Analizamos La Luna, un cortometraje sobre el paso del trabajo en las generaciones y en el tiempo
Alba Blanco
Los trabajos generacionales pueden mostrarnos la evolución de toda una época. La Luna, cortometraje de animación producido por Pixar y distribuido por Disney, habla sobre ello. Sobre los trabajos que pasan de una generación a otra y sobre como el tiempo se sucede con el transcurso de los mismos. Escrito y dirigido por Enrico Casarosa, La Luna nos cuenta la historia de un niño pequeño que acompaña a su abuelo y a su padre a trabajar. En una profesión que estos dos últimos llevan ejerciendo desde hace años: barrer las estrellas que caen de la Luna. Onírico, ¿verdad?
En la historia, el papá del pequeño le tiende la mano a su hijo para que suba a través de unas largas escaleras hacia la Luna. Esa bola brillante y aparentemente solitaria que nos vela los sueños cada noche. Cuando el niño llega a la Luna la escena es sencillamente preciosa. Bajo la tupida música de Michael Giacchino, vemos una luna cubierta de estrellas brillantes, que los personajes tendrán que limpiar. El sonido de las estrellas al paso de los personajes es casi tan perfecto como sus voces incomprensibles. Pero no hace falta entender el idioma, las imágenes hablan por sí solas.
Evolucionar no significa olvidar
El abuelo y el padre del pequeño discuten constantemente sobre cómo el niño debe recoger las estrellas. Uno usa una herramienta similar a una escoba, otro emplea una escoba algo más ancha. Ninguno quiere que el muchacho use un método que sea distinto al de ellos. Este es el paso de las generaciones. Algo ha cambiado, aunque el propósito sea el mismo: limpiar la Luna de brillantes y tintineantes estrellas.
Mientras el padre y el abuelo discuten, una enorme estrella cae del espacio y aterriza en la Luna. Ellos siguen discutiendo, pero el niño da con la clave. Coge un martillo y, dándole un golpecito a la gigante estrella, empiezan a saltar miles y miles de estrellas pequeñas. Todo acaba en risas. Padre y abuelo entienden que no hay nada de malo en cambiar. En evolucionar. Cada uno continúa con el trabajo siguiendo su propio camino.
Cuando los personajes bajan de la Luna, el espectador entiende en qué consiste su trabajo. La Luna que veíamos llena, pasa a ser una luna menguante. La Luna tal y como la conocemos lo es porque tres maravillosos personajes, de diferentes generaciones, la limpian todas las noches. No importa el paso del tiempo, cuánto creamos que todo ha cambiado. No importa el miedo a evolucionar. Esto siempre nos traerá algo bueno. El cortometraje está disponible en Disney +.