‘El último suspiro’, del director francés Costa-Gavras, una de esas películas en las que terminas pensando mucho tiempo después
‘El último suspiro’, cuyo título original es ‘Le dernier souffle’, es el proyecto más reciente del director de cine franco-griego Costa-Gavras. A sus más de 90 años, al estilo de Clint Eastwood, está dispuesto a seguir contando historias a través de la cámara. Con una visión perfeccionada, sabiendo muy bien qué y cómo narrarlo, retomamos el tema recurrente del Festival de esta edición. Sin embargo, aquí la muerte se perfila sin tapujos, cara a cara.

¿Cómo quieres morir? Es una pregunta que reluce constantemente en la película francesa, y que te acompaña el resto de días. Durmiendo, rodeado de tus seres queridos, en casa. Preguntas que terminan surgiendo cuando, al menos, tienes la opción de elegir. Cuando te toca respirar profundo y mirar a la muerte a los ojos. Y es que la película se sucede en la unidad de cuidados paliativos, a través de las despedidas.
En la película que compitió en la Sección Oficial del la 72ª Edición del Festival de San Sebastián contra películas como ‘Vivir el momento’ o ‘El llanto’, se apuesta una vez más por lo que nadie quiere hablar. Resulta curiosa esa grandísima desinformación ante los cuidados paliativos. A todos nos suena de algo el significado de ese nombre, paliativos. Al salir del teatro me he enjuagado los ojos. He visto borrosos abrazos y personas con pañuelos. El cine hace todo mucho más real y eso es lo más importante. “Ahora toca luchar”.
Una dualidad se une por casualidad. Por un lado, tenemos el punto de vista de un prestigioso escritor, un pragmático filósofo con una curiosidad imparable. Por otro lado, nos topamos con un médico peculiar, el jefe de la unidad de cuidados intensivos. Y a partir de estos dos curiosos, pero amables personajes, buceamos en una serie de historias tristes, esperanzadores y veraces.
Al final del todo, son historias humanas, como esa de una joven que acaba en la unidad pensando que estaría de paso. O esa señora mayor que nos roba el corazón, cuyo hijo lucha porque pueda tomarse esas ostras (y esa última copa de vino blanco, claro). Vidas que son, que la película hace importantes hasta el final. Simplemente porque lo son, los últimos suspiros. Nuestras últimas miradas. El 25 de abril llega a salas de cine.