Patricia López Arnaiz encarna al Ángel de la Muerte en su nuevo y explosivo protagónico
Sin duda, el pase de prensa de Nina fue uno de los mejores despertadores del 27 Festival de Málaga. La tremenda banda sonora de Zeltia Montes, la fotografía de Juli Carné Martorell y la inigualable presencia de Patricia López Arnaiz se comieron la sala a primera hora de la mañana. Todo orquestado por la fabulosa mano de Andrea Jaurrieta, que tras el largometraje Ana de día (2018), vuelve a los cines pisando más fuerte que nunca.
López Arnaiz encarna a Nina, una mujer que ha vuelto a su pueblo de toda la vida con un abrigo rojo y una escopeta en el bolso: su regreso solo busca la venganza. A través de los hilos del guion, en el que Jaurrieta entremezcla pasado y presente, comprendemos por qué Nina quiere asesinar a Pedro, un amable escritor muy querido por los vecinos.
Nina toma los recursos del western más puro para formar un thriller sobre los abusos de la infancia y los secretos a voces. La protagonista es una llanera solitaria, una mujer marcada por un pueblo que fingió oídos sordos ante su sufrimiento y ahora regresa, más fuerte y vengativa que nunca. Jaurrieta imprime un tono en el film arriesgado y poderoso, toda una apuesta en la industria. A veces despista al espectador con el juego de líneas temporales, otras hace un uso demasiado obvio de los símbolos y los colores. Aunque la ejecución no sea perfecta, Nina es un pisotón en nuestro cine y no debe pasarse por alto.
Hay que hacer hincapié en la fabulosa interpretación de todo el elenco, combinando jóvenes talentos como Aina Picarolo con grandes figuras de la industria como Darío Grandinetti. El buen trabajo de todos demuestra la maestría de Andrea Jaurrieta para potenciar el talento de todos sus actores, independientemente de su experiencia.
Jaurrieta nos trae una historia desgarradora sobre venganza, perdón, remordimiento, culpa y justicia, lejos de las capitales y los grandes escenarios, con una identidad artística clara y un equipo impresionante detrás. Necesitamos estas películas, necesitamos aprender de ellas, que sigan en los cines, que se sigan produciendo. Películas arriesgadas sobre temas arriesgados, que no dejen indiferentes al espectador y que despierten a la industria.
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