El 20 de junio se estrena Bajo un volcán, una película que muchos tacharán de irrespetuosa

Aparentemente Bajo un volcán se presenta como una película de acción cuyo contexto se remonta a la erupción del volcán de Arenas Negras (Tenerife) de 1706. Esta historia de ficción comienza planteando una posible reactivación de dicho volcán y presenta a unos protagonistas que se preparan para ello. Sin embargo, la película se convierte en un romance fuera de lugar donde los dos mayores expertos en la materia, el capitán de la UME Mario Torres (William Levy) y la vulcanóloga Dani (Maggie Civantos), están más pendientes de jugar al gato y al ratón que de detener esta catástrofe.
Erupción en La Palma
Aunque Bajo un volcán se desarrolla en Garachico, un pueblo en la costa este de Tenerife, es imposible ver esta película sin acordarse de los trágicos acontecimientos de la erupción en La Palma en 2021. “Lo alejamos de La Palma para que fuera una ficción totalmente nueva. Hay que decir que por suerte, en La Palma, no hubo que lamentar bajas humanas. Sí que desperfectos materiales, que son un problema por supuesto, pero lo hemos tratado con mucho respeto en ese sentido”, ha respondido el director Hugo Martín Cuervo a la pregunta de si en algún momento se planteó si era muy arriesgado hacer una historia de amor dentro de un contexto que a muchos les remueve por lo vivido en la isla.

El problema de Bajo un volcán no es que sea una historia sobre una posible erupción, sino que este tema tan sensible se diluya hasta convertirse en un mero contexto que solo sirve para generar conflicto entre los protagonistas. Esta película podría haber sido una carta de amor para todos aquellos que sufrieron las consecuencias del desastre de 2021. Sin embargo, su trama se adapta al molde del contenido de Netflix para convertirse en una historia cliché de enemies to lovers. “La peli tiene esta cosa buena de que ha tocado muchos palos, muchos géneros y se aligera y se encamina para que las cosas salgan bien”, ha sostenido el director en la rueda de prensa.
Enemies to lovers
Enemies to lovers es un término anglosajón que se emplea en aquellas historias donde los protagonistas al principio de la misma se llevan fatal, pero acaban enamorándose. Esto es lo que ocurre entre Mario y Dani, dos personajes muy estereotipados cuya tensión acaba resolviéndose a la media hora de película. Por un lado está Mario Torres, el capitán de la Unidad Militar de Emergencias. Es un tipo al que le gusta seguir las normas, con gran encanto y cuyo valor parece recaer únicamente en su aspecto. Su valentía queda relegada a segundo plano opacada por su atractivo físico. Por otro lado, se encuentra su opuesto, la doctora Dani, una vulcanóloga rebelde, solitaria e incomprendida por los militares.
“Tuve miedo de que (Dani) pudiera caer mal porque al final es la que rema en contra de todo y la que se enfrenta a ese Capitán Torres, que es el héroe. Ella es un poco la anti-heroína, al principio. Al final no, pero se opone al más querido de la historia”, ha confesado la actriz Maggie Civantos, la coprotagonista de Bajo un volcán. Dani es la única que cree que el volcán puede volver a erupcionar, lo que le lleva a un conflicto constante entre la UME y las autoridades políticas del pueblo.

Dani “es un personaje que se mueve bastante por la pasión y por la fe en lo que cree. Si lo interpretaba desde ahí era el punto a favor para poder suavizar la otra parte que la tenía en contra. Y luego a mí me parece que la rebeldía siempre es algo atractivo. Es un personaje que se opone al sistema y a mí personalmente me atraía mucho interpretar esto”, ha reflexionado la actriz. Precisamente “el sistema” compuesto por todos los militares y expertos integrantes de la UME es otro de los grandes protagonistas.
Los personajes secundarios
Junto al capitán Torres, están sus compañeros de la UME interpretados por Adriana Torrebejano, Elia Galera y Antón Lofer. El personaje de Adriana Torrebejano es la mejor amiga del capitán. Tienen una relación muy cercana porque llevan mucho tiempo trabajando juntos. Sin embargo, el desarrollo de este personaje es muy pobre. No tiene historia propia, no sabemos nada de ella. Este personaje únicamente está en la película para ser el confidente del protagonista. Todas las conversaciones que tienen giran en torno a si a Mario le gusta o no Dani. Es una pena que no tenga una capa más de profundidad ya que la actuación de Torrebejano es de lo mejor de la película.
Antón Lofer tiene un papel mucho más estereotipado. Es el gracioso y el torpe del grupo. Un militar novato, que tiene ganas de aprender de sus compañeros, pero que constantemente dice o hace cosas desacordes a la situación. Aún así, sus pequeñas intervenciones cómicas merecen la pena. Puedes identificarte con él al ser el único que realmente tiene miedo al volcán. Lofer defiende muy bien este personaje, aunque no es de extrañar, ya que además de actor es creador de contenido de humor en redes sociales.

Elia Galera es la sargento de la UME, uno de los altos cargos. Debería ser un personaje que tiene iniciativa. Un personaje con experiencia y sabiduría suficiente para saber cómo actuar o por lo menos para intentar buscar soluciones en momentos de crisis. Sin embargo, parece ser la más inexperta de la UME. En vez de pensar posibles planes a ejecutar en caso de emergencia, la UME se dedica a ir al bar del pueblo. El dicho de “más vale prevenir que curar” no parece importar a estos militares porque están seguros de que el volcán no va a despertarse.
En este contexto, es inevitable no acordarse de la mala gestión política existente del desastre de la DANA en Valencia. Bajo un volcán podría haber sido un alegato en favor de la UME y una crítica hacía la administración política si hubieran mostrado a unos personajes que se dejan la piel por el pueblo de Garachico. Sin embargo, todo el tema de la erupción del volcán de Arenas Negras se trata de una manera muy naíf y con una resolución final que deja mucho que desear.
Sobre la producción de Bajo un volcán
La producción de Bajo un volcán ha sido posible gracias a la colaboración entre Secuoya Studios, Álamo Producciones Audiovisuales y William Levy Entertainment (la productora del protagonista) para el servicio de streaming hispano Vix. Netflix y RTVE también han participado en la producción, mientras que Beta Fiction Spain es la encargada de la distribución. Aunque aún no se conoce la cifra exacta, probablemente la presencia de estas grandes entidades ha dotado a la película de un elevado presupuesto, el cual es muy necesario para alcanzar con realismo el ambiente de catástrofe natural.

“Por suerte rodamos prácticamente todo, excepto los interiores del helicóptero, en localizaciones naturales y reales. Para todo lo que es la lava, tuvimos que coordinarnos muchísimo con efectos visuales para que el plano lo reflejara. Ha sido un montón de trabajo y luego un montón de meses de postproducción para obtener el resultado final, pero yo creo que ha quedado muy chulo”, ha explicado el director Martín Cuervo.
El equipo de la película se trasladó a Garachico, el pueblo real de Tenerife en el que se ambienta el largometraje. Esto es un gran punto a favor de la película, no solo por las deducciones fiscales que la producción haya podido obtener gracias a grabar en las Islas Canarias, sino porque dota de mucho realismo al filme. Esta decisión junto con la acertada paleta de colores terrenosos y junto con el reparto coral lleno de mujeres son, sin duda, los elementos más destacables de Bajo un volcán.
Conclusión
En definitiva, Bajo un volcán es una película que, pese a contar con un contexto histórico y emocionalmente potente, termina desaprovechando su potencial al relegar la amenaza volcánica a un segundo plano y centrar su relato en una historia romántica predecible y llena de clichés. Aunque el trabajo de producción y el esfuerzo visual son notables, la película no logra sostener el peso de la tragedia real que, aunque se haya querido evitar directamente, inevitablemente sobrevuela toda la cinta. Lo que podría haber sido un homenaje a la resiliencia de quienes vivieron la erupción de La Palma, se convierte en un producto más del entretenimiento de Netflix, donde la catástrofe es solo el decorado para un romance poco creíble.