“Veneno”, el mito detrás de las cámaras

Los Javis retratan a Cristina Ortiz en la serie “Veneno”, de AtresPlayer.

Mireya Santiago Notario

Una vez más, Los Javis sacan a debate público al colectivo LGTB. Los directores se meten de lleno para dar a conocer a La Veneno y hablar de lo que hay detrás de las cámaras. De ella como persona y no como mito, pero (ojo) sin desmitificarla. La serie estrenó su primer capítulo el pasado 29 de marzo, en la aplicación de streaming AtresPlayer.

La trama se divide en dos tiempos, dos relatos. Lo que es el comienzo de todo, en 1996 cuando Cristina Ortiz aparece por primera vez en televisión; y 2006, lo que su aparición pública conllevó en la vida de Valeria Vegas. Los saltos temporales entre una historia y otra, que tiene raíces en lo mismo y que están relacionadas, rompe con la monotonía. Lo que hace que el espectador no se quede en un mismo plano y requiera de su atención para seguir en la serie.

Cuando Valeria era una niña pequeña nunca entendió por qué la gente la llamaba por un nombre que no era el suyo. Lo mismo le ocurrió a Cristina, por entonces mal llamada “Joselito”, que tuvo que sobrevivir a una violenta y cruel infancia bajo la España de los años sesenta. Dos mujeres que nacieron en épocas muy diferentes pero que, por casualidad o por destino, acaban unidas para siempre, cuando Valeria, estudiante de Periodismo, decide escribir un libro sobre la vida de la icónica Cristina, La Veneno.

Sinopsis oficial de “Veneno”.
Cartel promocional “Veneno”.

La serie seguirá excavando en la vida de La Veneno. Y para ello, su papel pasará por tres actrices que defenderán cada una de las etapas: Jedet, Daniela Santiago e Isabel Torres.

¿Qué más?

Pero no se queda ahí, la serie analiza también el tratamiento que hace la televisión con mitos y personalidades. El sensacionalismo, la “telebasura” y el morbo lanzaron a La Veneno a las pantallas de las casas particulares a finales de los 90. Concretamente en 1996, cuando Cristina Ortiz aparece por primera vez en “Esta noche cruzamos el Mississipi“. La misma televisión que la lanzó al éxito, y que luego le dio la espalda, la doble cara de la fama.

Muy bien mencionada aparece la teoría de la espiral del silencio, propuesta por Elisabeth Noelle-Neumann en su libro en 1977. Donde analiza la importancia de los medios de comunicación en la opinión pública: lo que no aparece en los medios, no existe. La invisibilización de las personas trans estaba hasta ese momento a la orden del día. No se hablaba de ello, por lo tanto no existían. De ahí que La Veneno supusiera un cambio; hablaba de ello públicamente y sin filtros

Yo reconozco que me siento mujer.

Cristina Ortiz en “Aquí hay tomate”, de Telecinco.

Y no solo eso, La Veneno era experta en soltar frases con un naturalidad desbordante que la serie ha sabido capturar correctamente. Parte de ese mérito lo tiene su guionista y asesora, Valeria Vegas, la misma que escribió la biografía de Cristina Ortiz (Ni puta ni santa) como bien refleja la serie.

Era una señora exuberante. ¿Por qué no iba a presumir ella de su cuerpo? Las mujeres cis lo hacen y no pasa nada. En esa época, Marlène Mourreau lo hacía y no era ordinaria, pero lo hacía La Veneno con un escote y ya lo era.

Valeria Vegas para “VerTele”.

La serie recuerda a La Llamada en cuanto a los planos a contraluz y la iluminación en exceso, pero sin sobrar. Los dos directores vuelven al recurso de la simbología de lo divino, pero siempre desde la perspectiva del cuerpo femenino. Que esta vez se encuentra en la fuerza de La Veneno para presentarse públicamente tal y como es, mujer. Tal vez, esto nos recuerde también al mundo del espectáculo, a las luces, los focos, los platós… Se contrarresta con otros planos y diálogos que son de lo más cercano, como las conversaciones de los protagonistas en casa de Paca La Piraña.

La Llamada
Escena de “La Llamada” (2017).
La Veneno
Escena “La Veneno” (2020).

La sexualidad se trata como algo natural del ser humano, fruto de las nuevas generaciones en las que crecen sus directores. Sus personajes están abiertos a plantearse nuevas opciones, y eso se proyecta en el guión donde las conversaciones se desvían con naturalidad a temas tabú. A destacar, las conversaciones entre Paca La Piraña y La Veneno que surgen y crecen con una soltura y espontaneidad de primera.

La serie logra sacar las emociones a flor de piel mediante el humor y la naturalidad de sus personajes, naturalidad que llega a ser chocante pero que es necesaria en el contexto. Escenas que tocan al espectador y le hacen plantearse nuevas contradicciones. Una historia controversial, a la que han sabido sacarle jugo. Una vez más, Los Javis hacen uso de su marcada personalidad cinematográfica para dejar a su público emocionado. En otras palabras, la heroicidad de lo cotidiano.

Ella no solo decía lo que era, sino que lo imponía. Era un ejemplo de valentía, de fuerza y de visibilidad. Ella nunca fue correcta; se representaba así misma pero la fuerza y la libertad con la que lo hacía nos inspiró a muchos.

Javi Calvo para “La Sexta Noche”.
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