“Coartadas” rodada en Tenerife y protagonizada por Jaime Lorente y Adriana Torrevejano, reinventa la farsa romántica con humor físico, guiños musicales y un reparto que lleva la historia al límite del caos.
En “Coartadas“, Martín Cuervo toma un punto de partida disparatado (una empresa dedicada a fabricar excusas perfectas para infieles, escaqueados profesionales y amantes del embrollo) y lo convierte en una comedia ágil y visual que no se limita a provocar carcajadas. También disecciona, desde la exageración y el ritmo, el frágil equilibrio sobre el que se construyen muchas relaciones contemporáneas.
Miguel, interpretado por un Jaime Lorente que se mueve con naturalidad entre la torpeza y el carisma, es el dueño de la aplicación Coartadas, una empresa que ofrece coartadas profesionales a quien esté dispuesto a pagar por ellas. Su vida cambia de rumbo cuando, tras uno de sus encargos (conducir un coche fúnebre), termina atropellando accidentalmente a Blanca (Adriana Torrevejano). El incidente, que apenas pasa de un dedo roto, se convierte en el punto de partida de un romance lleno de mentiras… y de inevitables consecuencias.
A partir de aquí, la película no avanza tanto en línea recta como en espiral. Cuervo juega con la estructura narrativa, introduce split screens que dividen la pantalla en momentos clave con una frescura absolutamente actual. La música también tiene un papel determinante. Nino Bravo aparece como un hilo conductor emocional y humorístico, y una de sus canciones se convierte en el cierre cómico-musical casi al borde de los créditos.
El humor gestual domina buena parte del relato. Leo Harlem, Llum Barrera, Antón Lofer, Ana Jara e incluso el propio Martín Cuervo (con una aparición como personaje secundario) completan un reparto que explota sus propias personalidades escénicas para dar vida a personajes tan distintos como reconocibles. Cada uno llega a la historia con su propio caos, configurando un mosaico de disparates que, paradójicamente, encaja con precisión. Entre ellos, además, aparece una inesperada participación de una figura conocida que añade un guiño para el espectador atento.
Pero el gran giro llega cuando Miguel conoce a los padres de Blanca. Lo que debería ser un momento solemne se hunde en la incomodidad absoluta al descubrir que el padre de ella es cliente habitual de Coartadas. La tensión entre la verdad y la mentira se hace entonces insostenible, especialmente porque Blanca es jueza, detesta el fraude… y Miguel ya ha construido sobre ella una montaña de excusas que amenaza con derrumbarse.
Rodada en Tenerife, la película aprovecha localizaciones luminosas y urbanas que contrastan con la doble vida del protagonista. El tono, informal y muy actual, conecta de inmediato con un público que reconoce en la exageración una versión humorística de problemas reales. Entre ellos, la falta de honestidad, los enredos sentimentales y la fragilidad de lo que intentamos ocultar.
Más allá del humor y del ritmo frenético, “Coartadas” deja un mensaje claro: la mentira es un terreno resbaladizo que, por muy seductor que parezca al principio, acaba cobrando factura. La película subraya que inventar excusas, identidades o situaciones puede salvar un momento, pero nunca una vida entera. Miguel representa ese intento desesperado de sostener una fachada, y su caída progresiva evidencia que las mentiras, como las coartadas que vende, tienen un tiempo limitado antes de que todo se derrumbe. Cuervo muestra, cómo la sinceridad termina imponiéndose y cómo, a la larga, ninguna relación, ni personal ni familiar, sobreviven al peso acumulado del engaño.
Adaptación de la comedia francesa Alibi.com, “Coartadas” conserva la esencia de la obra original, pero Cuervo la reinterpreta con un estilo propio, apostando por un humor que acompaña la historia sin devorarla. El resultado es un filme que entretiene, que se ríe de sí misma y que convierte el engaño en materia prima para un espectáculo construido con ritmo, gestos y música.
La película llegará a los cines españoles el 5 de diciembre, dispuesta a demostrar que, a veces, las mejores coartadas se encuentran en la sala de cine.
