El director de Ocho apellidos vascos estrena su nueva película en la Sección Oficial del Festival de Málaga
Prime Video no deja de apostar por el cine español, especialmente por su vertiente más humorística. En este sentido, una apuesta más que segura es Emilio Martínez-Lázaro, director del fenómeno Ocho apellidos vascos y su secuela Ocho apellidos catalanes. En la 27 edición del Festival de Málaga nos ha sorprendido con una historia sobre dos asuntos especialmente actuales: las políticas sociales de izquierdas y la España vaciada.
Martínez-Lázaro vuelve a abordar la premisa del “pez fuera del agua” con el personaje de Quique (Lalo Tenorio), un joven militante de un partido que aboga por políticas a favor de la tolerancia, el feminismo la sostenibilidad… Desde su sede en Madrid participa en todas las actividades del partido de la mano de su novia, Lina (Macarena García).
La vida de Quique cambia radicalmente cuando el jefe de su partido, interpretado por Paco León, decide que debe expandir las políticas del partido en un pequeño pueblo de Teruel. Quique acepta convencido de que lo primero el partido, aunque en realidad todo se trata de un plan de Lina y su jefe, que están liados en secreto.
Ahora Quique se encuentra en un pueblo de la España vacía, rodeado de vecinos que se mofan de todas sus iniciativas. Su única aliada es Lourdes (Berta Vázquez), la camarera del bar, que intentará aconsejarlo para ganarse poco a poco la opinión pública. Con su ayuda, Quique buscará convertirse en el alcalde de La Cañada y demostrar que sus lugareños tienen mucho que aprender de las nuevas políticas… Y, con suerte, conseguirá ganarse de nuevo el corazón de Lina.
La película, basada en la novela homónima de Daniel Gascón, nos presenta una retahíla de personajes a cada cual más disparatado. Por un lado tenemos a los otros miembros del partido de Quique, que van reapareciendo en la película. Por otro, los inigualables vecinos de La Cañada, donde contamos además con grandes leyendas de nuestro cine como Tito Valverde, Miguel Rellán y Vicente Gil. Con este fabuloso reparto obtenemos un esperpéntico a la vez que tierno ecosistema de lugareños que le harán la vida imposible a Quique.
Convencer a los vecinos de la importancia de medidas ecológicas y sostenibles en un pueblo de la España vaciada resulta tronchante. Gran parte del mérito lo tiene la carisma de Lalo Tenorio. Nuestro protagonista capta a la perfección la esencia de ese modernito urbano que presta más atención a los términos con los que habla que a la resolución de problemas.
La película consigue hacer humor de esas políticas demasiado coloridas en papel y poco útiles en la práctica con elegancia, haciendo sátira sin llegar a lo casposo. Lo mismo ocurre con el prisma de los anticuados vecinos de La Cañada y su visión del mundo y la política. Todos los personajes de la película van aprendiendo unos de otros, comenzando en definitiva a expandir sus miradas y a dejarse aconsejar.
Uno de los personajes más fundamentales es el que interpreta Berta Vázquez. Lourdes es la verdadera voz de la razón en la historia. Es capaz de ver la hipocresía en la polícia de Quique a la vez que reconoce los problemas de La Cañada. Sin ella el conflicto no se habría podido resolver, ni tampoco la vida amorosa de Quique, del que empieza a enamorarse poco a poco. Vázquez nos presenta un personaje firme a la par que cariñoso y carismático, sin duda uno de los grandes aciertos de la película.
Un hipster en la España vacía nos asegura una comedia blanca y apta para toda la familia, con grandes actores y su corresponiente final feliz. Una trama chocante, secundarios memorables y escenas pintorescas que aseguran sacar más de una carcajada al público general. Martínez-Lázaro no pierde la esencia, y sin duda esta película será bien recibida por la audiencia de Ocho apellidos vascos.
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