Alfonso de la Rocha
El largometraje argentino, dirigido por Juan Vega, ha sido el encargado de abrir el Festival Internacional de San Sebastián 2018
La película, protagonizada por Ricardo Darín y Mercedes Morán (Marcos y Ana), ha tenido una acogida excelente y ha sabido cautivar a la crítica; la sencillez, la cercanía que transmite, y la habilidad para empatizar con los personajes principales, han sido las claves para lograrlo.
Desde el minuto uno, un primer plano de Ricardo hablando directamente al espectador, hace que la conexión emocional sea instantánea. Además, dicha conexión se acentúa con la siguiente escena, una despedida familiar hacia su hijo, cargada de melancolía, y que supondrá el inicio de todos sus problemas.
Ante el abatimiento que supuso la marcha de Luciano (su hijo), la impericia de poder desarrollar su vida en pareja, por mucho que lo procuraran, la tentación de la infidelidad y el anhelo por vivir nuevas experiencias, les lleva a separarse; lo que dejará un peculiar entramado que irá saltando de drama a comedia a lo largo de la película.
Problemas existenciales e intimistas, el hilo conductor de la trama
La gran complicidad interpretativa de Ricardo y Mercedes
Otro de los puntos fuertes de la película es la gran química interpretativa, y la afinidad, que muestran los dos protagonistas. En la película se les ve reír, llorar, momentos buenos y malos… siempre con una tremenda complicidad que te hace meterte más de lleno en la historia. Incluso Mercedes Morán ha llegado a declarar en rueda de prensa: “Trabajar con Ricardo hace fácil lo imposible, me siento muy segura a su lado”.