Alba Blanco
Recordando grandes películas de stop-motion, repasamos Wallace y Gromit: la maldición de las verduras, de los creadores de la mítica película de animación en volumen Chicken Run: Evasión en la granja.
Se llevó nada más y nada menos que diez premios en la gala de los Premios Annie, que son los galardones que entrega la Asociación Internacional de Películas Animadas. Pero no sé quedó solo ahí, también logró alzarse con el Premio Oscar a la Mejor Película Animada en 2006, llevándose también el BAFTA a la Mejor Película británica, entre otros reconocidos premios.
Y es que Wallace y Gromit: la maldición de las verduras es una película realizada con mucho esmero, dedicación y trabajo que nos mostraba un resultado más que satisfactorio creado por Nick Park y Steve Box, este primero, creador también de el film animado Chicken Run: Evasión en la granja que empleaba la misma técnica de producción.
Los personajes que están hechos a mano y que tienen distintos modelos faciales para cada una de sus particulares expresiones, muestran un trabajo muy laborioso y complejo en el que la tripulación de la película trabaja codo con codo para hacer que todo funcione.
En esta aventura Wallace y Gromit se enfrentan a un terrible conejo-lobo que amenaza con arrasar con todas las verduras del pueblo, pocos días antes del famoso y popular concurso de “Verduras gigantes”.
Bajo la música de Hans Zimmer y un estilo narrativo muy a lo Sherlock Holmes y Watson, Wallace y Gromit, se embarcan en una aventura llena de emoción (y bastantes ratos divertidos) para lograr atrapar al monstruo y salvar a las verduras de la destrucción masiva.
Su inigualable ingenio, sus personajes entrañables y un guion lleno de guiños para partirse de risa, nos regalan, como llevan haciendo más de una década ya, una historia llena de emoción que, lejos de resultar interesante únicamente para un público infantil, no entiende de edades.