Alba Blanco
Es, posiblemente, una de las películas más arriesgadas, provocativas, exigentes y, por qué no decirlo, valientes de la 21 edición del Festival de Málaga.
En el film, El dormitorio de un piso de la Castellana, Madrid. Es el dormitorio de Sofía, una escort de lujo. Su nuevo cliente descubre el misterioso nombre que ella tiene tatuado en su pierna: “Diana… ¿Diana es tu nombre real?” Él se presentó como Hugo, pero en realidad se llama Jano. Aparenta ser un educado hombre de negocios, un emprendedor moderno y cercano. ¿Lo es? El piso de Sofía se convertirá en el escenario de un perturbador juego donde se revelarán las personalidades que ambos ocultan, como capas de una compleja cebolla hasta llegar a su corazón. Y la clave del de Sofía se encuentra en desvelar quien es Diana y qué significa para ella. (Festival de Málaga, Prensa).
Dirigida por Alejo Moreno y protagonizada por Jorge Roldán y Ana Rujas; este desvelador y prometedor film nos descubre un mundo llenó de prejuicios sociales y de mitos falsos: el mundo de la prostitución. Y concretamente, el mundo de la prostitución de lujo.
La película, tal y como destacó el joven director en una rueda de prensa tras el primer pase de la película, ha sido grabada en un formato muy íntimo. En algunas escenas solo se precisaba de los actores, la cámara y él al frente de ella. Autofinanciada y de carácter independiente, “Diana”, lejos de intentar escandalizarnos, pretende hacernos reflexionar.
Pero no es solo una película que llama al pensamiento, también es una película contextual que retrata una España hundida en la crisis y en la que las estafas económicas por parte de empresarios y supuestos emprendedores estaban a la orden del día.
La magnífica interpretación de los actores, entre los que también destaca, a parte de los más destacados, Laura Ledesma (que juega el rol de Diana), hay uno que brilla por encima de todos: el de Ana Rujas, que interpreta a Sofía.
Ana nos ha demostrado no ser solo una fiera de la interpretación sino también toda una artista capaz de cambiar de un registro dulce y sensible a otro más cañero y amenazador. Es fresca, dinámica, polivalente, fuerte y con mucho carácter. Sin duda, no sería raro que si esta película se sigue extendiendo, Ana Rujas vaya a poder recibir galardones.
El mensaje, el espíritu independiente del film, la provocación de sus planos, la maestría narrativa de sus imágenes, las referencias literarias e históricas y el gran trabajo de todo su reparto hacen, sin duda, de “Diana” una película que te deja con la boca abierta (literal). Será posiblemente aquella película que, en un futuro, se necesitará volver a ver. Por qué cuánto más se ve, más lecturas tiene; y cuántas más lecturas tiene, más se aprende.
¿Y para qué es el cine señores, sino más que para aprender?