Aquel verano, cuando la vida perdió la razón y me arrastró por el laberinto de su locura, a Julio se le había ocurrido viajar a Amsterdam. Con estas premisas empieza la novela de Carmen Santos, “La cara oculta de la luna”, un thriller lleno de emoción narrativa, complejidad psicológica de personajes y paisajes.
Paula, la protagonista de esta novela, es una mujer atractiva pero llena de complejos. Trabajando como secretaria en un banco, conoce a Julio Montalbán, un rico empresario de su misma ciudad con un pasado bohemio y hippy. Se casan, y Paula establece con su marido una relación dependiente, en la que Julio ejerce de Pigmalión. Tras cinco años de matrimonio, la pareja está pasando unos días en Amsterdam cuando, durante la cena, Julio desaparece sin dejar rastro. Paula no tiene siquiera un cadáver al que velar.
A partir de ese momento, la protagonista de nuestra novela, Paula, comenzará una búsqueda exhaustiva, con la ayuda de su abogado, Benito, en la que siguiendo más el instinto que el raciocinio, acabará descubriendo cosas del pasado de Julio que desconocía. En su empeño por descubrir los entresijos de la que fue una relación que consideraba conocer, iniciará un idilio amoroso con un joven alemán y se transformará en una mujer más segura de si misma y más independiente.
Su autora, Carmen Santos nació en Valencia el 8 de marzo de 1958. Trabajó como secretaria y traductora y programadora/analista. En el año 1988 decide darle un giro radical a su vida. Deja su empleo y se dedica a ser profesora de alemán freelance y a escribir. Ha escrito varios cuentos desde que es pequeña, pero no es hasta los 38 años cuando decide dedicarse a la literatura en cuerpo y alma. Autora de cuentos y de novelas como El corazón de la muñeca rusa, Carmen Santos nos sorprende con este thriller acerca de desapariciones misteriosas, secretos del pasado y una personalidad femenina que ira mutando a lo largo de la historia como un camaleón que se adapta al cambiante terreno.
Aunque bien la novela engancha y te mantiene en vilo, prácticamente durante toda su duración, es cierto que hay momentos en los que cuesta recordar el verdadero motivo que mueve a los personajes, debido a la gran cantidad de detalles y de historias conexas y paralelas que se topan con ellos, y con su pasado. No obstante, seguramente sea el fruto de esta introspección, lo que haga que la narración, a pesar de que a ratos sea lenta, permita concebir un mundo personal e íntimo en la cabeza del lector de los personajes, bastante más rico que el podemos encontrar algunas veces en este tipo de géneros literarios.
Si queréis mantita y sofá, ya tenéis un buen motivo para quedaros en casa.