‘Las niñas de cristal’ y el síndrome del impostor

La nueva película de Jota Linares Las niñas de cristal, presentada en el 25 festival de Málaga, llegó a Netflix el pasado fin de semana

Durante el coloquio que seguía a la proyección de la película el pasado viernes 25 de marzo en el Festival de cine de Málaga, Jota Linares desveló que la experiencia de su primera película fue lo suficientemente traumática como para estructurar toda la trama de Las niñas de cristal. El director comentó el gigantesco nivel de estrés al que está sometido un realizador a la hora de afrontar un proyecto de esta envergadura. Lo usó, principalmente, para hablar de lo autobiográfico que le resultan estos temas tan presentes en la película.

No menos destacable es el reparto que rodeaba a Linares durante la charla. Por un lado, las “debutantes” María Pedraza y Paula Losada; por el otro, acompañadas de las veteranas Marta Hazas y Ana Wagener. Este mestizaje entre recién llegadas y actrices consolidadas termina de consolidarse con Olivia Baglivi y Mona Martinez en papeles secundarios pero donde la trama encuentra muchas veces su razón de ser. Se orquesta así una película de actuaciones corales, un reparto mayoritariamente femenino que brilla con bellos duelos interpretativos.

María Pedraza y Paula Losada en Las niñas de cristal

Sin embargo, y a pesar de los leves tintes autobiográficos de Linares en la trama, el argumento de la historia, que narra la fugaz y eterna amistad entre dos bailarinas de ballet que deben enfrentar la presión y el dolor que provoca una pasión de ese nivel, se inspira en un caso real. Se trata del caso Parker-Hulme, el cual inspiró Criaturas Celestiales (1994, Peter Jackson). De aquí, Las niñas de cristal recoge conceptos importantes, así como del propio formato del ballet con estructura de dos actos bien diferenciados entre ellos.

Sacrificio por y para el arte

“Años de preparación para un segundo de eternidad”, resume el personaje de Mona Martínez. Es una elegante manera de recordar el inmenso sacrificio que deben hacer las bailarinas en el ballet, rememorando y revisitando a otros filmes como puede ser Cisne Negro, Suspiria o incluso Whiplash donde se reflexiona sin tapujos sobre la obsesión de triunfar y el miedo al fracaso. Las niñas de cristal adquiere personalidad propia en su discurso sobre la parálisis que sufre un artista debido a la presión. Y, en contraposición, la necesidad de tener un safe place donde te sientas a salvo.

Las niñas de cristal tiene muchos aciertos: coreografías espectaculares, diseño de sonido cuidadísimo o interpretaciones geniales. Sin embargo, la película de Jota Linares se ve abrumada por la cantidad de temas que intenta tratar. Pues, además de los mencionados, intenta abarcar sin éxito problemáticas acerca de la salud como la anorexia, un homoerotismo latente disfrazado de amistad entre las dos bailarinas protagonistas o las siempre complicadas relaciones entre la generación Z y sus padres, como demuestran los personajes de Losada y Pedraza.

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