El 12 de abril de 2024 llega a los cines la primera película creada y dirigida por Dev Patel, con Jordan Peele como productor
Siempre insipra curiosidad cuando un actor reconocido en la industria decide dar el paso a la dirección. El londinense Dev Patel (Skins, Slumdog Millionaire, Lion) ha decidido lanzarse a la piscina de lleno, tomando el rol de guionista, productor, director y protagonista. A este proyecto se suma el nombre de Jordan Peele, director de éxitos como Get Out (2017) y Us (2019) y fundador de Monkeypaw Productions, productora del debut de Patel. El resultado de esta apuesta es Monkey Man, una película de acción que trata la venganza desde todos sus matices.
Estamos en los bajos fondos de India. Kid (Dev Patel), un joven sin recursos ni ambición, se gana la vida como puede dejándose machacar por las noches en un garito de peleas bajo la máscara de un mono. Su vida solo cobra sentido cuando decide infiltrarse en las altas esferas de la política india para vengarse de aquellos que arruinaron su vida para siempre.
Monkey Man es toda una experiencia, empezando por su apartado visual. El montaje, frenético pero inteligente, nos embute en el universo de Kid, acompañado de una fotografía que cuenta a través de los colores y la luz las emociones de los personajes y la situación dramática en la que se encuentran en cada momento. Las secuencias de acción, protagonistas sin duda dentro del film, no solo están muy bien conseguidas sino que destacan dentro de su propio género. La crudeza y el brutalismo van subiendo de nivel durante el metraje hasta alcanzar un clímax donde vemos a la verdadera bestia Hanumân.
Sin duda, Dev Patel ha pisado fuerte como director, dándonos un film con una atmósfera única y una identidad propia. La historia rehúye los clichés más anticuados del género de acción, pero recurre a sus diferenciadores de estilo de modo que engrandezcan la película. El guion también aprovecha al máximo su potencial y pone sobre la mesa todas las capas de su conflicto, abordando temas como la lucha social, la corrupción de la fe y la brutalidad policial. La crítica está presente constantemente de maneras más y menos evidentes, aportando matices y valores más allá de la artificiosidad propia de su género.
El misticismo y la presencia de la mitología hindú son claves en la trama. Kid debe aprender que su fortaleza está en encontrarle un sentido a su lucha, y a no dejarse devorar por el dolor. Las leyendas de los antiguos dioses y el camino a la fe son claves tanto a nivel dramático como en el imaginario de la película.
En definitiva, Dev Patel demuestra ser una gran promesa como director, poniendo todo de sí en un proyecto lleno de fuerza y voz propia. Su absoluta entrega, junto con la del resto del reparto y el equipo técnico, sin duda se refleja en el resultado final del film. Una película arrolladora y atrayente que atrapa al espectador y lo mantiene absorto en el universo de Monkey Man de principio a fin.
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