Rebeca Valls nos trae Londres a Madrid con ‘La Mujer de Negro’
Arthur Kipps, abogado de mediana edad, alquila un teatro y contrata los servicios de un actor profesional para que le ayude a recrear un suceso irreal, fantasmagórico, que le sucedió años atrás. Con resultados trágicos para él y su familia.
Con la nueva remodelación del patio de butacas del Teatro Fígaro, fuimos invitados al estreno de ‘La Mujer de Negro’. Adaptación de la obra teatral de Stephen Mallatrat, que a su vez es una adaptación de la obra literaria de Susan Hill. Esta vez dirigida por la directora y actriz Rebeca Valls.
Con poco se hace mucho, o eso es lo que debieron pensar al realizar esta obra. Con tan solo dos intérpretes, que hacían a su vez de otros tantos personajes; y cuatro objetos de atrezo en el escenario fueron suficientes para recrear una atmósfera, cuanto menos, inquietante.
Utilizando un juego de luces muy acertados, paredes falsas de tul e ilusionismo (tanto sonoro como visual) consiguieron que la imaginación del espectador fuera más allá de lo que se mostraba. Tanto así que uno o dos gritos de susto inundaban una sala en silencio cuando la aclamada mujer de negro se atrevía a aparecer.
Nada más empezar tu primer pensamiento es “¿qué estoy viendo?”, pues se trata de una obra dentro de otra obra, ‘el metateatro’. Algo confuso al principio, con explicaciones de que tienes que imaginar y que no, que personaje interpreta el actor en cada momento; dónde están o de si se trata de un delirio.
Con el avance de la obra, todo va cobrando sentido, te enganchas a la historia y entras de lleno. También gracias a la magnífica interpretación de Diego Braguinsky, que interpretaba a varios personajes, cada uno de ellos con su propia personalidad. Y de Jordi Ballester, que interpretaba al personaje principal y conductor de la historia.
Personalmente os animo a ir a ver ‘La Mujer De Negro’. Si eres fan del terror y te gustan las cuentos de fantasmas ingleses (que es un género de espíritus muy específico) esta obra te va a encantar.
