Un cuento perfecto, Culpa mía o A través del mar son solo algunos de los títulos que están por llegar
José Luis Sánchez Noriega afirma en Las adaptaciones literarias al cine: un debate permanente, que “literatura y cine están condenados a coexistir, fecundarse mutuamente, dialogar entre sí y entretejerse”. Bien es cierto que, no es ninguna novedad, los libros con cierto éxito acaban dando el salto a la gran pantalla. No obstante, el auge de las plataformas de streaming ha hecho que estas adaptaciones literarias se den con mucha más frecuencia y que el debate acerca de si el libro es mejor que la película o la serie esté presente en nuestro día a día.
Tanto en redes sociales así como en los medios de comunicación que se dedican a reseñar y opinar sobre series y películas, podemos observar como las adaptaciones literarias son objeto de una crítica mucho más dura y contundente. Así, nos podemos encontrar con el reciente caso de Persuasión o el caso de A través de mi ventana.
En el artículo, anteriormente mencionado, se puede leer como el autor expone que “en contadas excepciones se considera que un película tiene mayor calidad que la obra literaria en que se basa. Lo común es rechazar las adaptaciones bien porque la película resume y simplifica las tramas de la historia presente en la novela, bien porque supone una interpretación que se desvía del espíritu del texto escrito – y hasta los contradice-, bien por que el lenguaje del filme no tiene la envergadura del literario”.
Cierto es que los lectores esperamos encontrar en las adaptaciones cinematográficas un reflejo fiel de la obra literaria. No obstante, esta situación, casi nunca se produce ¿Entonces, el problema es del producto cinematográfico o de las expectativas del lector que se convierte en espectador? José Luis Sánchez afirma que “una película ha de ser juzgada en sí misma, con arreglo a los criterios analíticos y estéticos propios del cine, y olvidarse por completo de la obra de referencia; o en todo caso, rechazar la operación comercial que supone, la mayoría de la veces, la adaptación de obras de prestigio”.
Tomando esta última afirmación como referencia podríamos llegar a dos conclusiones. La primera de ellas, es que cuando se trata de una obra cinematográfica basada en una novela somos subjetivos a la hora de analizarla y dos, que normalmente todas estas adaptaciones responden a un fin meramente comercial, algo muy abundante en la era de las plataformas de streaming.
La inmediatez de las plataformas de streaming y las adaptaciones
Hace apenas un mes Amazon Prime Video anunciaba la adaptación de la trilogía Culpables de Mercedes Ronn. Además, este anuncio llegaba junto al estreno de la serie El verano en la que me enamoré basada en la novela de Jeny Hann.
Por otro lado, en 2021 Netflix anunciaba las adaptaciones de las aclamadas novelas Un cuento perfecto de Elísabet Benavent, La chica de nieve de Javier Castillo y La hija del camino de Lucía-Asué Mbomío Rubio. Asimismo, en 2019 compró los derechos de tres novelas de Sarah Dessen llegando una de ellas a la plataforma este año, Déjate llevar, entre otras muchas otras. Asimismo, HBO Max no se queda atrás y cuenta con la exitosa serie Juego de tronos, Patria o Chernobyl.
Estos títulos son solo unos pocos de todos los que nos podemos encontrar en estas plataformas. Pues, si bien es cierto que la llegada de las plataformas de streaming supuso toda una revolución, el auge de estas y la inmediatez con la que se ven obligadas a trabajar ha supuesto un aumento notable en las adaptaciones literarias.
En un artículo de ABC podemos leer que “está estudiado que las adaptaciones de libros al cine y series suelen funcionar mejor. No quita que haya producciones originales maravillosas, pero hay un factor riesgo en una obra inédita que no tiene tanto una adaptación, que parte con un punto de ventaja”.
Es cierto que las adaptaciones parten con un público que una producción original no posee. No obstante, ¿en qué medida esto es un ventaja o una desventaja? Las obras adaptadas suelen despertar el interés de todos aquellos que han leído la novela, sin embargo, estas son objeto de críticas mucho más desfavorables, aunque no todas como por ejemplo Heartstopper.
Por otro lado, debemos tener en cuenta otro factor. Estas adaptaciones no solo llegan al público lector sino que llega al público en general, por lo que en muchas ocasiones nos encontramos con lectores “enfadados” contra el éxito general de la producción.
Se podría decir que es indiscutible que la literatura sirve de fuente para las plataformas de streaming en la era donde prima la inmediatez. Pese a que este factor suponga el deterioro, en ocasiones, de la calidad del producto audiovisual como mencionó mi compañero Javier Cendrero “los productos de calidad escasean debido a la inmediatez existente en las plataformas de streaming” y provoqué que la eterna discusión, entre si es mejor el libro o la película, este presente en nuestro día a día.