‘La Abuela’ y ‘Donde el corazón te lleve’, libros para conmemorar a nuestras abuelas.
Sara Pardo
Estos días que son el fin del confinamiento no solo nos enfrentamos a una nueva normalidad, sino que también nos enfrentamos a vivir sin alguna de nuestras personas queridas. Mucho más difícil que llevar una mascarilla es llevar flores a un cementerio o recordar a los nuestros sin todavía una lápida sobre la que llorar. Es por eso, que me gustaría recomendar dos libros para recordar a nuestras queridas abuelas.
El primero es La Abuela de Chris Pueyo uno de los libros sobre abuelas que se descubre desde el título. Chris habla de su abuela en sus otros dos libros bautizándola como La Dama de Hierro. Su tercer trabajo es una novela dedicada a ella y a su vida. La Abuela nos habla desde las palabras de su autor sobre todas las penurias y alegrías que vivió Carmen (la abuela). Es un libro muy emocionante, no solo por la historia que narra sino por saber que esa mujer, que amó sin limites y sufrió por amores envenados, es la misma mujer que aparece en las fotos de Chris. La misma mujer que crió a su nieto haciendo de madre.
Carmen tiene 78 años y acaba de superar un cáncer. Acontecimiento que es un capítulo más de su vida, aunque no esté recogido en el libro. Chris escribió La Abuela para que sea eterna en la Biblioteca Nacional y yo no puedo hacer otra cosa que recomendaros esta novela que es una vida llena de traspiés. Porque Carmen tropezó, pero no llegó a caer gracias a todas las personas que le acompañaron y acompañan en su trayectoria.
Además de La Abuela donde es su nieto el que cuenta biografía de Carmen, también me gustaría destacar Donde el corazón te lleve. Dónde el corazón te lleve es una novela realizada por Susanna Tamaro. Y al contrario que la novela de Chris, una historia ficticia.
La sabiduría de quien acepta la muerte
Dónde el corazón te lleve es una novela escrita en formato diario. Olga, una anciana que ve su vida terminar, plasma sus vivencias y consejos a su nieta. Olga se encuentra sola en su casa y su jardín donde recuerda sin descanso los momentos pasados. Su nieta está en América y la relación entre ellas se ha enfriado. Sin más familia decide contar la historia de su vida, la de su hija Ilaria y también los recuerdos de la niñez de su nieta. Tres generaciones de mujeres en un libro. Olga escribe este diario porque conoce el dolor de quedarse con las palabras en la garganta: “Por haber vivido tanto tiempo y haber dejado a mi espalda tantas personas, a estas alturas sé que los muertos pesan, no tanto por la ausencia, como por todo aquello que entre ellos y nosotros no ha sido dicho”.
Susanna escribe con la sabiduría y cansancio de una anciana. Es un libro que no he podido dejar de subrayar y que converge muy bien con La Abuela. En ambos libros, las abuelas, las matriarcas, son las encargadas de cuidar a sus nietos como una madre y los dos están creados desde la aceptación que es la llegada de la muerte.
Olga escribe a su nieta que “tal vez los abuelos están considerados como algo tan accesorio que no se requiere un término que especifique su pérdida. De los abuelos no se es huérfano ni viudo.” Sin embargo, Olga no sabe que la pérdida de nuestros mayores es la pérdida de la viva historia.