3,5/5 Cofres
Alfonso de la Rocha
Una de las películas más esperadas de este festival de San Sebastián fue, sin duda, Beautiful Boy. Un drama basado en dos libros (de Nick y de David Sheff), que cuenta una historia de drogadicción, frustración y de continuos reveses familiares.
Y decimos “una de las más esperadas” porque el ambiente, y la actitud, tanto dentro como alrededor del festival, durante los primeros días, así lo demostraron. La presencia de Félix Van Groeningen y de Timothée Chalamet ha sido un gran aliciente para ello. El joven actor de 23 años, que el año pasado interpretó Call Me By Your Name, está de moda, y se está ganando a pulso todas y cada una de las excelentes críticas que está recibiendo.
Su papel en la película es espectacular, a pesar de no ser nada sencillo encarnar a un personaje tan duro, y realista, como es Nick Sheff (el hijo que entra y sale constantemente del mundo de la drogadicción), y de la poca experiencia que carga a sus espaldas. Sin duda este es el comienzo de una gran figura de la interpretación internacional, cuya sombra va creciendo a pasos agigantados.
La trama narra la historia real que tuvieron que sufrir los Sheff, una familia, inicialmente feliz, con un buen nivel de vida, estudios y dotados de una gran educación; a la que las drogas azotó duramente. El hijo mayor, Nick, comienza a tontear con las drogas y posteriormente queda enganchado a elles, en especial a la metadona. De ahí en adelante todo serán problemas, sufrimiento y dolor para el chico y su entorno, siendo los padres los agentes colaterales más castigados por esta adicción.
En rueda de prensa, tanto Timothée, como Félix Van Groeningen (director de la película), han arrojado un mensaje de luz y claridad sobre este tema, en muchas ocasiones catalogado como tabú por la sociedad. Han hablado de la importancia de contar esta historia, para que se tenga conocimiento de ella, y así poder prevenir futuros posibles casos. Incluso Timothée llego a poner números encima de la mesa: “Creo que fueron 50.000 los fallecidos el año pasado en Estados Unidos, y es la principal causa de muerte, por detrás de accidentes de tráfico o violencia con armas”. Tratando de concienciar así a los espectadores más jóvenes de la película.
A pesar de la buena predisposición de los actores, y de la gran capacidad de dirección, que se le reconoce a Félix; la película en algunos tramos peca de ser repetitiva, entrando en un bucle, en el cual Nick recae, una y otra vez en las drogas de forma muy continuada.
Además, quizás pueda confundir un poco al espectador en cuanto a la temporalidad, ya que la película no sigue una línea de tiempo continua, va dando saltos de forma muy esporádica, de cuando Nick es un niño pequeño, a cuando es un adolescente, y viceversa; algo que puede no ser muy clarificador en ciertos momentos.
En definitiva, un gran mensaje, ejecutado por dos bestias de la interpretación, entre los cuales se intuye una gran química interpretativa.