista a El Cofre Suena haciendo referencia a su personaje Alfredo. “La película habla de la incapacidad de empatía, de conexión con el extraño, con el ajeno”, ha aclarado el actor.

*Karra Elejalde contestando a las preguntas de El Cofre Suena el pasado 28 de octubre*

Alfredo es reacio a conocer a Vasil y apenas interactúa con él. La distancia entre ellos es palpable y es que resulta irónico como cada vez cuesta más conectar con los demás aun viviendo en la era de mayor conexión. Elejalde afirma que “la técnica, la evolución y la electrónica nos está avocando a esto porque cada vez nos comunicamos menos, ahora nos escribimos y ya no oímos la voz de la persona”. La inmigración de Vasil no es el tema principal de la historia sino que lo importante es “cómo nos relacionamos con los demás y cuánto nos cuesta acercarnos”, ha confirmado Avelina Prat, directora del filme.

Sobre el personaje de Vasil

Vasil es un hombre que posee muchos talentos, uno de ellos es ser número 1 en Bulgaria jugando al bridge. Cuando llega a España empieza a frecuentar un club donde las mujeres se pelean para conseguir que sea su compañero. Allí conoce a Maureen, una mujer británica que le ayuda en los procesos burocráticos y a Carmen (Susi Sánchez), una viuda que le da un pequeño sobresueldo cada vez que juegan juntos.

*Vasil y Carmen hablando. Fuente: Mostra de València*

Vasil es una persona muy apañada y resolutiva que acepta cualquier oportunidad que le brindan de trabajo ya sea como cocinero en un restaurante griego o como fontanero arreglando cualquier cosa. Es carismático, habla con todo el mundo y el idioma no es una barrera para él. Vasil tiene una manera diferente de ver las cosas, es la chispa que Alfredo necesita para endulzar un poco su rutina. Con la elección de Ivan Barnev como Vasil la película se aleja del esteriotipo de inmigrante búlgaro de tez morena y complexión grande.

El físico de Barnev “no tenía nada que ver con lo que llevábamos en la cabeza, es pequeñito, con el pelo claro y con esos ojos tan grandes que le brillan”, ha declarado la directora. Sin embargo, elegirle fue todo un acierto porque da al personaje un punto de vista diferente a la típica mirada del inmigrante que viene a España. Barnev ha incidido en que el mayor obstáculo fue la preparación del texto y sus líneas, ya que no hablaba nada de español. “Por supuesto fue difícil para mí porque era un lenguaje que nunca antes había intentado, pero sabía que tenía que ser mejor y mejor para que los españoles que me escucharan no tuvieran ninguna dificultad en entenderme”, ha expresado en inglés el actor.

La dirección

Vasil es la ópera prima de Avelina Prat y está basada en esta misma experiencia que tuvo su padre. Un día su padre acogió en su casa a un hombre búlgaro que no conocía de nada, pero ella nunca llegó a hablar con él. “Como yo nunca conocí a este hombre lo que he hecho ha sido hacer una historia de ficción imaginándome un personaje como a mí me había gustado”, ha desvelado la directora. También ha añadido que incluso lo ha “idealizado un poco y por eso la película tiene ese aire de fábula que combina un poco esta casi fantasía con la realidad”.

El ritmo del filme es lento y pausado. Hay muchos planos estáticos y la composición y los encuadres son todo un acierto. El argumento es sencillo y se aleja de ser un alegato social. Es una obra difícil de clasificar en un género. No es un drama lacrimógeno, pero tampoco es una comedia aunque tenga varios momentos memorables que sirven de desfogue para el espectador. Es una película tranquila y muy autoral, cuya clave, según Prat, reside en dónde poner la cámara para dar libertad a los actores y poder “prolongar esa relación entre ellos, esos silencios, sus pequeñas conversaciones y miradas. Me gusta poner un plano y que pasen cosas dentro”.