Tras su primera jornada, la programación del Certamen Nacional de cortometrajes del festival de Alcalá de Henares ALCINE llega a su fin con las últimas tres sesiones, proyectadas el día 9 de noviembre.
Del total de 24 cortometrajes que forman la competición nacional este año, tres acabaron en el podium del palmarés, recibiendo los premios Diamante y proyectándose nuevamente durante el siguiente fin de semana.
En este artículo se recogen estas últimas sesiones del certamen y el palmarés completo con todos los premios concedidos.

En el aire: maneras de estar (en) vivo
A través de ondas, píxeles y señales, los personajes de esta sección viven en mundos alejados del presente terrestre y tangible. Son mundos oníricos en los que los límites entre el sueño y la pesadilla se desdibujan con facilidad. Pese a todo, sus protagonistas logran encontrar una alternativa a la realidad frustrante que los consume; una manera de volar lejos.
El primero de los cortometrajes es el esperado tercer trabajo de la directora e investigadora Gala Hernández. Tras sus anteriores cortos, también en torno a la masculinidad y los espejismos de internet, el ganador del César La mecánica de los fluidos (2022) y For here am i sitting in a tin can far above the world (2024), +10K culmina esta trilogía con su premiere en Madrid tras su estreno internacional en la Quincena de Cineastas en Cannes.
Con él, Hernández, en vez de usar su voz en off como hilo conductor al igual que en sus trabajos anteriores, opta por una fórmula más puramente documental y testimonial. Así, le cede la voz a Pol, un chico de 21 años que, inspirado por los gurús del crecimiento personal (económico, más bien), busca ser la mejor versión de sí mismo, ayudar a otros a serlo con sus cursos y ganar más de 10.000 euros al mes.
Internet es una fuente de sueños inabarcable en la que muchos jóvenes hallan la fe hoy en día, tema candente con el último disco de Rosalía, la película Los domingos y el auge reaccionario entre la juventud. ¿Y qué es la fe sino esperanza? A Pol le han repetido desde pequeño que debe esforzarse y trabajar, que sólo así tendrá una buena vida y evitará acabar como su madre alcohólica —sorprende la escena en la que habla del reencuentro con ella años después y cuenta que “Pensé: Eso más bajito que yo y tan delgado, ¿cómo podía ser eso mi madre?”—, como los mileuristas a los que define como “fracasados”, y logrará “retirar” a su padre y su abuela, algo en lo que coincide con sus amigos de un barrio de clase trabajadora en Cataluña.
Para Pol es natural ansiar avanzar en el status quo, llegar a ser alguien importante, destacar a través de lo que gana y posee. Para ello, acude a cursos de coaching motivacional que posteriormente él mismo impartirá y se rodea de gente que ya ha cumplido sus sueños. Todo ello sin tener en cuenta las cuestiones de clase, la quimera por la que está convencido de que algún día logrará lo mismo que ellos.
La directora retoma así los mapas virtuales que ya mostraba en sus dos trabajos anteriores, hablando de ellos como “mapas de sueños” en los que, aspiraciones en principio bienintencionadas, vienen mediadas por lo digital, Internet y los discursos individualistas, materialistas y simplistas. Para ello, recurre a las imágenes que el protagonista ha generado por IA para visualizar sus sueños de una forma más tangible: mansiones, coches de lujo, una ciudad de rascacielos entre palmeras… Aquí Hernández logra despertar la misma lástima que en sus trabajos anteriores. Detrás de los gráficos que muestran ostentación, riqueza y felicidad, fuera de la pantalla, sobre el fondo verde del croma, sólo queda Pol con los ojos cerrados.
Pese a la potencia visual y simbólica de las imágenes y de las palabras de Pol mostradas en su contexto real —su barrio, sus amigos, su familia— y no en su mundo imaginado, tal vez cederle por completo la voz juegue una mala pasada al corto.
Si bien en La mecánica de los fluidos la presencia de Gala como una figura maternal que miraba con compasión a los incels ponía de relieve el declive de una generación a la que la sociedad parece haber renunciado y al mismo tiempo los roles de género que aún tenemos interiorizados las mujeres, en este caso contribuye a que la intención de su creadora quede diluida en el discurso de Pol. Prueba de ello es la escena en la que equipara el referente de Gala, la directora de cine Chantal Akerman, con los suyos, en un discurso paternalista y escalofriantemente similar al de los “coaches” que apoyan discursos de la ultraderecha.
Lo que sí queda claro es que Gala Hernández tiene una mirada única, pertinente y poderosa sobre la sociedad actual, los sueños, la esperanza, el capitalismo y la masculinidad en un terreno tan pantanoso y profundo como es Internet, algo que esta vez muestra con un relato cercano geográfica y generacionalmente.

Por otro lado, para Gal•la, la protagonista del cortometraje de Jaume Claret Muxart (Estrany Riu), la pecera en la que graba de madrugada su programa de radio especializado en música clásica, se ha convertido en una jaula de vidrio. Para Gal•la, los oyentes son un conversador silencioso del que ni siquiera está segura su existencia. La música evidencia el silencio de la noche y, con él, lo alejada que su protagonista se siente de su hijo pequeño, dormido al otro lado del cristal mientras espera a que acabe su jornada para poder irse juntos a casa. Pero Gal•la decide escapar antes de que el programa termine.
La nostra habitació habla de la conciliación, la familia, la deshumanización del trabajador hasta convertirse en un autómata y, sobre todo, del deseo de escapar. Más contenido y críptico que el anterior, las emociones están a flor de piel y su protagonista, Carla Linares, también actriz en El príncep, del que ya hablamos anteriormente, las encarna en sus silencios, sus miradas, el sueño que siente y los pequeños momentos de explosión visceral en los que la tormenta nunca se llega a desatar.
Con un diseño sonoro cuidado al detalle, el de Claret Muxart es un corto inmersivo que baila entre el thriller y el drama, y en el que la experimentación sonora y el grano de la imagen generan una sensorialidad que atrapa. Un trabajo único a destacar en el certamen.

El último de esta sección, Every Light in Between, es un cortometraje de animación 2D de los artistas visuales y directores Pol Solà y Guille Comin que nació durante el confinamiento. En él, la soledad que caracteriza esta sesión se lleva al máximo con la historia de un astronauta que lleva atrapado en un planeta cinco años.
Con un estilo visual y narrativo cálido, se trata de una tierna historia de ciencia ficción en la que se plantean cuestiones humanistas sobre la pertenencia, la incomunicación, el aislamiento y si es posible que todas esas emociones remitan en un solo instante de luz.

Rabiar: Nos gustaría enfadarnos, por favor
Con este título tan descriptivo, los cortometrajes que componen esta sesión están llenos de rabia y subversión ante la injusticia y el control social e institucional. Sus protagonistas se rebelan contra el orden, recomponiendo su propia experiencia.
El primero de ellos es el segundo cortometraje de la directora catalana de origen cubano Lucía G. Romero, cuyo trabajo anterior, Cura Sana (2024), recibió el Oso de cristal de la sección Generation 14plus en el Festival de Berlín. Tras estudiar cine en la ESCAC gracias a una de las becas que apoyan a tan solo el 10% del estudiantado de la escuela, Romero presentó como trabajo final este cortometraje sobre las distintas formas de lidiar con el trauma transgeneracional, partiendo de su experiencia con la violencia machista en una familia migrante. El proyecto se encuentra actualmente en desarrollo para convertirse en un largometraje en el marco del programa de Residencias de la Academia de Cine.
De esta forma, Casi septiembre, también ambientado en un entorno familiar desestructurado y pobre, habla de su protagonista Alejandra más allá de su papel maternal con sus hermanas menores y con su propia madre. También sabemos de sus anhelos y su experiencia como mujer lesbiana cuando una turista llega al camping en el que ella vive durante todo el año para pasar las vacaciones. A través de este amor de verano, Alejandra aprende a valorar el momento y a permitirse ser la chica de veinte años que es. La continuación del trabajo de Romero revela una voz propia y sensible con la que cuenta en tono esperanzador historias sobre la infancia herida por el trauma.

También ambientada en un amor de verano durante la juventud, Loquita por ti de Greta Díaz Moreau nos guía por la ilusión de Alma cuando José, un chico mayor, se fija en ella durante las fiestas del pueblo. Siguiendo la estructura de películas ‘rape revenge’, cuando José juega con sus sentimientos, Alma encuentra una aliada en una de las vaquillas a las que van a torear.
A través de la potente simbología de las vacas, en contraste con la masculinidad de los recortadores como José, Díaz Moreau recurre al realismo mágico para hablar del machismo más cotidiano con una venganza muy dulce y a la que la textura del analógico añade una estética nostálgica.

Lleno de coraje y rebeldía, Jervasio es el primer cortometraje del director y editor Felix Bollain y del ilustrador David Rosel. Producido por Little Spain, la productora de C. Tangana con la que estrenó su debut La guitarra flamenca de Yerai Cortés, el corto tiene un estilo de animación que recuerda a series de Nickelodeon de los 90 como Ed, Edd y Eddy u ¡Oye, Arnold!
Su sentido del humor ácido lleva a la pantalla la frustración de aquellos que ven tirado a la basura el 20% de su día entre andenes y trenes con esperas interminables, mientras el 80% restante lo tiran trabajando. Este es el caso de nuestro protagonista, quien se ha colado en el tren y debe evitar que el revisor le pille antes de llegar a la última parada. Ya lo cantaba el grupo barcelonés Ruïnosa y las Strippers de Rahola: Viene el revisor. Ay, me cago en Dios. / “No tengo dinero, por favor”.

Entre los muchos y variados cortometrajes de la ECAM que participan en el Certamen Nacional se encuentra Soforem, de Alejandro Fertero. Una historia llena de metáforas y simbolismo que ponen de manifiesto el racismo y la xenofobia institucional cuando Musa, un hombre migrante, acude a la Oficina de Registro y descubre que no existe.
De esta forma, Fertero habla sobre la discriminación racial y la identidad migrante de manera muy necesaria en el presente, conectando con otros cortos del certamen como Puriykachay, de Rocío Quillahuaman y del que ya hablamos en la primera parte de esta crónica.

Finalmente, Les imatges arribaren a temps presenta una crítica brutal y vigente ahora que cada día conocemos más datos sobre el juicio por la gestión de la DANA en 2024.
El director Jaume Carrió recurre a los vídeos caseros grabados por su tío en 2007, cuando una catástrofe similar anegó varios pueblos en Mallorca. Al poner estas imágenes en diálogo con los miles de vídeos grabados durante la DANA de 2024, reflexiona sobre el cambio en los formatos de grabación y su significado. Del horizontal de las primeras cámaras de vídeo digitales, que captaba grupos de personas y su entorno, al vertical de los vídeos para redes sociales, en los que el “Yo” se sitúa en primer plano, sujetando la cámara.
De esta forma, una duda incómoda nos asalta al ver el contraste en las imágenes: ¿Verdaderamente nos hemos vuelto más egoístas? “Ahora grabamos los recuerdos de forma más egocéntrica, con el yo frente a la cámara”, pero el colectivo sigue siendo el objetivo de las imágenes y de la ayuda ofrecida.
La sesión culmina así con este vídeo ensayo hecho a partir del archivo y la voz en off del propio creador que recuerda a Algunos recuerdos (no) son míos, también parte del certamen. Una denuncia a la irresponsabilidad política y medioambiental que se aleja de discursos pesimistas al demostrar que seguimos preocupándonos por el otro, aunque los formatos hayan cambiado.

Iluminaria: Visiones más allá de la luz
La última sesión del certamen recoge cortometrajes en los que lo onírico y lo sobrenatural quedan muy cerca de casa. Son historias mágicas que cambian la vida de sus personajes y del espectador que las ve.
En Los murciélagos no han abandonado el campanario, un vampiro de más de 500 años vive en un castillo con su séquito de fieles, que cumplen con todas sus órdenes con el ansia de que algún día les muerda y se conviertan al fin ellos también. Pero este vampiro está cansado de vivir y quiere morir con su última película, la más bella de todas las que ha filmado hasta ahora: quiere grabar el sol.
Los hermanos murcianos Alfonso Bernal y Manuel Bernal presentan su trabajo final para la diplomatura que cursan en la ECAM. Entre el humor y el existencialismo, los directores plantean una relectura interesante del mito del vampiro y de lo “vampírico” que es el cine. De esta forma, dialogan con la exposición del archivo del director maldito Iván Zulueta. También con la proyección el sábado de clausura del documental El último arrebato (2025), sobre la vida del director y el proceso de rodaje de su película de culto, Arrebato (1979).


Por otro lado, La sangre recurre al misticismo a través de la religiosidad. Su director, Joaquín León, cuenta la historia de Álvaro, un chico joven que ni quiere estudiar ni trabajar la tierra como su madre. Su vocación la encontrará durante una procesión, cuando llora lágrimas de sangre y el pueblo se convence de que es capaz de obrar milagros.
Al igual que en otras historias que hemos visto en el certamen, como la delirante En Toronto no pasan estas cosas, en La Sangre se deja entrever que detrás de todo el misticismo solo hay superstición e interés por aprovecharse de la comunidad. Además, la cuidada estética e iconografía religiosa nos recuerdan una vez más que la resignificación de lo católico está de moda.

En Las pardas, el destello se da en forma de retrato poético sobre las identidades queer y trans. Un grupo de amigues “travestis” encuentran magia, misterio y apoyo en una fiesta en la piscina durante una noche de verano.
El colectivo de creación cinematográfica andaluza Tekiero recurre al misticismo y la fantasía para hablar de la experiencia trans en las ciudades y pueblos de provincia. Y lo hacen con cuidado y cariño, como narrando un cuento de hadas.

Con Portales, el último cortometraje de la cineasta de cine collage y programadora del festival Filmadrid, Elena Duque, llegamos al final de esta crónica.
Sobre postales del Puerto de Santa María y vídeos grabados en analógico por la directora, Duque recorre el cauce del río Guadalete. Sobre estas imágenes, crea un collage colorido lleno de conchas, dibujos y herramientas que forman animaciones mediante el montaje. Así, sin necesidad de recurrir a la palabra, traza el recorrido de un viaje familiar a través de recortes de imágenes bucólicas y animaciones experimentales que se convierten en portales hacia ese lugar. Otra de las pequeñas joyas que el certamen nacional nos deja este año.

Palmarés del Certamen Nacional
El comisario y cofundador del festival de cortometrajes Vienna Shorts, Daniel Hadenious-Hebner, la actriz y creadora Olivia Delcán (Instrucciones para cocinar un pollo bajo tierra), y el director y guionista Pablo Hernando (Una ballena), forman el jurado de este Certamen Nacional de cortometrajes. El pasado Viernes 14 decidieron en la gala de clausura entregar los reconocimientos a los siguientes cortometrajes:
PRIMER DIAMANTE
“+10K”, de Gala Hernández
SEGUNDO DIAMANTE
“LAS NOVIAS DEL SUR”, de Elena López Riera
TERCER DIAMANTE
“PURIYKACHAY”, de Rocío Quillahuaman
PREMIO “COMUNIDAD DE MADRID”
“FURIA”, de Choche Hurtado
PREMIO CANTERA AL MEJOR PROYECTO DE CORTOMETRAJE
“SYSTEM GIRL”, de Sara Étienne y Carla Laínez
PREMIO “WELAB” A LA MEJOR FOTOGRAFÍA
A Nuria Gascón por “PLÀNCTON”
PREMIO “SAE MADRID” AL MEJOR SONIDO
A Oriol Campi por “LA NOSTRA HABITACIÓ
PREMIO “DAMA” AL MEJOR GUION
A Joaquín León por “LA SANGRE”
PREMIO “AISGE” A LA MEJOR INTERPRETACIÓN FEMENINA
A Ana Barja por “CASI SEPTIEMBRE”
PREMIO “AISGE” A LA MEJOR INTERPRETACIÓN MASCULINA
A Nacho Sánchez por “LOS MURCIELAGOS HAN ABANDONADO EL CAMPANARIO”
MENCIÓN ESPECIAL INTERPRETACIÓN
A Irene Balmes por “LOQUITA POR TI”
PREMIO “AMAE” AL MEJOR MONTAJE
A Marcos Flórez por “PORTALES”
PREMIO ALCINE A LA MEJOR MÚSICA ORIGINAL
A Facundo Capce por “EVERY LIGHT IN BETWEEN”
PREMIO ALCINE A LA MEJOR DIRECCIÓN ARTÍSTICA
A Aurora Melpignano por “ADIÓS”
PREMIO MOVISTAR+
“I WALKED THROUGH THE WALL”, de Pablo Larcuen
PREMIO DEL PÚBLICO NACIONAL
“EL PRÍNCEP”, de Alex Sardá

Así concluye la 54 edición de ALCINE. De la amplia variedad de historias, formatos y narrativas que forman el Certamen Nacional de este año, destacan el interés por la comedia, por el archivo y los diarios personales, el costumbrismo y la reapropiación de la simbología religiosa y tradicional nacionalista.
Pero si hay algo que une a todos los cortometrajes de los que hemos hablado es la relación del “Yo” con el colectivo. A través de reflexiones personales, todas las historias trazan caminos hacia el otro y que convergen entre sí. En tiempos tan pesimistas en los que se insiste con que ahora prima el individualismo, es esperanzador ver una programación que cumple con el “optimismo radical” que proponía su eslogan este año, porque para eso está el cine, para hablar de nosotros.































