Crítica de ‘La infamia’: la potente miniserie británica sobre abusos a menores

‘La infamia’ hace reflexionar al espectador, una vez más, sobre la importancia del papel que tiene aquel que juzga a la víctima

Alba Blanco

Cuando la víctima no es creída ni escuchada, nuestro sistema ha colapsado. Algo así viene a narrar “La infamia”, una multipremiada y potente miniserie británica de la BBC del año 2017 que, ahora, gracias a Filmin, llega por primera vez a España. La serie nos cuenta la historia de tres chicas adolescentes que viven en la pequeña ciudad de Rochdale (Manchester). La vida de Holly (su indiscutible protagonista) pega un vuelco cuando se muda a esta ciudad con su familia, que no atraviesa su mejor momento personal ni económico. Pronto conocerá a Amber y a Ruby, dos hermanas que le internarán en un círculo oscuro de abusos sexuales y coacciones.

Holly (Molly Windsor) comenzará a pasar las tardes en un kebab de la ciudad con sus nuevas amigas. Entre comida gratis y mucho alcohol, Holly entrará en un bucle de alcoholismo que le hará tener cada vez más problemas con su familia. En especial con su padre. Lo peor llega cuando Holly descubre que aquellos hombres pakistaníes que le ofrecían comida gratis, en el fondo no lo hacían tan gratis. Sino que esperan que ella les de sexo a cambio.

La falta de una violencia explícita hace que la policía no sea capaz de situar a las adolescentes como víctimas de violaciones, sino como prostitutas que deciden acceder a esos servicios. Algo que, afortunadamente, Sara, una trabajadora social del barrio, detecte al momento como una farsa y una inacción total por parte de la policía. A partir de la sucesión de una serie de acontecimientos, y tras haber pasado unos años de las violaciones y de los abusos sexuales, la investigación decide reabrirse.

El papel de víctima, siempre cuestionado

“La infamia” pone sobre la pared al espectador y le hace reflexionar, una vez más, a cerca de la importancia del papel que tiene aquel que juzga a la víctima. En este caso particular, de aquellos aparatos del estado que son capaces de juzgar estas situaciones. El entorno conflictivo y complejo de las víctimas, así como el propia carácter de las mismas, hace que la fiscalía y la policía no crea en ellas.

La impotencia y la sensación de luchar contra una gran pared de piedra, lleva a muchos personajes a no creer en la policía cuando se reabre el caso. A su vez, la serie pone en tela de juicio otro aspecto social: el racismo. En la serie, los culpables son pakistaníes. Esto saca a relucir muy pronto los estereotipos y los prejuicios sociales que existen hacia otros miembros de esta comunidad.

“La infamia” es una serie basada en hechos reales con personajes que han sido adaptados a la ficción. Parece casi documental y esconde una verdad imborrable. Cuando el Estado, que somos todos, da la espalda a las personas más vulnerables, el mundo se resquebraja un poquito más. Y todos somos culpables.

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