Pipiolas, imparables tras la presentación de su disco ‘No hay un Dios’, cerraron el Inverfest en la Sala Paqui de Madrid
Pipiolas y ese amor compartido. Ellas y ese futuro prometedor del que hablaba hace justo un año el día del concierto. Esta vez no era un domingo caluroso en Madrid. Más bien era un viernes lluvioso de comienzos de febrero. Íbamos en el metro camino a la Sala Paqui (antigua Sala But para quienes llevéis en la capital más tiempo del que llevo yo), y ya empezaba a sentir el cosquilleo de antes de un concierto. El inevitable sentimiento de que algo significativo va a pasar. Qué importa la lluvia los días así.
El concierto esta vez lo abría Vau Boy como DJ. Productor habitual del grupo, fue el encargado de crear la atmósfera previa. Esta era una sorpresa anunciada, pero quedaban muchas más. Otra cosa no sé, pero los shows de Paula y Adriana son siempre una afluencia de ilusiones, invitaciones y ganas de pasarlo bien. Junto a su banda ya habitual, conformada por Marina Hurtado al bajo, Philip Sauerwald a la guitarra y Alvaro Ángel a la batería, hicieron una vez más uno de esos directos en los que todavía piensas cuando ya estás entrando por la puerta de casa.
Mucho antes de empezar ya llamaba algo la atención en el escenario: un corazón roto gigante. Al abrirse por esa cicatriz característica, entraban Adriana Ubani y Paula Reyes mientras sonaba ‘Preludio‘ de su nuevo álbum ‘No hay un Dios‘. Un dios igual no, pero dos diosas (como la bandera que se les entregó al final) desde luego que sí. El final del Inverfest sería por todo lo alto o no sería.
El año pasado ya os contaba como se había abierto un hueco en mi corazón. Como en un solo directo Pipiolas ya me habían conquistado. Irremediablemente la nostalgia va a ir intrínseca en este artículo, como también lo irá el amor (¿cómo un poco en todos?). Pido disculpas a quien quiera leer un artículo serio y solo informativo. Me temo que aquí no será. A veces solo podemos sentir.
El pasado viernes oíamos como sonaban por primera vez las canciones de ese nuevo álbum. Algunas ya las probaban en acústico en la firma de discos que tuvo lugar hace unos meses. Ya pintaba bien entonces. ‘La Semana Del Mono‘, ‘Pero Pero Pero‘ o ‘Cuando Me Muera‘ tienen un directo muy jugoso. ‘Pogo en casa‘ o ‘Bailemos o qué‘ (mis favoritas soy cero objetiva aquí) paraban el (tu) mundo. Bailar, sonreír, llorar, estar ahí, ser feliz. Todo junto a la vez. Los conciertos son magia. Ellas lo saben.
Detalles hubieron un montón. Algunos los comentábamos de vuelta en el metro, ahora algo cansadas (y más tristes). Cantaron ‘Abanta‘, la canción dedicada a su amiga y gran comunicadora Albanta San Román. Ella se hacía hueco hacia el escenario. Camuflada entre nosotros, el público, las escuchaba quizás como una más. No sé como se sentiría, pero dejó a su paso ese aroma de cariño que solo existe en momentos como ese.
Las amigas para Paula y Adriana lo son todo. Quizás es lo que las hace tan humanas y con lo que podemos empatizar con tanta facilidad. Eva Rubio, Albanta de nuevo y Natalia subían con ellas a disfrutar ‘Baby‘ (y perrear hasta el suelo, que siempre está bien). Al final del día son amigas haciendo cosas con y para ellas.
Como un flashback, muy breve pero intenso, volvía a subir este año al escenario Grande Amore. De nuevo nos gozábamos ‘Perdón por Ser Tan Sexy‘. Que energía tan divertida sigue emanando ahí. Solo por ver la cara de felicidad a mi amiga Vero repetiría el momento en bucle. También hubo más encuentros, como con la ya veterana ‘Club de los 27‘, donde entraron Alavedra. Un soplo de aire fresco.
‘Narciso‘, la canción que empezó todo, que puso el engranaje en marcha, recorrió el escenario de la mano de Soleá Morente. Paula, Adriana y Soleá lo fueron absolutamente todo. Viviré en ese momento para siempre. Y en esa canción también.
Pipiolas ahora comienza su gira para presentar ese ‘No hay un Dios’. Si el inicio ha sido este, no puedo imaginarme lo que está por venir. Mi humilde consejo es que vayáis, por probar. Merecerá la pena. Hacen hasta divertidos los fallos técnicos. O incluso te sorprenden con un ‘Breaking Free‘ por las alturas. Paula y Adriana, para siempre en el hueco de mi corazón. Pipiolas es y será.