Mireya Santiago
El pasado 22 de septiembre, Río de Janeiro celebraba el Orgullo LGBT a expensas de la censura por parte del gobierno. Protestaban así contra las medidas llevadas a cabo por el presidente, Jair Bolsonaro, el gobernador Wilson Witzel, y el alcalde de la ciudad, Marcelo Crivella. Algunas de ellas, el veto a los patrocinios estatales de toda producción cinematográfica de temática lgbt o la retirada del turismo lgbt del Plan Nacional de Turismo.
Además, el alcalde Crivella había vetado un libro por su portada, donde aparecían dos adolescentes besándose. No es la primera vez que da declaraciones homófobas. La corte suprema de Brasil, máximo tribunal, rechazó el veto.
Miles de personas desafiaron a la lluvia y se concentraron en la ciudad brasileña de Rio de Janeiro, bajo el lema Por la democracia, libertad y derechos: ayer, hoy y siempre. Se cumplían además, 40 años de esta multitudinaria celebración en Brasil. Banderas LGBT, música, discursos reivindicativos y duras críticas a los gobernantes que buscan callar a esta parte de la ciudadanía.
Ahora tenemos que unirnos. Mi mensaje es que nos unamos, protejamos a los amigos y luchemos para ser felices y amar.
Esta marcha ha llegado tres meses después de la celebrada en Sao paulo, una de las más grandes del mundo, con más de tres millones de personas.
Los datos hablan sobre la situación
Un informe de Grupo Gay de Bahía (GGB), organización que busca defender los derechos del colectivo LGBT en Brasil, apuntaba en 2018 un total de 420 muertes del homosexuales y transexuales. La cifra sube notablemente desde 2011, donde se registraron 130.
Dentro de este colectivo, son los gays el 39% de victimas afectadas. Las personas transexuales van después, con un 36%. Las lesbianas ocupan un 12%, mientras que los bisexuales son el 2%.
Además, el informe de GGB relata los casos reales de homofobia y transfobia del país. Y propone medidas que el gobierno debería llevar a cabo para erradicar este tipo de violencia, como la educación sexual en las aulas o leyes para criminilizar estos actos. Cosa que con el gobierno de Jair Bolsorano ha ido llevado atrás. Ya que ha eliminado a la población LGBT de las políticas de derechos humanos.