El cambio de sonido en Modern Dread lleva a la británica hasta límites que no había rozado
Hilario Martínez
Quien conozca a Denai Moore sabrá que nunca ha sido una artista de demasiados adornos. Sin embargo, Modern Dread es un giro inesperado en su discografía. Con unas bases tiznadas de electrónica, Moore se adentra en un cambio de imagen que bien puede apreciarse en la portada de esta nueva propuesta. Es decir: Denai Moore se reinventa en Modern Dread. Alejándose de la tendencia actual que recientemente han explotado muchos otros, la británica busca su propio hueco.
Este tercer disco no es una producción de escucha fácil. Es más, bien podría decirse que se trata de un álbum al que hay que ir cogiendo cariño poco a poco. La primera vez que se da al play, uno no sabe si está ante una propuesta que le encanta o que pasa tímidamente desapercibida. Sea como sea, temas como Fake Sorry o Cascades se quedan para ser tarareados. Y justo esa es la magia de Denai Moore: pulular entre el folk y el soul y no ser una cantante de consumo rápido.
Madurez artística
Atrás quedó la chica de las flores o del paisaje en llamas. Ahora, la británica de raíces jamaicanas da vida a su pelo y regala un disco maduro, tiznado de matices de géneros que hasta ahora no había rozado y cargado de letras honestas y personales. Don’t Close The Door y Motherless Child son otros dos temas que hay que destacar. Aunque, realmente, se trata de un álbum que tiene que escucharse de principio a fin para poder conectar con él.
Quizá Moore no sea todo lo conocida que debería. Quizá también quien la escuche debe ver sus últimos videoclips para adentrarse en un mundo completamente personal. Con recursos modestos pero increíbles y una evolución bien justificada, Denai Moore se reinventa en Modern Dread. El nivel creativo que ha alcanzado esta vez bien parece el perfecto punto de partida para una artista que acaba de descubrirse a sí misma.
Nota final para Modern Dread de Denai Moore: 71/100
