ALCINE, el festival de cine de Alcalá de Henares, regresa un año más del 6 al 16 de noviembre en su edición 54, cuando se cumple un lustro desde que llegó al medio siglo de vida en 2020.
Nacido en los años 70 como un festival de cine aficionado, se consolida una década después con el apoyo de figuras reconocidas del cine español como Cecilia Bartolomé. Su vocación política y comunitaria lleva a que las proyecciones se expandan por las universidades, sindicatos y asociaciones vecinales de los y las alcalaínas.
Durante la década de los 90, en ALCINE se proyectaron los primeros trabajos de directores que renovarían el cine español, como Icíar Bollaín o Álex de la Iglesia, homenajeado en la gala inaugural y premio Piedra Angular de este año. A partir de entonces, el festival busca acercarse a un público más joven y ALCINE se consagra como escaparate y referente del cortometraje y de los primeros realizadores que marcarán el futuro del audiovisual en España.
Manteniendo su esencia e interés por los “diamantes en bruto” y las “piedras preciosas”, “ALCINE sigue siendo un festival que mira al futuro, desafiante ante la oscuridad”, como apunta su director artístico, Pedro Toro. Esta edición adopta una postura de optimismo radical por la que la luz se abre paso en la oscuridad de la sala de cine con “cine brillante, duro, delirante y afilado”.
Las obras seleccionadas en la competición del Certamen Nacional se dividen en seis secciones, proyectadas durante el primer fin de semana del festival. Cortometrajes de idiomas variados, que se mueven entre la sutileza y la explosión de emociones, la animación, el documental, la ficción, historias personales y al mismo tiempo colectivas, que hablan sobre el amor, la fe, la muerte, el miedo, la vida… historias en las que cada espectador puede encontrar su propia piedra preciosa y que demuestran la riqueza del formato corto en el presente.
Esta es la crónica del sábado 8 de noviembre, en la que se incluyen las tres primeras secciones.

Instrucciones: Cómo se hace una chica
La primera sesión del Certamen Nacional recoge las experiencias de mujeres, niñas y chicas en relación con la sexualidad, el matrimonio, el amor, la feminidad y qué supone ser mujer cuando las situaciones que experimentan no se corresponden con lo que debería ser.
La tarta, un vestido de dama de honor, de la novia, unas manos entrelazadas, la timidez en la mirada de unos novios que ahora son marido y mujer, una mujer ajena al interés del fotógrafo, que mira a la novia desde el margen de la imagen. Partes de los cuerpos y del recuerdo de otras mujeres; fragmentos de las otras en los que reconocerse y que conforman el primer cortometraje a destacar, Las novias del sur.
La directora Elena López Riera (El agua) busca a su madre en las otras, pero también a sí misma. Trata de encontrar, de esta forma, esa herencia de la que no se siente continuadora. Lo hace a través del archivo personal de mujeres en el día de su boda, imágenes que entrelaza con entrevistas a esas mismas mujeres, con las que habla del matrimonio, la maternidad, el amor, la sexualidad, desde la mirada de “una no novia, una no madre”. Es consciente de que con ella pone fin a esa “cadena de gestos repetidos” por la que aquellas niñas, con el matrimonio, se convertían en mujeres.
Las novias del sur fluye entre el ensayo y el diario filmado, conformando un relato íntimo y colectivo al mismo tiempo a través del archivo. El documental llega a ALCINE tras su estreno mundial en el Festival de Cannes en mayo de 2024 y un amplio recorrido por festivales y premios nacionales e internacionales entre los que encontramos el Premio César de la Academia del Cine Francés a Mejor Cortometraje Documental. Con su selección en ALCINE, podría sumar otro más a su lista de reconocimientos.

Por otro lado, El nudo de Ángela es el primer trabajo como directora de la guionista y productora ejecutiva Diana Rojo (Luimelia).
Con él, trata la sexualidad durante la infancia a través de su protagonista, Ángela, una niña de doce años con muchas inseguridades y que envidia al grupo de chicas populares de su clase, mucho más atractivas y experimentadas que ella. Su percepción cambia cuando durante la clase de gimnasia que tanto detesta debe trepar una cuerda con nudos.
Con esta historia, su directora busca generar un diálogo con los niños en torno a la sexualidad para que sea algo placentero y positivo y no algo oscuro y que se deba ocultar.

Ambientado también en la infancia, el animador e ilustrador Choche Hurtado crea con su estilo único Furia, un cortometraje de animación que sigue la estela de su trabajo anterior, Sensación, estrenado en 2024 en el festival de animación ANIMARIO.
Hurtado mantiene su estilo inconfundible, con una amplia gama de colores y tipografía japonesa sobre fondos neutros para, en tan sólo cuatro minutos de duración, contar la historia de dos hermanas gemelas que se pelean a muerte porque se recuerdan a sí mismas y al sitio de donde vienen. Una historia sobre la familia y la propia identidad guionizada por la escritora Sabina Urraca (El celo) y que es una de las joyas del certamen.

Regresando a los temas tratados en Las novias del sur, el último trabajo del cineasta español residente en Los Ángeles, Pablo Larcuen, titulado I walked through the wall, explora lo que pasa tras el matrimonio, en esas relaciones fallidas con el marido, pero también con los hijos. Y lo hace a través del humor y la fantasía que caracterizan el trabajo del realizador.
Larcuen nos cuenta la historia de una madre y esposa que vive al servicio de su marido y su hijo como si fuera su esclava. Un día descubre que puede atravesar las paredes cuando se siente saturada por su vida y su familia, algo de lo que su marido e hijo buscan aprovecharse una vez más. La protagonista escapa físicamente de la realidad para ser ella misma, una idea que dialoga con otros trabajos proyectados durante el festival, como el largometraje Jone, a veces.

Souvenirs: Alguien que te quiere mucho te trajo esto de aquel lugar
Vacaciones de verano, viajes a otras ciudades, fotografías y vídeos caseros, diarios de viaje… Esta sección recoge los recuerdos del viajero como souvenirs filmados a través de los que, una vez más, se habla del colectivo.
Pedro Tomás explica el mundo es la visión de un visitante extranjero, el director lituano Kornelijus Stučkus, sobre las consecuencias años después de la erupción volcánica de La Palma en 2021. Ésta está mediada por la mirada particular de Pedro Tomás, un hombre que solo habla con sustantivos y que vive en la isla.
Con pocas palabras y mucha emoción, Pedro Tomás retrata el mundo con ternura y provoca una sonrisa constante durante los escasos cinco minutos que dura el documental, la prueba una vez más de que a veces sobran palabras para expresar las emociones más grandes. El corto supone un bonito homenaje a los habitantes de la isla de La Palma y está distribuido por el prestigioso programa Werner Herzog Film Accelerator.

Siguiendo esta línea, En Toronto no pasan estas cosas, del malagueño Manolo Orellana Naranjo, es una disparatada comedia coral que entronca con la corriente del costumbrismo español con toques fantásticos del que son referentes Chema García Ibarra (Espíritu Sagrado) y Enrique Buleo, cuyo largometraje Bodegón con fantasmas se proyectó también durante el festival.
En él, el pueblo de Montejaque, en la malagueña Sierra de Grazalema, se pone patas arriba con la llegada de un ángel ante el convencimiento de sus vecinos de que se trata de una señal y que pronto alguien morirá. En la presentación, Orellana contaba que el cortometraje se rodó hace un año. “Muchos de los que aparecen ya no están”, por lo que el corto “funciona como una nevera” en la que se encuentran los vecinos del pueblo, actores y actrices no profesionales con los que el director trabaja en todos sus proyectos.
La metralleta de chistes y humor absurdo por cada uno de sus 15 minutos en total deja paso a una crítica final ante la inacción contra la crisis medioambiental. Al mismo tiempo, funciona como homenaje a los vecinos y vecinas del pueblo natal del director, sin los que hacer cine “no tiene sentido”.

Por su parte, De Sucre mantiene la idea de lo colectivo como apoyo fundamental para su protagonista, María, una mujer de treinta años con discapacidad intelectual que quiere ser madre.
Basada en una obra teatral de su directora, Clàudia Cedó, fundadora del proyecto teatral con actores y actrices con diversidad funcional, llamado Escenaris Especials, el cortometraje plantea muchas subversiones que, desde el primer plano hasta el último, muestran la agencia de su protagonista con mucha empatía, sacándonos los colores ante la condescendencia con la que tratamos a las personas con diversidad funcional.
Los compañeros de María en la fundación son su mayor apoyo y fuente de comprensión, reivindicando una vez más la importancia de lo colectivo.

En Algunos recuerdos (no) son míos, a través del archivo del Centre de Documentació de Ca La Dona, un centro bi-lesbo-feminista autogestionado, una de sus archiveras encuentra una fotografía con un beso marcado en ella y la frase “te pillé”. Así comienza su viaje por los documentos e imágenes que alberga el centro, en los que se recoge la historia de lucha y unión de las mujeres bisexuales y lesbianas en Cataluña, en la que la protagonista ve su propia historia reflejada.
Su directora, Rebecca Tolosa, crea como resultado de una beca del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) un diario íntimo en el que “hay emoción, deseo y euforia, emociones que no se asocian normalmente al archivo”. Mediante este, también se habla del yo personal y el colectivo, construyendo una carta de amor para una ruptura reciente y para las mujeres que le antecedieron.
En la presentación, Tolosa recordaba que “al hablar con algunas de las archiveras, no querían salir. Me decían “Pero, ¿yo qué voy a contar?”” Una idea que cambiaron al verse reflejadas en la pantalla. “Me decían: “Qué bonito regalo el que estás creando con el archivo”. Hubo mucho goce entre nosotras, de reconocernos y reconocer lo que nos había atravesado. Fue muy bonito”.

El último cortometraje de la sesión es tal vez el más íntimo y personal, aunque resuena en lo colectivo a través de la experiencia migrante. Puriykachay, de la ilustradora Rocío Quillahuaman, es el resultado de una beca de la Academia de España en Roma.
Mediante las animaciones y el sentido del humor que caracterizan sus trabajos en Instagram, Quillahuaman recorre las calles de Roma, llenas de ruinas que solían constituir grandes monumentos pero que hoy en día las pocas piedras que quedan sirven de refugio a pequeñas flores que crecen entre ellas.
En su camino, sigue las huellas de su identidad como migrante y reflexiona sobre ese “hogar” que parece no encontrar ni en su Lima natal ni en la ciudad que le (mal)acogió con once años, cuando migró con sus padres a Barcelona. Un relato introspectivo y emotivo con una reflexión final que invita a seguir hacia adelante, a mantenerse en movimiento y a caminar, caminar y caminar, porque caminando no se es de ningún sitio más que de una misma.

Lazos: Tan apretados que pueden llegar a ahogar
La última sección del día se centra en los lazos familiares, las relaciones imperfectas y la tristeza y frustración que se despiertan ante la ausencia o la imposibilidad de querer y desear como uno querría. Miradas muy personales que conectan a través de la ficción con la incomunicación y el dolor que se oculta para no herir a quienes queremos.
Ganador de Premi Gaudí a Mejor Cortometraje, El príncep dialoga con El reino de Rodrigo Sorogoyen, otro relato de la corrupción en España. Àlex Sardà, barcelonés director de documentales como el premiado Hafreiat, dirige esta historia sobre la corrupción desde el punto de vista del hijo, Artur, un bailarín que ve comprometido el importante estreno con su compañía de danza contemporánea cuando su padre es detenido por corrupción inmobiliaria. Artur deberá decidir si mentir para salvar la caída de toda su familia, poniendo en riesgo su propia vida.
En la presentación, Sardà dejaba claro que se trata de un proyecto muy familiar. Enric Auquer (Casa en flames), quien interpreta a Artur, es el primo del director. Su madre y su tía también aparecen en una escena, cantando la canción de cuna que cantaban en su casa, al igual que su pareja, la actriz y directora Elena Martín Gimeno (Creatura), y su amiga y colaboradora habitual, la actriz Carla Linares, quien protagoniza otro cortometraje del Certamen Nacional, La nostra habitació. “Intentamos trabajar siempre con un equipo muy cercano. (…) No estaba tan planeado desde el principio (que fuera tan familiar), pero fue muy orgánico”.
Un ambiente completamente distinto al que vemos en la familia de Artur. Sardà muestra la complejidad de las emociones del protagonista ante las demandas de su familia, especialmente de su madre, interpretada por Mona Martínez (El reino), permitiendo que nos identifiquemos con el sufrimiento del protagonista sin caer en la complacencia y el victimismo. Una tensión presente a través de la corporalidad del baile y del excelente trabajo de localización, con los pasillos alargados, fríos e interminables que Artur recorre justo antes de su actuación en el teatro.
En la producción, también encontramos un nombre reconocido: CANADA, la productora de videoclips de Rosalía, Hinds, Bad Gyal y Dua Lipa entre otras artistas. Un apoyo que, sin duda, ha ayudado bastante a que sea “el proyecto que he podido hacer con más presupuesto. Esto me permitió llegar a todo”, algo que queda plasmado en la calidad visual del corto.

También en familia queda el siguiente cortometraje, del que Sardà es uno de los montadores junto a María Castan de Manuel y que dirige su amiga, la directora y fotógrafa Irene Moray. Plàncton es su último trabajo tras estrenar en 2019 Suc de síndria, con el que viajó a la Berlinale, los European Film Awards y ganó el Premio Goya a Mejor Cortometraje.
Moray nos traslada a un verano en la Costa Brava en el que Lluís se reencuentra con Claudia, su amor platónico en la universidad y a quien nunca ha confesado sus sentimientos. Entre la brisa de las noches de verano y las aguas verde neón por el plancton, Lluís conecta con emociones que llevaban dormidas mucho tiempo.
Moray vuelve a hablar así de la sexualidad femenina a través de la actriz Clara Sans (Cardo) y añade un matiz interesante con el bloqueo emocional del personaje masculino, interpretado por Malcom McCarthy. Plàncton es una historia onírica sobre el amor no correspondido, sobre la incomunicación y sobre el miedo al amor que surgió en gran medida durante el montaje. “Hubo muchas cosas que surgieron en montaje y tuvimos que encontrar cómo conectar. Fue muy bonito” decía Sardà, añadiendo que fue “un proceso bastante conjunto (con Irene)” ya que había muchas tramas y “fue un proceso de limar”.

La sesión termina con el cortometraje de animación Adiós, de José Prats, en el que, a través de tonos cálidos con muchos matices, una cuidada dirección de arte, diseño de las figuras, compuestas por fragmentos de tejidos, y animación stop motion y se habla de la soledad no deseada, la familia y cómo estos vínculos pueden asfixiarnos ante su ausencia.
Pedro, de 72 años, vive en un entorno rural árido con su perra Canela y su hijo Alex, quien pronto se irá a Inglaterra, donde ha encontrado trabajo como enfermero. Pedro muestra la tristeza y el miedo por su soledad inminente con silencio y rechazo hacia su hijo. Pero en su última cacería juntos, una repentina situación de vida o muerte les obliga a unirse y escucharse de nuevo.
Una sólida y conmovedora película de graduación de su director en la National Film and Television School del Reino Unido, quien ya contaba con una carrera consolidada en la industria con su trabajo para estudios reconocidos internacionalmente como el británico Aardman Animations (Wallace & Gromit).

El primer día del Certamen Nacional cierra así su programación, con una amplia variedad de formatos, géneros y visiones que se mantendrá en la programación del segundo día.






























