El nihilismo ha llegado a nuestras vidas tras la pérdida de Megadede, algo contrario al ¨Dios ha muerto¨ de Nietzsche
La semana pasada, los creadores de la plataforma ilegal de contenidos audiovisuales, Megadede, informaron sobre la decisión que habían tomado: desde el lunes de esta semana, Megadede cerraría sus puertas de forma definitiva.
Antes de introducirtnos en esta noticia, aclaremos qué es Megadede y sus orígenes. Esta plataforma, que obligaba a sus usuarios a registrarse con el correo electrónico, disponía de un sistema de listas perfecto. Tenías todas las películas y series a pulso de un click.
Se duda de su legalidad dado que, como es evidente, proporcionaba a sus usuarios enlaces pirata de todo el contenido audiovisual deseado. Tanto en castellano como en versión original. Sin embargo, precisamente era aquel el problema legal que sufría. Aunque ellos no proporcionasen de una forma directa este contenido pirata, ofrecían enlaces para poder acceder al mismo.
Evidentemente, era una amenaza contra la cultura audiovisual. Sobre todo para la posibilidad del proceso de creación del mismo. Al final, evitaba que consumieses de forma retributiva estos productos. Sin embargo, ¿quién es capaz de asumir tal gasto?
Es decir, pocas personas pueden asumir el coste de ir al cine varias veces por semana – sin que sea el día del espectador- o comprar todas las películas que desea ver. Más que una cuestión moral y cultural, nos podemos centrar en el aspecto económico.
Megadede no solo te ofrecía la posibilidad de ver aquellas películas y series de forma gratuita – aunque esto conlleve cometer ciertos delitos- te ofrecía la posibilidad de poder disfrutar del contenido independientemente de tu renta.
Esta ¨distribuidora de enlaces¨ acercaba la cultura a aquellos que no pudiesen costeársela. Antes de entrar en la eterna discusión de ¿Cómo de moral era? Entramos en un círculo vicioso dado que, al visualizar este contenido, estamos reduciendo las ganancias de las productoras y –posiblemente- evitando que más personas que viven de este sector puedan seguir en el mismo, pero, realmente, ¿hasta qué punto podemos mantenerlo?
El cierre de este tipo de contenidos, en la actualidad, solo fomenta dos opciones. La primera de ella es el aumento de suscripciones en plataformas streaming como Netflix, HBO, Movistar+ o FilmIn. Productoras o distribuidoras que constan con una inmensa gama de contenido con el que hacen constantemente dinero. Además, para atraparte crean y crean nuevos contenidos hasta envolvernos en otro círculo vicioso: debemos ver todo para estar al día.
La segunda opción, es dejar de visualizar el contenido que te ofrecían plataformas ¨ilegales¨ y únicamente hacerlo de forma legal. ¿Cuál es el verdadero problema de esto? Este, como es obvio, aumenta brecha entre las clases. Aquellos que se lo pueden costear, gozarán de lo que deseen; quienes no, quedarán apartados de este sector.
Debemos desmentir un mito antes de defender las críticas que reciben los usuarios de Megadede y otras. Debemos aclarar que todo el mundo – o una gran mayoría- preferiría acudir a las salas de cine y sentir el ambiente, ver la gran pantalla y sentirse acogido por el film. Sin embargo, vivimos en un sistema, y en una sociedad, que nos exige estar al día aunque no podamos permitírnoslo. ¿Quién no desearía ir varias veces al cine a la semana? Pero la realidad choca con lo que reclama la sociedad.
Debemos tener claro que en un mundo perfecto podríamos disfrutar de todo el contenido, pero, como no es así, todos nos vemos obligados a buscar alternativas. Además, existen – o existían- alternativas que realmente no eran tan malas como se piensa.
Para quienes crean que esta página solo lleva dos años en activo, debemos recordar a sus predecesores. Recordamos a Pordede, a Masdede, a Plusdede y a los antecesores que no acababan en –dede.
En Megadede podías crear listas de películas o series con una temática y compartirla con los demás usuarios, podías agregar a favoritas las películas o series que más te gustaban y la propia aplicación te aportaba recomendaciones que encajaban con ellas e incluso podías puntuar el contenido del 1 al 10. Después, la propia página, te daba la media de los votos.
Es decir, en Megadede, encontrábamos una mezcla de Filmaffinity, Letterboxd y GoodReads. Sin embargo, aunque este gigante haya muerto, aún se podrá mantener las listas. Digamos que se ha convertido como en Letterboxd. Sin embargo, siguen existiendo opciones similares para ver contenido pirata.
Los cines necesitan clientes y volver a lo que eran antes para no cerrar sus puertas. Sin embargo, este tipo de plataformas ahora no suponen gran amenaza. La verdadera amenaza para las salas son las plataformas de contenido streaming comentadas antes.
Si no puede todo el mundo gozar de esta fomentamos el sistema cultural de clases. La cultura, al igual que todos los demás ámbitos, no puede pertenecer a una élite. Al contrario de lo que indica Mario Vargas Llosa en La civilización del espectáculo, la cultura no puede pertenecer a la clase alta. La cultura no se degrada si es transversal, si no que se enriquece.
Aunque Dios haya muerto, o en este caso Megadede, el nihilismo estará más presente que nunca. Sin que la cultura esté al alcance de todos, la sociedad estará incluso más dividida que antes.