El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza trae a la capital una exposición titulada “Warhol, Pollock y otros espacios americanos”. Se reúnen algunas obras de Andy Warhol y Jackson Pollock. Dos artistas fundamentales del siglo XX, junto con las de otros creadores que, en ese mismo período, exploraron nuevas estrategias espaciales en el arte. Aunque Pollock y Warhol parecen muy distintos, esta exposición invita a contemplar sus trabajos juntos y así explorar las fricciones entre lo figurativo y lo abstracto.
Jackson Pollock (1912–1956) fue un pintor estadounidense y una de las figuras más influyentes del expresionismo abstracto, movimiento que transformó la pintura en la posguerra. Su principal aportación fue el dripping o técnica de goteo, con la que dejaba caer pintura sobre grandes lienzos extendidos en el suelo, creando composiciones llenas de energía, ritmo y movimiento. Con este método rompió con la idea tradicional de la pintura como representación y convirtió el acto de pintar en una forma de expresión directa del inconsciente y la emoción.
El arte después de la Guerra y el tema de la muerte
Después de la II Guerra Mundial, la cultura se enfrenta a un cuestionamiento del concepto de arte. Se produce una crisis moral frente a la violencia que se presenció en los campos de concentración. Es un momento de autorreflexión para los artistas. Incluso, Theodor Adorno afirma que “Después de lo que pasó en el campo de Auschwitz, es cosa barbárica escribir un poema”. Es un momento de nuevas consideraciones sobre el lugar del artista. Se cuestiona la entidad de lo artístico y el papel y función del artista.
Pollock es considerado el padre del expresionismo abstracto americano. En su trabajo se hace patente la imposibilidad de la figuración del mundo. No es una visión bella ni técnicamente depurada del mundo. Su obra es una traducción del caos moral y mental de la crisis en la cultura. El artista es el primer sorprendido al ver el resultado de la obra, la pintura no se rige por un boceto, se entiende el arte como proceso.
Pollock alcanzó gran fama en los años 40 y 50, pero su vida estuvo marcada por la inestabilidad emocional y el alcoholismo. Murió en un accidente de coche en agosto de 1956, cuando conducía ebrio. El siniestro se convirtió en un símbolo trágico del artista atormentado. Como señala la comisaria de la exposición, Estrella de Diego, en su libro Tristísimo Warhol: Cadillacs, piscinas y otros síndromes modernos: “Pese a todo, esa segunda muerte moderna convertía a Pollock también en un mito, otro estereotipo de su momento, fracturado y aplastado contra el suelo, como por otra parte estaba seguramente antes de morir”. Después también se hablará de dos muertes en la figura de Warhol. La primera cuando Valerie Solanas en 1968 le disparó en The Factory (el estudio de Warhol), y la segunda cuando fallece en el año 1987.
A Warhol le interesó mucho Pollock, tanto por su estatus de mito como por esa muerte moderna, que encarnaba el vínculo entre arte, fama y tragedia. El tema de la muerte se aborda en esta exposición y la serie de Sombras de Warhol entra en diálogo con la obra de Mark Rothko (figura muy importante en la abstracción americana).
Warhol y la falsa banalidad del Pop
Estrella de Diego ha trabajado de forma significativa sobre la obra y figura de Andy Warhol, abordando tanto su producción artística como su posicionamiento como sujeto moderno.
Esta exposición temporal inicia confrontando las dos representaciones de Coca-Cola realizadas por Warhol. Una de ellas con pinceladas que remiten el modo de pintar de los abstractos americanos, la otra una simple reproducción, pura figuración. Esta representación, la fría, era la que iba a representar la nueva generación, y con ella el famoso arte Pop. Un arte de masas, de consumo. Un arte supuestamente de lo inmediato, que arrebata el dolor del expresionismo abstracto. Se rompe la frontera entre lo que es arte y lo que no.
Warhol en sus inicios destaca por su trabajo en el campo del diseño gráfico, después es reconocido como la figura principal del Pop. Pero no se le puede tratar como un simple artista de reproducción mecánica. No hay solo banalidad en su trabajo. Existe una parte oscura en la obra de este artista, con una carga crítica. Esto queda reflejado en series como la de la silla eléctrica, emborronada y repetida. También en Desastre Blanco I o Choque óptico de automóviles, Warhol rescata imágenes reproducidas en los medios de su tiempo e interviene cargándolas de materia y cierto misterio. Se puede observar que el tema de la muerte está presente en su vida y obra. Esto va más allá de la imagen de frivolidad construida por sí mismo.
La historiografía tradicional separa el enfoque artístico de estas dos importantes figuras. Mientras Pollock encarnaba la emoción pura y la espontaneidad con la mancha, Warhol exploraba la frialdad con las imágenes en serie. Situados entre lo abstracto y lo figurativo, cada uno a su manera revisó la idea del espacio como ámbito de ocultamiento y superposición, transformando las relaciones entre fondo y figura.
Referencias bibliográficas:
- De Diego, Estrella. Tristísimo Warhol: Cadillacs, piscinas y otros síndromes modernos, Ediciones Siruela, 1999.
- Exposición “Warhol, Pollock y otros espacios americanos”: https://www.museothyssen.org/exposiciones/warhol-pollock (Del 21 de octubre de 2025 al 25 de enero de 2026).
Otros artículos de interés acerca de Warhol: https://elcofresuena.es/arte/la-produccion-de-warhol/
