‘Safe Place’, película nominada al Oscar por Croacia: un drama desgarrador que une a dos hermanos y una madre
‘Safe Place‘ es un drama en letras mayúsculas. Juraj Lerotić es el director, pero también guionista y protagonista. Su ópera prima es voraz, arriesgada y, sobre todo, sincera. Se alza contra un sistema tan mecánico que la falta de empatía ya está normalizada, donde un intento de suicidio solo es un número más. Todo es un constante trámite al que llegar corriendo.
La historia se basa en la propia experiencia del director. Probablemente esto es lo que la hace tan real.
Un plano fijo inaugura la película y lo vuelve regla. Niños jugando, alguien paseando al perro y alguno que otro que vuelve del trabajo. La calle se queda vacía en segundos y Bruno, el protagonista, aparece corriendo. Rompe una puerta y entra a un edificio. Vuelve a golpear otra puerta, la de una casa. No sabemos qué ocurre, pero el sentimiento de urgencia ya nos ha invadido. La puerta se abre para descubrirnos a Damir ensangrentado. Su hermano ha intentado suicidarse. A partir de aquí empieza el peor de los viajes, rodeado de médicos sin empatía y un sistema sanitario agotado. Su madre llega y son tres contra el mundo.
La falta de empatía se repite allá donde van. Médicos que te cierran la puerta (literal y metafóricamente), policías que te agarran del brazo e inspectores que desde su oficina te exigen rellenar papeles antes de hacer nada. Yo también tengo dos hijos, y lo dice mirando al ordenador. Una película que ahonda en la importancia de la salud mental, y en el vacío que todos parecen ejercer alrededor de un tema que, como siempre, acaba siendo tabú. ¿Le decimos a los amigos de Damir que ha intentado suicidarse? Mejor esperemos, como lleva esa mujer esperando una semana a que ese doctor le diga algo sobre su hija ingresada en psiquiatría.
“Si nada de esto hubiera pasado, habría podido decirte: mira, este es tu edificio, cuenta hasta veinte y apareceré corriendo en escena”.
Con esa cita empieza la historia. El largometraje se compone en su gran mayoría de planos fijos, o con movimientos de acompañamiento suaves. Esto hace que el tiempo se viva con angustia, donde esperas respuestas mientras te clavas las uñas en las manos. Pasan dos días y no hay ni un segundo de descanso. Así es la vida, supongo. El ritmo interno va de la mano de un buen guion. ‘Safe Place’ es una película densa y difícil, pero que personalmente recomiendo, al menos, un visionado.
El cine también da vida, y esta película solo es un ejemplo más de eso. Estamos en el hospital y me estoy despidiendo de ti, pero ya nos hemos despedido todos. Llevas la camisa que creemos que habrías escogido y hablo contigo porque sé lo que piensas. Se enciende un cigarro y volvemos a una realidad que si no es tan buena, es afable. Todavía estás y todavía puedes (¿podemos?) salvarte. Los pensamientos cuando puedes perder a un ser querido son desgarradores.
“Safe place”, ese lugar seguro que todo anhelamos, que necesitamos. Cada persona tiene su propia interpretación. Para mí, safe place son las personas. Aquellos que te dicen te quiero con gestos y no con palabras, donde estás a salvo, donde estás vivo. Una madre que lo deja todo para viajar con una mochila o un hermano que corre porque todavía no es tarde. ¿Hay algo más importante?